Proponen un dispositivo de rayos UV desarrollado en da Universidad de Rosario para eliminar los virus en un ambiente

Cinco ingenieros egresados de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNR desarrollaron un artefacto basado en tecnología de radiación ultravioleta, al que plantean como capaz de eliminar el 99% de virus de cualquier ambiente.

La radiación elimina todos los virus del ambiente en menos de 25 minutos, afirman. Y lo hace por medio del «Darpas «(dispositivo argentino de remoción de patógenos en áreas de salud). Lo consideran un método más eficaz para la eliminación del virus en zonas de riesgo, como hospitales, colectivos y áreas públicas, porque la radiación ultra violeta desintegra al organismo desde su ADN/ARN.

Se trata de un artefacto móvil electrónico que consta de un mástil vertical montado sobre una base con ruedas de gran diámetro. La unidad está preparada para el uso diario y, al mismo tiempo, es fácil de manejar.

Uno de los desarrolladores de este dispositivo, el ingeniero industrial egresado de la UNR Maximiliano Uranga, describe las ventajas principales que tiene frente a otros métodos de desinfección: elimina el 99% de virus, bacterias, hongos y esporas del ambiente en menos de 25 minutos; no requiere que una persona se exponga para la desinfección dado que se maneja de forma remota y no utiliza productos químicos, por lo que no genera residuos. “Esto garantiza un ahorro económico y de tiempo”.

A diferencia de los métodos químicos de desinfección de áreas y superficies, la radiación UV proporciona una inactivación rápida y eficiente de los microorganismos mediante un proceso físico. Cuando las bacterias, virus, hongos y los protozoos se exponen a las longitudes de onda de la luz UVC, su ADN/ARN se ve dañado y ya no pueden replicarse.

El uso de esta radiación no requiere almacenamiento ni manipulación de sustancias químicas tóxicas o corrosivas, lo que representa un beneficio para la seguridad del personal de limpieza de los centros de salud o los operarios de las plantas y la población circundante. Y al tratarse de un proceso físico, los patógenos no son capaces de generar resistencia a la desinfección.

Asimismo, la calidad de la aplicación no depende de la buena práctica del personal de limpieza, debido a que la luz UVC hace todo el trabajo y no genera ningún subproducto nocivo, irritante o potencialmente carcinógeno que pueda afectar a la persona o que habite los ambientes donde se aplicó. El proceso no produce ozono ni contaminantes secundarios y las salas donde se lleve a cabo se pueden volver a ocupar inmediatamente después del tratamiento.

“Este tipo de desinfección es muy eficaz en la inactivación de una gran diversidad de microorganismos, incluidos patógenos resistentes al cloro como Cryptosporidium”, explica Maximiliano Uranga y agrega: “Prácticamente no quedan espacios sin desinfectar en el área donde se aplica la luz UVC dado a que los rebotes de la misma en las superficies claras permite que esta alcance los rincones más difíciles en una limpieza tradicional”

Los profesionales egresados de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNR ya trabajaban con esta tecnología pero para la desinfección de agua para consumo. Cuando comenzó la pandemia la adaptaron, con el aporte de médicos y farmacéuticos de la Universidad, para que pueda utilizarse en diversos ambientes.

El objetivo de este proyecto, según afirma Uranga, es realizar un aporte innovador a la sociedad. La idea es proteger en primera instancia a las personas en hospitales, sanatorios y centros de salud porque son los que más expuestos están al riesgo de contagio. “Si el virus sigue estando en el ambiente, se va a seguir propagando. Dado que el coronavirus, según se estima, puede vivir hasta 9 días en metales y plásticos, es fundamental hacer una desinfección del ambiente de forma eficaz para eliminarlo completamente”.

El prototipo final ya está disponible en el mercado. Hace tres semanas se lanzó una campaña de financiamiento colectivo a nivel de Latinoamérica para donarlo a hospitales de Rosario.

Actualmente el equipo está desarrollando otra innovación llamada Darpaflow que consiste en un extractor que toma el aire del ambiente contaminado, lo pasa por un filtro de luz UVC y lo libera limpio al ambiente.

Observaciónes de AgendAR:

En nuestra opinión, el desarrollo del Darpas puede ser un sistema inteligente y rápido de bajar la carga viral de un ambiente, pero difícilmente llegue al 99%: el número real depende mucho de la topografía de cada ambiente, o del variable contenido acuoso de las distintas partículas virales.

Nuestra explicación: la región C de la luz UV es la de mayor energía. Es sumamente destructiva para el ADN o el ARN viral pero de modo indirecto, por la radiólisis del agua: ésta se disocia en radicales libres que a su vez atacan los genes por reacciones químicas generalmente hiperoxidativas. Un hongo o una bacteria generalmente viene con una carga de agua interna propia, salvo especies que forman esporas casi indestructibles, como el Bacillum anthracis, capaces de desecarse casi totalmente y sobrevivir años temporalmente inactivadas.

Pero los virus no son bacterias, sino cosas más simples. Algunos no tienen suficiente agua dentro de sus cápsides como para garantizar una radiólisis a fondo. En parte, esto es lo que le da a los virus de la poliomielitis 1,2 y 3, que son enterales, su enorme resistencia en ambientes abiertos y sometidos al ultravioleta A y B del sol. Nos parece buena la idea de atacar los virus con ultravioleta C, mucho más energético que el A y el B, pero creemos que en el caso del SARS CoV-2 la capacidad del dispositivo Darpas para eliminarlo debería ponerse a prueba como parte de un proceso de certificación por el ANMAT, si este aparato va a ser usado en hospitales, y del INTI si se destina a otros fines (oficinas y ambientes industriales).

El otro problema son las distancias y las sombras. El aparato Darpas exhibido en la foto tiene la estructura de un faro: un poste donde su monta una lámpara. La física dice que la intensidad de iluminación disminuye al cuadrado según la distancia entre la lámpara emisora y la superficie iluminada, de modo que la dosis esterilizante no es pareja, y máxime en un ambiente de gran tamaño.

El problema de las sombras es más complicado: la luz viaja en línea recta. Si la fuente de UVC no se desplaza en horizontal o vertical, y si es una sola, habrá fatalmente rincones y otras zonas no iluminadas directamente, pero que además no reciban una dosis suficiente de UVC reflejado por superficies planas y claras que hagan de espejo; y los casos frecuentes son: bajo la heladera, bajo el horno, etc. Las superficies oscuras o con demasiado relieve, según la física, absorberán la radiación o la reemitirán como inofensivo infrarrojo.

Con una única lámpara emisora fija, el Darpa parece, «prima facie», un buen modo de eliminar rápido y bien los virus depositados en superficies bien a la vista y no muy alejadas. Pero el trabajo de esterilización de detalle (en rincones y bajo muebles), necesitaría de varias lámparas auxiliares desplegables, que habrá que disponer de modo planificado para que no queden lugares sin una dosis de UVC adecuada.

Hacemos estas salvedades porque, como industrialistas nacionales, la idea básica nos gusta, y nos gustaría también que este aparato pueda venderse en hospitales argentinos y del exterior.

En cuanto al Darpaflow, como sistema de esterilización de aire, nos parece inobjetable «per se», y nos gustaría que tenga una certificación del INTI y/o del ANMAT, según su destino.

VIAUNR