La soja en Chicago subió US$ 6,10 la tonelada y alcanzó los U$S 377,60. Hubo nuevas compras de China y se informaron las exportaciones semanales cercanas al rango superior de la expectativa.
«El USDA (el Departemento de Agricultura de Estados Unidos, equivalente a nuestro Ministerio) anunció ventas de soja de Estados Unidos a China en cada uno de los últimos 10 días hábiles, incluida la confirmación de ayer jueves de 264.000 toneladas, junto con otras 360,500 toneladas vendidas a destinos desconocidos» (es decir, triangulaciones).
El maíz también subió y alcanzó un máximo de seis meses en la plaza externa de referencia: llegó a US$ 147,50. «Se espera que la cosecha de maíz china caiga hasta 10 millones de toneladas, o casi un 4%, de las últimas estimaciones del gobierno después de que los fuertes vientos y lluvias derribaran las cosechas en las principales áreas de producción».
En tanto, el trigo avanzó US$ 5,40 a US$ 204,60: «El principal comprador estatal de trigo de Egipto reservó el miércoles 235,000 toneladas de trigo de origen ruso y polaco a precios que eran de 8 a 10 dólares por tonelada más altos que los pagados en la licitación anterior del 3 de septiembre».
En el mercado local, el dólar cerró en la jornada de ayer a $ 75,12, habiendo subido siete centavos.
La soja disponible se llegó a negociar en US$ 280, el maíz con descarga en US$ 165 y el trigo disponible en US$ 190.
La Bolsa de Comercio de Rosario destacó que el mercado de la fecha presentó valores de compras alcistas por la soja y el maíz con entrega inmediata, y ofertas dispares por trigo. Por su parte, el girasol mantuvo precios estables.
Por soja, el valor de compra por la oleaginosa disponible ascendió hasta los $ 21.000, y la propuesta por la mercadería de la nueva campaña se ubicó en U$S 248. Por su parte, el precio ofrecido por el maíz con entrega inmediata alcanzó los U$S 165, y la propuesta de compra por trigo Diciembre se mantuvo en U$S 190.
Como venimos diciendo desde hace un mes en AgendAR -ver aquí y aquí– es evidente que la pandemia no afecta a las principales exportaciones argentinas: los granos. Corresponde al gobierno, y en última instancia a la sociedad, consensuar los mecanismos económicos y políticos para que este «viento de cola» favorezca a todos los argentinos.