Un salón, un bar y una clase: cómo se contagia el coronavirus

Previendo las reuniones que habrá en nuestro país en este mes de diciembre, reproducimos estas advertencias de la publicación española El País, con alguna corrección conceptual sobre el tema aerosoles. Hipersociales y de hablar fuerte, a los españoles les sobra experiencia en generación de aerosoles… y sus consecuencias.

Los interiores son más peligrosos, pero es posible minimizar los riesgos si se ponen en juego todas las medidas disponibles para combatir el contagio por el aire. Estas son las probabilidades de infección en estos tres escenarios cotidianos dependiendo de la ventilación, las mascarillas y la duración del encuentro

En una casa se reúnen seis personas, una de ellas contagiada. El 31% de los brotes conocidos en España se dan en este tipo de reuniones sociales, sobre todo en encuentros con familiares y amigos.

Independientemente de la distancia, si pasaran cuatro horas sin mascarillas ni ventilación y hablando en voz alta, se contagiarían las otras cinco personas (según el modelo científico explicado en la metodología).

En caso de usar mascarillas, ese riesgo se reduciría a cuatro contagios. Las mascarillas por si solas no evitan los contagios si la exposición es muy prolongada.

El peligro de infección se reduce por debajo de una persona contagiada cuando el grupo usa las mascarillas, acorta la duración del encuentro a la mitad y además ventila.

La covid se contagia por el aire, sobre todo en interiores. No es tan infecciosa como el sarampión, pero los científicos reconocen ya abiertamente el papel que desempeña en la pandemia el contagio por aerosoles, suspensiones de minúsculas partículas contagiosas que exhala un enfermo y quedan suspendidas en el aire en ambientes cerrados. ¿Cómo funciona este modo de contagio? Y sobre todo, ¿cómo podemos atajarlo?

«Aerosoles»

Son nieblas invisibles formadas por decenas de miles de partículas inferiores a 100 micras de diámetro. La gravedad no las afecta tanto como los vórtices y corrientes de aire generadas por los desplazamientos de personas y cosas, por lo que en interiores, pueden seguir aerotransportadas durante muchas horas. En un ambiente totalmente cerrado y sin movimiento alguno de aire terminan depositándose sobre la primera superficie horizontal, pero esa precipitación es lentísima.

En cambio, las partículas superiores a 300 micras, llamadas también «de Flügel», logran vencer la resistencia al aire y caen al suelo en segundos, debido a su peso. En caso de un estornudo, llegan en promedio a 2 metros de distancia, pero en algunos casos logran llegar a 6 o 7 metros en horizontal. Sin embargo, al precipitar rápido, pese a su carga viral, no son grandes factores de infección en el caso del covid. Los 2 metros de distancia que se establecen como «de seguridad» tienen que ver, fundamentalmente, con el alcance promedio de las partículas de Flügel, que sí son la vía de contagio mayor de otras infecciones respiratorias, como las gripes.

Por cada partícula de Flügel que expelemos liberamos alrededor de 1.200 gotículas que forman aerosoles invisibles y quedan en suspensión.

En estos momentos, las autoridades sanitarias reconocen tres modos de contagio de la covid. Las gotas de Flügel que expulsan los contagiados al hablar o toser, que acaban en los ojos, boca o nariz del infectado. Las superficies contaminadas por la precipitación de gotas de Flügel y de aersoles son otra vía de contagio, aunque los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE UU (CDC) indican que esta vía de transmisión es rara, por no decir más bien teórica, y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades advierte de que no se ha descrito ni un solo contagio por esa vía.

Y por último pero en primerísimo lugar, la infección por aerosoles. Cuando uno respira los aerosoles que exhala una persona enferma, estos se comportan como humo invisible y sin olor al salir de su boca. Sin ventilación, quedan en suspensión y se condensan en la sala a medida que pasa el tiempo. Ésta, por excelencia, es la vía de transmisión del Covid-19 y la razón de su impresionante contagiosidad.

Sin ventilación, los aerosoles quedan en suspensión y se condensan en la sala a medida que pasa el tiempo.
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Respirar, hablar y gritar contagian

Al comienzo de la pandemia, se tuvo la impresión de que el principal vehículo de contagio eran las gotas de Flügel, algo que es verdad en el caso de las gripes. Pero el SARS CoV2 es un virus muy distinto del gripal. Ahora sabemos que gritar o cantar en un espacio cerrado, mal ventilado y por mucho tiempo genera un riesgo de contagio mucho mayor.

Esto sucede porque al hablar a pleno pulmón se lanzan 50 veces más partículas cargadas de virus que cuando estamos en silencio. Estos aerosoles, si no se diluyen con ventilación, se concentran con el paso del tiempo, aumentando el riesgo de contagio. Los científicos han demostrado que estas partículas, que también liberamos al respirar o con mascarillas mal ajustadas, pueden ser contagiosas a cinco metros de un enfermo y durante muchos minutos, dependiendo de las condiciones. Esas son las condiciones que reproducimos en estos ejemplos y que conviene evitar a toda costa.

Cada punto naranja representa un inóculo, es decir una dosis de partículas con una carga viral capaz de infectar al ser inhalada.

En el peor de los escenarios (gritar o cantar en un espacio cerrado) una persona con covid libera 1.500 dosis infecciosas por hora.

En primavera, las autoridades sanitarias obviaron esta vía de contagio, pero desde mayo las publicaciones científicas forzaron a la Organización Mundial de la Salud o los CDC a reconocer este riesgo, porque sus conclusiones son bastante siniestras, y la base científica de todas las normas de distanciamiento extremo, y de las cuarentenas severas, y de los cierres de las economías.

En esta pandemia, el agente transmisor no es un mosquito, ni la comida, ni el agua sino el prójimo, y para el caso, el que más contagia es el asintomático y aparentemente en salud. Cuando empieza con síntomas y se queda forzosamente quieto debido a la fiebre, el cansancio o la disnea, sigue siendo infectivo pero socialmente se ha vuelto menos peligroso.

Un artículo en Science habla de evidencias “abrumadoras” y los CDC señalan que “bajo ciertas condiciones, personas con covid-19 podrían haber infectado a otras que se encontraban a mucho más de dos metros de distancia. Estas transmisiones ocurrieron dentro de espacios cerrados con ventilación inadecuada. En ocasiones, la persona infectada respiraba con intensidad, por ejemplo al cantar o ejercitarse”.

Un bar o restaurante

Los brotes en eventos, locales y establecimientos como bares y restaurantes suponen una parte importante de los contagios del ámbito social. Sobre todo, son los más explosivos: cada brote en una discoteca supone una media de 27 personas infectadas, frente a solo 6 contagios en las reuniones familiares, como la que se mostraba al principio. Como ejemplo de lo que puede ser uno de estos supercontagios, tenemos lo sucedido en una discoteca cordobesa, con 73 infectados tras una noche de fiesta. O el contagio de 12 clientes en un bar de Vietnam, recién analizado por los científicos.

En este bar se ha reducido el aforo a la mitad, con 15 personas consumiendo y tres empleados. Las puertas están cerradas y no hay ventilación mecánica.

En el peor de los casos, sin tomar ninguna medida, pasadas cuatro horas se infectan 14 clientes.

Si usaran permanentemente las mascarillas, esa probabilidad cae hasta los 8 contagios.

Al ventilar el local, que se puede realizar con buenos equipos de acondicionamiento del aire, y si se acorta el rato que pasan en el bar, la probabilidad de contagio se desploma hasta apenas una única persona.

El colegio

Los centros educativos solo suponen el 6% de los brotes recogidos por Sanidad. Las dinámicas de contagio por aerosoles en el aula son muy distintas si el paciente cero es alumno o docente. El profesorado habla mucho más tiempo, elevando la voz para ser escuchado, lo que multiplica la expulsión de partículas potencialmente contagiosas. En comparación, un posible escolar enfermo habla muy esporádicamente. El Gobierno español ya ha recomendado, con una guía del CSIC, que se aireen las aulas aunque suponga molestias de frío o que se usen equipos de ventilación.

La situación más peligrosa se daría en un aula sin ventilación en la que la persona infectada fuera el profesor (paciente 0).

Si pasaran dos horas de clase con un docente enfermo, sin tomar ninguna medida contra los aerosoles, la probabilidad de contagio alcanzaría hasta a 12 alumnos.

Si todos llevaran mascarillas, solo 5 se podrían contagiar. En brotes reales se ha observado que la distribución de los contagios es aleatoria, ya que los aerosoles se acumulan y distribuyen por toda la sala sin ventilar.

Si además se ventila durante la lección (de forma natural o mecánica) y se para después de una hora para renovar completamente el aire, el riesgo se desploma.

Los cálculos que se muestran en los tres escenarios se basan en estudios sobre cómo se producen los contagios por aerosoles, con brotes reales que han podido analizarse en detalle. Un caso de gran utilidad para entender la dinámica de contagio en interiores se vivió durante el ensayo de un coro en el Estado de Washington (EE UU) en marzo. Al ensayo solo acudieron 61 de los 120 miembros del coro, que trataron de mantener las distancias y la higiene. Sin saberlo, provocaron un escenario de máximo riesgo: sin mascarillas, sin ventilación, cantando y compartiendo espacio por mucho tiempo. Un solo contagiado de covid, el paciente cero, contagió a 53 personas en dos horas y media. Algunos de los infectados estaban a 14 metros a sus espaldas, por lo que solo los aerosoles pueden explicar el contagio. Dos de los enfermos murieron.

Positivos de covid

a los 13-15 días del ensayo

Sospechosos

Entrada

9 metros

Conductor

del coro

Piano

18 metros

Un solo contagiado sentado en las primeras filas contagió a todos los demás.

Tras estudiar minuciosamente este brote, los científicos han podido calcular hasta qué punto se hubiera reducido el riesgo si hubieran tomado medidas contra el contagio aéreo. En las condiciones reales, el contagio afectó al 87% de los presentes. Con mascarillas durante el ensayo, el riesgo se habría recortado a la mitad. En un ensayo más corto y ventilado, solo se hubieran contagiado dos cantantes. Estos escenarios supercontagiadores cada vez parecen más decisivos en el desarrollo y propagación de la pandemia, por lo que contar con herramientas para evitar las infecciones masivas en eventos de este tipo es vital para controlarla.

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Metodología: Calculamos el riesgo de infección por covid-19 a partir de una herramienta desarrollada por José Luis Jiménez, experto en química y dinámica de partículas en el aire de la Universidad de Colorado. Otros colegas de todo el mundo han revisado este simulador, que se basa en datos y métodos publicados para estimar la importancia de distintos factores medibles que intervienen en un escenario de contagio. Aun así, el modelo tiene una precisión limitada porque se basa en números que aún son inciertos como cuántos virus infecciosos emite una persona infectada o su infectividad. El modelo asume que las personas practican el distanciamiento físico de dos metros y que no hay personas inmunes. En nuestro cálculo asignamos a las mascarillas el valor por defecto para el general de la población, que incluye toda la variedad de mascarillas (quirúrgicas y de tela), y un tono de voz alto, lo que aumenta la cantidad de aerosoles expulsados.

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