(Este tipo de estudios los usualmente los publicamos en AgendAR en Ciencia y Técnica. Éste quisimos que apareciera también como parte de lo que dedicamos a la Producción. Porque el cambio climático en curso, las lluvias y las sequías, se ha convertido en un factor decisivo para grandes regiones de nuestro país).
La ocurrencia de fenómenos climáticos extremos en América del Sur es cada vez más frecuente. El calentamiento global impacta en la cantidad, duración, intensidad y magnitud de lluvias y sequías, lo que provoca efectos adversos en las actividades económicas y sociales y pone de manifiesto la extrema vulnerabilidad de muchas regiones del continente.
Para poder comprender y cuantificar fehacientemente estos eventos, un grupo internacional de investigadores reconstruyó, mediante el estudio de los anillos de árboles, las variaciones hidroclimáticas interanuales y decenales para la región de América del Sur comprendida entre el sur de Perú y Tierra del Fuego, de los últimos seiscientos años. Toda la información obtenida fue compilada en el Atlas Sudamericano de Sequía (SADA, por sus siglas en inglés), la primera colección hidroclimática con resolución anual de América del Sur.
“Por medio del análisis del ancho de los anillos de los árboles es posible conocer la historia climática de una región. El número de estos estudios, principalmente para la zona de los Andes se ha incrementado notablemente durante las últimas décadas, existiendo en la actualidad una red de más de 280 registros correspondientes a diferentes especies forestales de ambos márgenes de la Cordillera de los Andes”, declara Mariano Morales, investigador adjunto del CONICET en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA, CONICET-UNCUYO-Gob. Mza.), y responsable del estudio.
Científicos de Argentina, Chile, Bolivia, Estados Unidos, Francia e Inglaterra trabajaron de forma conjunta en esta investigación que logró recopilar datos de más de 15 mil árboles de doce especies diferentes ubicados en aproximadamente trescientos bosques de ambos lados de la cordillera, desde el Altiplano y los valles subtropicales intermontanos hasta los bosques patagónicos.
“El desarrollo de este estudio significó un intenso trabajo de varios años de colaboración. Durante las últimas décadas, los autores, principalmente dendrocronólogos de Chile, Argentina y Bolivia, hemos incrementado enormemente las colecciones de registros de anillos de árboles en América del Sur. Esto posibilitó contar con una densa red de registros que nos permitió construir este Atlas. El SADA está compuesto por 2715 reconstrucciones y 600 mapas anuales de un índice de humedad del suelo de la temporada de verano denominado Índice de Severidad de Sequías de Palmer”, detalla el investigador.
El SADA, junto con otro atlas de sequías desarrollados previamente en Australia y Nueva Zelanda, contribuye a la comprensión de la variabilidad climática de largo plazo en el hemisferio sur y, por lo tanto, representa una importante contribución al conocimiento del paleoclima de la región.
“Utilizamos el SADA junto con el Atlas de Sequías de Australia y Nueva Zelanda para determinar los principales motivos de las variaciones hidroclimáticas en el hemisferio sur durante los últimos quinientos años. Encontramos que para el periodo 1500-2000 las oscilaciones entre los eventos de El Niño y La Niña, acoplados con los patrones de variación de los vientos en latitudes medias del hemisferio sur, determinan la ocurrencia de sequías y lluvias espacialmente extendidas en gran parte del continente”, detalla Morales. Además, los investigadores observaron que en los últimos sesenta años la ocurrencia de sequías y lluvias extremas son cada vez más frecuentes en distintas regiones.
El alcance espacial de esta reconstrucción permite también comprender cómo los cambios en las condiciones hidroclimáticas afectaron a las diferentes zonas, ya que aporta datos sobre dónde y cuándo se han producido inundaciones o disminuciones en el suministro de agua.
“Nuestros resultados pueden ser utilizados para modelar experimentos climáticos y determinar la contribución de la actividad humana al aumento de las sequías y lluvias extremas en el continente. El atlas proporciona información hidroclimática crítica que puede ser usada para refinar las proyecciones para el siglo XXI bajo diferentes escenarios de emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera”, agrega el científico.
En este sentido, el estudio permite situar los recientes fenómenos climáticos extremos en un contexto más amplio y argumentar sobre las probabilidades de que aumenten bajo los escenarios que plantea el calentamiento global. Por ello se convierte en una herramienta útil para hacer frente a los problemas ambientales ante el futuro estrés hídrico y avanzar en legislación que permita un uso eficiente de los recursos hídricos y garantice una proporción de agua para el funcionamiento de los ecosistemas y el consumo de la población.