Hace 24 horas el título de la nota sobre la elección de EE.UU. en AgendAR era: «Trump se proclama ganador. Biden pide esperar a que se cuenten todos los votos». Parece un mensaje opuesto, tan distinto como el «estilo» de los dos candidatos.
Pero esas dos cosas son apariencias sobre la misma realidad: una elección que -lo habíamos anticipado antes- eran 50 elecciones distintas en estados que tienen sus propias reglas y procedimientos. Y que algunos de ellos, aún algunos relativamente prósperos, no estaban preparados para manejar el aluvión de votos por correo que su legislación permite.
Y por debajo de todo eso, una única realidad más profunda: una nación peligrosamente dividida. Los argentinos sabemos de eso…
Ahora, se están esperando los votos de Nevada, que pueden llevar a Biden a los 270 delegados en el Colegio Electoral que necesita para consagrarse Presidente (el fantasma de Bugsy Siegel, el mafioso que fundó ahí Las Vegas, sonríe). Trump, o mejor dicho, sus abogados, ya han exigido el recuento de los votos en Georgia, Michigan y Wisconsin.
Y en las ciudades de EE.UU. hay marchas en favor y en contra de Trump.
Vale la pena recordar las palabras de otro presidente estadounidense, Abraham Lincoln, en 1858, al comenzar su discurso ante la Convención Republicana de Illinois, usó una cita del Evangelio: “Una casa dividida contra sí misma no puede mantenerse en pie”. Pensándolo bien, también vale la pena que los argentinos la tengamos presente.