Mañana, viernes 17 de julio, finalizan las dos semanas en las que el gobierno nacional, con el acuerdo de los gobiernos locales que tienen responsabilidad sobre el AMBA, pidió «un poco más de esfuerzo» a porteños y bonaerenses. Ayer, esos mandatarios se reunieron para planear una posible relajación de la cuarentena en la Ciudad Autónoma y el Gran Buenos Aires. Se repasan aquí los indicadores que toman en cuenta los epidemiólogos que los asesoran. Y agregamos algunas observaciones.
El 19 de marzo el gobierno nacional dispuso el aislamiento social preventivo y obligatorio desde las 0 horas del viernes 20 en todo el territorio nacional. A partir de allí, la situación epidemiológica fue variando en forma diversa según las regiones del país. En muchas provincias se mantuvo bajo control, y se avanzó hacia el retorno de diversas actividades productivas y sociales, en el marco de prácticas de distanciamiento social
Pero en el conjunto del país siguieron creciendo los contagios desde el primer caso, el 3 de marzo. Ya superaron los 100.000 casos registrados. Y en todo ese tiempo, el aumento fue más notorio en la ciudad de Buenos Aires y en el Gran Buenos Aires.
Las razones parecen evidentes: es la aglomeración urbana más grande de Argentina, por lejos (está entre las 25 más grandes del mundo), y es la que recibe habitualmente más viajeros del exterior. El hecho es que ahora continúa allí la circulación comunitaria del virus. Ante la aceleración del ritmo de contagios se había tomado la decisión de volver atrás en anteriores flexibilizaciones desde el 1° de julio hasta mañana viernes, cuando faltarán solo dos días para cumplir los cuatro meses de cuarentena.
(El eje vertical indica el número de casos confirmados. El horizontal, las fechas del 19 de marzo al 11 de julio. Las curvas, una son los números de la CABA + la PBA y la otra los del resto del país)
Como el período de incubación del coronavirus puede llegar a las dos semanas, se suponía que los números de contagios, fallecidos y de ocupación de camas de terapia intensiva obtenidos durante esta semana iban a ser claves para determinar qué restricciones continuarán y qué se podrá flexibilizar. Sucede que algunos indicadores claves que surgen de los informes diarios del ministerio de Salud dan resultados muy negativos. La cantidad de casos registrados y el número de fallecidos tendió a subir paulatinamente. Ayer miércoles 15 se dio un triste recórd: 4.250 casos y 82 muertes. Para ambas cifras la mayoría corresponde a la ciudad y la provincia de Buenos Aires.
Sin embargo, un análisis más cuidadoso puede ver una estabilización de este indicador, en relación al número total de casos, los registrados y los previsibles asintomáticos y las posibilidades de contagio que provocan.
Así, en la semana anterior se vio que en la ciudad de Buenos Aires se duplica la cantidad de casos confirmados cada 20 días. Hace un mes se duplicaba cada 11 días y a principios de julio, cada 18. Es decir, hay una mejor evolución. La tendencia en la provincia de Buenos Aires también tiende a mejorar, pero de forma no tan marcada. Actualmente duplica los casos cada 15 días, cuando a principio de julio lo hacía cada 13.
Estos dos distritos concentran el 92% de los casos desde el inicio de la pandemia. Pero es necesario tomar en cuenta también, en el cuadro nacional, que en las últimas semanas se registraron nuevos casos en provincias que parecían tenerla situación controlada, como los casos de Jujuy o Catamarca. De hecho, si tomamos solo los últimos dos días de esa semana completa, en 17 de los 24 distritos del país hubo nuevos casos.
Otro de los indicadores que ha tomado relevancia en las últimas semanas es la ocupación de camas de terapia intensiva. Es que las restricciones de la cuarentena tenían como principal objetivo reducir los contagios para alivianar la carga del sistema de salud. El 1 de julio, cuando comenzó esta etapa, había 576 internados en unidades de terapia intensiva. A nivel nacional, el 50,6% de las camas estaban ocupadas. En el AMBA, el porcentaje llegaba al 55,9%.
Al comienzo de esta semana, eran 701 los internados. A nivel nacional, la ocupación era del 51,2% y en el AMBA era del 58,2%. En ambos casos la situación se estabilizó tras tocar un pico: en el AMBA había llegado al 60,3% y luego retrocedió el porcentaje, que muestra una mayor estabilidad.
Para evaluarla situación del país resulta útil la comparación con lo que sucede en otras latitudes. Según datos de Worldometer, que recoge lo que informan los países, Argentina conserva buenos números en relación a sus vecinos. Por ejemplo, tiene 40 muertes por Covid-19 cada millón de habitantes. En este indicador solo Uruguay, Paraguay y Venezuela muestran mejores valores. A contramano, Chile tiene nueve veces más fallecimientos en relación a la población. Colombia, un país que había controlado la pandemia en el inicio y luego aflojó la cuarentena, tiene 101 muertos por millón de habitantes, más del doble que Argentina.
(Mientras que el número de casos registrados es necesariamente inferior al real, por la existencia de asintomáticos no detectados, el de muertes es un dato más firme. Aunque los bajos números de Venezuela han sido atribuidos en el exterior a registros deficientes)
En este sentido, la comparación también puede hacerse con el resto del mundo. Según Worldometer, Argentina se encuentra en el puesto 66 en casos registrados por habitantes entre los 213 países y territorios. Se excluye la decena de países a los que aún no llegó el virus. En cuanto a los fallecimientos por cantidad de habitantes la situación es similar, ya que Argentina está en el puesto 65.
Por otro lado, con 10.088 testeos por millón de habitantes, Argentina está en el puesto 127. Es decir, 126 países y territorios realizan más testeos, ajustado por población, y otros 86 testean menos.
Si nos detenemos sobre los fallecimientos en la Argentina, es cierto que el número continúa en ascenso. La curva,sin embargo, se mantiene relativamente controlada y no muestra un ascenso pronunciado, como sucedió en muchos países de todo el mundo.
Más allá de lo que muestren las curvas actuales y de que se pueda tender a una estabilización de los casos y fallecimientos, no es posible asegurar que Argentina esté cerca del pico de contagios. Es que esa situación solo podrá ser evaluada una vez que suceda. Es decir, el pico se podrá ver una vez que haya sido superado, y por el momento no es posible determinarlo ni predecirlo. ¿Es posible justificar entonces una eventual flexibilización en el AMBA?
Para Francisco Llorens, el periodista que recopiló los datos que reproducimos, se debe tomar en cuenta que son casi cuatro meses de cuarentena y que es cada vez más difícil para mucha gente cumplir con las restricciones. Si bien se esperaba que la ciudad de Buenos Aires fuera la que promoviera mayores aperturas, se puede esperar que haya más habilitaciones también del otro lado de la General Paz.
Observaciones de AgendAR:
Hace tres días apuntamos que una parte considerable de la población del Área Metropolitana, en la Capital y el Gran Buenos Aires, había comenzado a ignorar las restricciones de la cuarentena. Y que eso se podía apreciar, objetivamente, a través del monitoreo de la circulación. O de datos tan básicos como la demora en los peajes y la ausencia de controles.
Los gobernantes no deben limitarse a aceptar resignadamente el desgaste de la cuarentena. Deben encontrar las formas de ir adaptando las reglas a esta realidad, e imponer las restricciones realmente imprescindibles. Y prever posibles rebrotes, como han ocurrido en España, Israel, Australia,…
También es necesario incluir en el análisis otro hecho ineludible: una parte de la sociedad, estimamos que mayoritaria, ha cambiado sus hábitos y tomará las precauciones que pueda tomar.