Empezando a analizar el teletrabajo. Posibilidades y límites. Qué deberían hacer las empresas

El concepto de «teletrabajo» hoy está muy presente en las conversaciones y, bastante menos, en la realidad de los argentinos. Pero en AgendAR creemos que la pandemia ha acelerado un proceso que irá creciendo con el tiempo en muchas actividades. En la educación, en trabajos administrativos y profesionales… Pero en la práctica todavía deben superarse muchos obstáculos. Esta nota reciente de Sebastián Davidovsky recopila estudios realistas sobre el tema:
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«La cuarentena -el aislamiento obligatorio- obliga a explorar, como nunca antes, la posibilidad de realizar los trabajos a distancia. Hacer «home office» o teletrabajar . Sin embargo, esta modalidad no es accesible en todos los casos. Hoy, ni siquiera en la mayoría. Eso lo dejan en claro dos estudios de abril que hicieron un análisis para entender cuáles son las condiciones para trabajar a distancia en el país.
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Tanto el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) y el Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) coinciden que apenas poco más de un cuarto de los empleos pueden hacerse de igual manera en una modalidad que evite ir a la oficina tradicional. En el gobierno manejan números similares.
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En «Oportunidades y Límites del Teletrabajo», de Cippec, Ramiro Albrieu , el autor, explica que en la Argentina, sin el aislamiento social obligatorio, trabajaban desde su casa el 8 % de los asalariados e independientes. Y que solo el 3 % de las empresas brindaban posibilidades de teletrabajo.
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El potencial de realizarlo, depende de estos dos factores fundamentales: que las compañías transformen su aparato productivo, y que a la vez los empleados tengan la disponibilidad en su casa. Aún así el potencial de hacer «home office» es limitado: solo alcanzaría a menos de un tercio de la población. Por ejemplo: según CIPPEC en el 40 % de los trabajos es crítica la presencia física y «no tiene forma de hacerse remota», describe.
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Por su parte, el del CEDLAS, de la Universidas Nacional de La Plata («El Impacto Asimétrico de la Cuarentena») realizado por Cristian Bonavida Foschiatti y Leonardo Gasparini , manifiesta que «solo el 26% de los ocupados podría continuar sus actividades laborales desde el hogar. El 74% restante de los trabajadores está actualmente empleado en ocupaciones en principio incompatibles con esta modalidad». Y agrega: «Las ocupaciones menos compatibles con el teletrabajo están caracterizadas por una mayor proporción de trabajadores informales y cuentapropistas, con niveles de educación, calificación y salarios más bajos».
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Por región
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) es donde se registra el índice más alto de potencial de teletrabajo: casi la mitad de los ocupados puede realizar su trabajo en la esfera digital. En términos de magnitud destaca el aglomerado de partidos del gran Buenos Aires: allí, de un total de casi 4,5 millones de trabajadores, unos 3,8 millones realizan ocupaciones que requieren sí o sí la interacción física, analiza el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec).
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Oficina hogareña para algunos
Ambos estudios señalan ventajas estructurales para que algunos sectores se queden en su casa trabajando. A más ingresos, por caso, mayores posibilidades. «Como es de esperar, la distribución por grupos de ingreso es asimétrica: para el decil más alto (de mayores ingresos), aproximadamente uno de cada dos trabajos puede ser realizados desde el hogar, mientras que para el decil más bajo es uno de cada diez«, señala Cippec. «Continuar desarrollando el trabajo desde el hogar es muy diverso entre ocupaciones y no es viable para la mayoría de la población ocupada», describe el texto de Foschiatti y Gasparini (Cedlas). Y agrega, en sintonía con Albrieu: «trabajadores en promedio mejor remunerados presentan mayor posibilidad de evitar interrumpir involuntariamente su actividad laboral».
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Según las actividades
El teletrabajo no es para cualquier actividad. Algunos sectores tienen mayor potencial, como los sectores de Actividades Financieras y Seguros, Información y Comunicación, Enseñanza, Científicas y Técnicas (60%), explica Cippec. «En contraste, las ramas donde las actividades no son fácilmente trasladadas al mundo virtual son: Agricultura, Ganadería, Caza, Silvicultura y Pesca, Industria Manufacturera,Transporte y Almacenamiento, Actividades administrativas y Servicios de Apoyo, y por supuesto, Construcción y Personal Doméstico», señala Albrieu en su texto.»
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VIALa Nación