Dos empresas argentinas comenzaron exportar respiradores

A pesar de enfrentar por estas horas un alza de muertes por el coronavirus, la provisión de respiradores permite al Gobierno levantar en los últimos días el cierre de las exportaciones que había dictado para impedir la venta al exterior de los que se fabrican en el país.

La decisión ocurrió después de que las compañías cordobesas Tecme SA y Leistung SA cumplieran a fines de julio con la última entrega prevista con el Estado, que en total les compró 3650 respiradores artificiales desde fines de marzo, cuando el Poder Ejecutivo decidió concentrar el 100% de la producción de las firmas para abastecer a los hospitales de todo el país.

El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, firmaron el decreto 625/2020 que «excluye la exigencia de tramitar un permiso de exportación» que la propia Casa Rosada había dispuesto para las fabricantes cordobesas a fines de marzo, cuando el Estado corría a contra reloj para equipar el sistema sanitario ante la inminente llegada de los primeros contagios por el Covid-19. Actualmente, un «cuello de botella» sería el personal sanitario entrenado y disponible…

Al centralizar la producción de Tecme y Leistung el Gobierno evitó un dolor de cabeza que aún sufren muchos países de la región en momentos en que la pandemia tiene su epicentro en América latina, pero abrió otros conflictos.

La decisión de cerrar la venta al exterior de los productos argentinos le costó explicaciones diplomáticas ante países que reclamaban con urgencia ese equipamiento médico porque, incluso, atravesaban una peor situación sanitaria que la Argentina durante la pandemia.

Según contaron fuentes oficiales, un alto dirigente del gobierno de Perú le pidió en abril a Cafiero por los respiradores argentinos. La respuesta de la Casa Rosada se repitió esa y otras veces: sólo se permitirá la exportación una vez que esté satisfecha la demanda interna.

La Argentina cuenta con 8.200 respiradores artificiales entre el sistema público y las camas en clínicas privadas.

El porcentaje de los respiradores en hospitales públicos subió hasta el 48%, según el jefe de Gabinete.

La distribución de los respiradores también motivó tensiones con la Casa Rosada. La provincia de Buenos Aires, por ejemplo, recibió menos de 10 unidades en la primera entrega organizada desde el Ministerio de Salud, lo que motivó un fuerte malestar del gobierno bonaerense que entendía, en ese momento de incertidumbre, que el reparto no era equitativo para afrontar un posible pico de contagios en el conurbano. «Nos agarramos la cabeza cuando vimos la primera entrega y nos enojamos mucho, pero después todo se solucionó», resumieron desde La Plata.

La provincia, entonces, oficializó la importación de respiradores artificiales. Unas 100 unidades llegaron en barco desde China en julio (pero se encargaron cuatro meses antes), con la particularidad de que esos respiradores -que cuentan con compresor incorporado- permiten montar esos dispositivos en camas que no están acondicionadas como terapias intensivas.

Los más baratos
A partir de la compra hecha por el Estado Nacional de estos 3650 respiradores nuevos, las fabricantes cordobesas se convirtieron en las principales proveedoras públicas en los últimos tres meses. Tecme facturó $1890 millones y Leistung otros $870 millones.

Después de la última entrega pactada con el Estado, las empresas comenzaron a venderle a provincias como Córdoba y, también, a distintos municipios del conurbano bonaerense. «No vendimos grandes volúmenes porque una buena parte de la demanda ya estaba satisfecha por las entregas del Gobierno. Es algo residual», afirmó Silvina Grasso, gerenta de Leistung.

Las ventas más importante que preparan ahora son para el exterior: la suma total representa una cifra similar o, incluso, superior a la producción que se puso a disposición de los hospitales argentinos.

Colombia, Bolivia, Paraguay y Perú son algunos de los países que están en la lista de clientes.

Los respiradores argentinos son atractivos por la escasez de fabricantes locales en la mayoría de los países sudamericanos, pero, sobre todo, por su precio. Cada unidad cuesta entre $650.000 y $850.000, tres veces menos de lo que cotizan los respiradores chinos. Para el mercado internacional cotizan US$10.000 cada uno. «Son los respiradores más baratos del mundo», sostienen los empresarios.

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