Cannabis medicinal: las inversiones que se planean

A partir de la reglamentación de la Ley 27.350 que habilita el autocultivo de cannabis con fines medicinales y el expendio de aceite en farmacias a la vez que fomenta la investigación, se abre un panorama para los inversores privados que estaban esperando esta decisión para avanzar con un cultivo que consideran «con alto potencial terapéutico».

Uno de ellos es Pablo Fazio, presidente de la Cámara Argentina de Cannabis e impulsor del primer parque industrial dedicado exclusivamente al cultivo que se localizará en la ciudad bonaerense de San Pedro. “La reglamentación abrió la posibilidad de establecer una agenda de desarrollo productivo del cannabis y es un guiño a los cientos de emprendimientos que estaban esperando luz verde para comenzar a invertir fuerte. Es un primer paso clave y que estimo traerá aparejado en un futuro no muy lejano un nuevo marco regulatorio productivo del cannabis”, señaló el empresario.

Según afirman desde la cámara empresarial, “un mercado legal de cannabis medicinal empieza a tomar forma, pues la nueva reglamentación no sólo permite la importación, el expendio en farmacias para la venta de productos medicinales y fitopreparados derivados de cannabis, sino que también las habilita a elaborar fórmulas a partir de sus principios activos, garantizando de esta manera productos seguros, legales y accesibles a la población”.

Mientras tanto, avanza al cluster empresarial para la instalación del parque industrial en la localidad de San Pedro que cuenta además con el visto bueno del Ministerio de Desarrollo Productivo y de los organismos públicos que hoy están habilitados formalmente a investigar y producir cannabis, como el INTA y el Conicet.

“Todavía resta mucho camino por recorrer, pero este primer paso también abre la puerta a convenios de colaboración entre privados y los organismos públicos. Mientras tanto, la industria recurrirá a la importación de los principios activos porque hay un gran mercado por abastecer de forma inmediata”, explicó Fazio.

“La dinamización de esta actividad puede erigirse como una oportunidad para el país. Es parte de una política de diversificación productiva, de crecimiento de modelo abierto, que ubique a la ciencia y a la tecnología en el centro de la escena, posibilitando la conformación de clusters agroindustriales y tecnológicos en torno a su producción primaria. Podemos transformarla en desarrollo de propiedad intelectual, bienes y servicios con valor agregado susceptibles de ser exportados”, dicen desde la cámara en un comunicado.

También aseguran que el desarrollo económico que puede derivar del cannabis, los números son contundentes. En primer término, el kilo del producto en el mercado internacional se comercializa en alrededor de U$S 3.000, por lo que la salida exportadora puede convertirse en un negocio más que interesante a la hora de la planificación.

Además, en materia de generación de empleo la ecuación también arroja signo positivo. Según un estudio de la Asociación Colombiana de Industrias de Cannabis (Asocolcanna), una hectárea de cannabis genera alrededor de 16 empleos directos, un dato a tener en cuenta. Por ejemplo, la vitivinicultura local genera alrededor de 1,4 empleos por hectárea, mientras que la soja genera un empleo cada 50 hectáreas.

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