El último informe del Programa Nacional de Langostas y Tucuras del Senasa indica que actualmente hay seis mangas de langostas en la Argentina: tres en Salta (dos muy cerca de Formosa), dos en Santiago del Estero (de las cuales una está actualmente dividida en dos partes) y una, ya bajo control, en Entre Ríos.
Pero la lucha contra las langostas en la zona central del país comienza a chocar contra las medidas impuestas para prevenir el contagio de coronavirus. Hace tres días Santiago del Estero le negó la entrada a un equipo del centro regional NOA Sur del Senasa que quiso ingresar desde Tucumán, junto con productores de esa provincia, para realizar tareas de control sobre las langostas.
Pablo Karnatz, referente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) en Santiago del Estero, dijo que los monitoreos conjuntos entre Senasa y productores en la provincia están funcionando bien. Según el ente sanitario, hay dos equipos locales trabajando en la zona, más allá del que no ingresó desde Tucumán.
«No nos dejaron entrar para evitar riesgo de transmisión de Covid-19», contó Roberto Palomo, vicepresidente de la Asociación de Productores Agrícolas y Ganaderos del Norte (Apronor). «Están pidiendo hisopado y, si el comité de emergencia autoriza el ingreso, hay que permanecer en cuarentena en el campo en Santiago durante siete días. Pero si salís de Tucumán y no regresás dentro de las 48 horas, al reingresar a Tucumán tenés que hacer 14 días de cuarentena».
Aunque las tareas rurales están clasificadas como esenciales desde el primer momento, y no se interrumpieron, es evidente que las restricciones a que obliga la lucha contra la pandemia también las afectan. La «nueva normalidad» también está en el agro.