Un reclamo por el plan «Conectar Igualdad» y la industria informática nacional

«Queremos el relanzamiento del Conectar Igualdad» pide un senador nacional por Tierra del Fuego. “Tenemos la capacidad instalada, y los hombres y mujeres para llevar adelante este tipo de fabricación”.

El senador Matías Rodriguez participó de una teleconferencia con el ministro de Desarrollo Productivo de la Nación, Matías Kulfas, en donde le solicitó que se impulse nuevamente el Programa “Conectar igualdad”.

La intención es que las plantas fueguinas vuelvan a fabricar computadoras portátiles que luego sean entregadas de manera gratuita a los alumnos en las escuelas, como se lanzó en 2010 por parte del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

“Tenemos la capacidad instalada, y los hombres y mujeres para llevar adelante este tipo de fabricación, por eso le solicito que considere el polo tecnológico de Tierra del Fuego”, le manifestó el senador Rodríguez al ministro Matías Kulfas.

Esa posibilidad fue planteada en referencia al Programa Conectar Igualdad, que fue parte de la reunión virtual de la Comisión de Economías Regionales y Pymes del Senado de la Nación.

El senador fueguino recordó que en los años del gobierno de Cristina Kirchner el Programa Conectar Igualdad entregó 5 millones de computadoras. “Mi provincia tuvo la capacidad de fabricar cerca del 80% de las computadoras entregadas. Por eso, queremos que el relanzamiento de esta política pública, que puso en valor la industria nacional, sea desde de Tierra del Fuego”, dijo el parlamentario.

Matías Rodríguez sostuvo que “en el marco de esta pandemia, los argentinos y argentinas hemos sido golpeados de varias maneras. Pero en cuanto al uso de las tecnologías, se ha notado claramente el crecimiento de la brecha digital. Según el último informe del INDEC, el 41 % de las familias argentinas no tienen ninguna computadora en sus casas y, lo más preocupante aún, es que el 56% de los jóvenes en edad escolar, tampoco tienen”.

“La pandemia puso en claro la importancia del rol del Estado para garantizar el acceso a la tecnología. Argentina logró, en su momento, números históricos respecto al acceso de computadoras en las familias, pero la gestión de Mauricio Macri, llevó adelante un vaciamiento del programa y un ensanchamiento de las diferencias sociales y tecnológicas entre los adolescentes de nuestro país”.

Para finalizar su intervención, Rodríguez destacó su confianza en “el trabajo que hará el equipo del Ministro Nicolás Trota (Educación) para fortalecer nuevamente este Programa y, a usted (Matías Kulfas), quiero transmitirle la voluntad y la convicción de que Tierra del Fuego puede ser una arista fundamental en este sentido”.

Observaciones de AgendAR:

Existe un prejuicio muy extendido -que comparten no pocos funcionarios nacionales- que la industria informática está concentrada en forma global en unas pocas empresas de altísima tecnología. Que lo que se puede hacer en Argentina se limita a ensamblar piezas, y que intentar cualquier otra cosa, sería, por lo menos, antieconómico.

(Este prejuicio se refiere al hardware, por supuesto. Es imposible negar que la Argentina tiene buenas condiciones para la producción de software. Que estén siendo aprovechadas o no, es otro tema).

En nuestra opinión, ese prejuicio es un error. Es cierto que producir para el mercado supercomputadoras, o aún celulares de alta gama, está hoy muy lejos de las posibilidades de las empresas argentinas. Pero el de esos productos no es el único mercado que existe, ni mucho menos. En realidad, los desarrollos de las firmas que hoy se destacan en el plano global, comenzaron por descubrir el «nicho» adecuado y saber explotarlo.

Creemos también que algo similar al plan «Conectar Igualdad» sería un buen comienzo. Computadoras portátiles, livianas, económicas, aptas para programas de aprendizaje y para el acceso al casi infinito mundo de la Red -aunque no sirvan para los «gamers»- llenarían una necesidad básica de muchísimos argentinos. Y hasta podrían ser exportables a la región y una variedad de países «emergentes».

Claro que depende también que los empresarios argentinos sepan aceptar el desafío.

VIAEl Diario del Fin del Mundo