Manuel Belgrano

El Gobierno declaró a 2020 como el «Año del General Manuel Belgrano». Nos gusta más pensar que es porque en él se cumplen 250 años de su nacimiento, y no los 200 de su muerte. Pero… lo segundo es costumbre entre nosotros.

En cualquier caso, Belgrano merece que lo tengamos presente, no sólo en los aniversarios. Porque desde 1794, cuando el Rey crea el Consulado de Buenos Aires y lo nombra Primer Secretario (Perpetuo), participó hasta su muerte en 1820 en todas las luchas políticas y militares de un mundo que moría y una nación que nacía.

Y en todo ese tiempo nunca se corrompió; nunca se aprovechó del poder para su beneficio personal o para su ambición de gloria, que, hijo de su siglo, la tenía.

Una de sus facetas, una muy importante, debe servir como inspiración de AgendAR. Porque aunque tomó las armas y libró batallas por la independencia e integridad de su Patria, fue ante todo alguien que estudió y trabajó para su desarrollo y la prosperidad de sus ciudadanos.

Es un lugar común decir que fue influenciado por los fisiócratas, y es cierto que leyó a Quesneay, como a Colbert y a Genovesi. Pero no repitió las lecciones de otros, sino que trató de pensarlas para las necesidades de su pueblo. Vale la pena repetir una de sus frases más conocidas:

Todas las naciones cultas se esmeran en que sus materias primas no salgan de sus Estados a manufacturarse, y todo su empeño en conseguir, no solo darles nueva forma, sino aún atraer las del extranjero para ejecutar lo mismo. Y después venderlas.

Y vale la pena tratar de que se cumpla.