Lo que se puede decir y aconsejar sobre el coronavirus, en el 10° mes de la pandemia

Daniel Feierstein, @DanielFeiers, sociólogo y doctor en Ciencias Sociales, investigador del CONICET y profesor en la UBA y en UNTREF, de quien publicamos hace dos meses un diagnóstico duro y acertado de la situación, resumió en las redes sociales lo que se sabe hoy del coronavirus y las precauciones que se pueden recomendar.

1) Ante la profusión de mucha desinformación que colabora con las formas de negación, abro hilo con algunas preguntas comunes y mitos que circulan en relación al COVID 19 y algunas respuestas posibles a partir de lo que sabemos hoy

2) «¿Por qué mucha gente que viola desde hace meses las normativas no se ha contagiado?» En la mayoría de los casos es posible que SI se hayan contagiado pero hayan sido asintomáticos, en especial los jóvenes. En casos muy puntuales puede tener que ver con los sistemas de defensa

3) Esta información es crucial para entender otro punto erróneo: «¿Puedo ir a reunirme incluso con personas mayores si me siento bien? Los cuido porque, si tengo algún síntoma, no voy a ir». El problema es justamente no entender que con este virus LOS ASINTOMÁTICOS CONTAGIAN

4) Ese mismo que sale y siente que nunca no le pasó nada y se burla de los cuidados de los «miedosos» es el que contagia a otros que no resultan asintomáticos y sufren de modos mucho peores la enfermedad, sea por la edad, por tener otras enfermedades o simplemente por mala suerte

5) «¿Entonces nos tenemos que quedar encerrados toda la vida porque en una de esas podemos contagiar? Eso no es posible» No, simplemente tenemos q comprender que cada uno de nosotros es el posible agente del virus (aun si no sentimos nada) e implementar los cuidados necesarios

6) Ya dediqué un hilo previo a esos cuidados pero volvamos con lo básico: no compartir lugares cerrados, utilizar siempre barbijo (tapando boca y nariz), mantener distancia social, evitar encuentros de mucha gente, minimizar los encuentros, registrar los contactos diarios,

7) autoaislarse 10 días antes de ver a una persona mayor o q pueda tener riesgo, tratar de ver siempre a la misma gente, hacer más encuentros con menos personas en lugar de un encuentro todos juntos, encontrarse siempre al aire libre, no compartir alimentos ni vajilla

8) «Pero entonces… ¿por qué si contagian tanto los asintomáticos solamente se testea a los sintomáticos?» Cri cri, cri cri… perdón, teléfono para las autoridades. Esto es parte central de la confusión y uno de los motivos por los que no podemos parar la cadena de contagios

9) «¿Y las restricciones para qué sirven? No podemos estar seis meses encerrados». Nunca hizo falta estar seis meses encerrados. Las restricciones más fuertes se deben implementar cuando los casos semanales son demasiados e impiden utilizar un sistema de rastreo

10) Como el virus no vive más de 15 días, en esos momentos de crisis se requiere un período de cuidados más intensos para cortar la cadena de contagios y restablecer el sistema de trazabilidad. En los países donde se respetaron esos 15-20 días, luego se pudo volver a abrir

11) De hecho fue lo que ocurrió en gran parte de Argentina entre abril y agosto, con lo cual cuesta entender por qué no puede comprenderse la necesidad de nuevos 15 días allí para volver a abrir tranquilos otros 3-4 meses. Como no lo entendemos, seguimos apilando muertos

12) «Pero cuando abrimos igual hay cosas q no se pueden hacer». Sí, lamentablemente es difícil de aceptar, pero necesario. Mientras siga existiendo un virus q no tiene vacuna ni tratamiento, hay algunas cosas (no tantas) que no podremos hacer o q tendremos que hacer de otro modo

13) La alternativa sería aceptar que se mueran nuestros mayores y secuelas que desconocemos en quienes se recuperan. No parece un precio sensato a pagar por implementar algunos cuidados mínimo como reunirnos con menos gente, en lugares abiertos y utilizando barbijos, no?

14) «¿Pero vale la pena tanto cuidado por un número tan bajo de muertos?» Parece q este argumento se ha caído solo porque nos acercamos aceleradamente al 0,1% de la población total argentina (serían 45.000, número que parece difícil de evitar antes de fin de año)

15) No se me ocurre proceso alguno en la historia argentina que implicara la muerte en un año del 0.1% de la población. Pero además este número parece más un piso que un techo. ¿Realmente nos parece que 45.000 son «pocos muertos»?

16) «Pero esa gente se iba a morir igual. Eran viejos o tenían otras enfermedades». Difícil responder semejante barbaridad pero no, ni esa gente tenía por qué morir este año ni sus familiares por qué sufrir esa pérdida y solo puede decir eso quien no lo ha vivido en su familia

17) Otra vez: no me parece que los cuidados a implementar sean tan tremendos (algunos cambios en nuestras prácticas, algunos cierres intermitentes de 15 días de algunas actividades cada 3-4 meses). ¿No estamos dispuestos a eso a cambio de 45.000 vidas

18) Es cierto que no es fácil aceptar los cambios en la vida cotidiana. No es fácil aceptar la muerte ni la enfermedad. Pero nada ganaremos mirando para otro lado y queriendo vivir la vida como si este virus no existiera

19) No podemos aceptar como sociedad que «somos así», que no cambiaremos nada, que no nos importan los muertos por COVID como no nos importaron los muertos por desnutrición, por frío, por tuberculosis, sarampión u otros motivos evitables

20) Habrá quien pueda implementar el 100% de los cuidados, quien pueda el 90, quien pueda el 80 o el 50. Si todos tratamos de aportar un granito más a lo que estamos haciendo, la diferencia se notará en vidas salvadas, que pueden ser las de nuestros seres queridos

21) Animémonos a mirar al virus de frente y a cambiar aquello que podamos en nuestros comportamientos. No es fácil pero tampoco es TAN difícil. Solo requiere parar un poquito la pelota y darle un mejor lugar a nuestra angustia en vez de seguir viviendo como si no pasara nada

22) Si aprendemos a ser un poco mejores frente al COVID, podremos ser capaces de ser un poco mejores también para enfrentar tantas otras cosas que nos pasan como sociedad, apelando al cuidado de los demás en lugar de dar rienda suelta a nuestro egoísmo.