Hace 3 meses el Ing. José Luis Antúnez, el Dr. Gabriel Barceló y el Dr. Andrés Kreiner elaboraron en conjunto una propuesta. Se plantea superar controversias en el seno del sector nuclear argentino.
En AgendAR conocemos esas diferencias: tenemos partido (no abandonar el uranio natural como combustible de centrales), pero hemos publicado todos los puntos de vista en oposición, muchos de ellos contrarios al nuestro. Sin embargo, no son las controversias del sector lo que congeló ya más de un año cualquier avance en política nuclear, sino que el gobierno todavía no tiene ninguna.
Es una situación cíclica. Aquí energía, en general, sólo parecería significar sólo gas y petróleo y a veces «hidro», lo que de suyo ya es un error. Pero nos revisita periódicamente una incomprensión aún más global: el átomo no es un enchufe más para el Sistema Argentino de Interconexión. El átomo es estratégico. Desde 1958 -y particularmente, desde 1978- volvió al país un exportador de tecnología nuclear, también lo hizo el único referente de la región en diseño y fabricación de reactores y centrales, creó un ecosistema industrial regido por normas de calidad altísimas con más de un centenar de empresas privadas, y le dio al país un despliegue de medicina nuclear único en las Américas.
Por último, el sector espacial (la Comisión Nacional de Actividades Espaciales y la empresa de telecomunicaciones ARSAT) se desarrollaron desde INVAP, la firma tecnológica barilochense creada en 1974 por la institución madre de todo este complejo, la Comisión Nacional de Energía Atómica. Y el «know how» satelital de INVAP hoy es imprescindible en sectores tan diversos y esenciales como el agro, la aeronáutica y la defensa.
A nosotros esta historia nos resulta evidente, pero el país la olvida una y otra vez y también sus dirigencias. Como ya sucedió entre 2003 y 2005, este gobierno está re-aquilatando este sector, como quien descubre, con asombro, que tenía una herencia millonaria y se había olvidado. Hoy se vislumbra una compresión mayor del sector nuclear, y tal vez una decisión de avanzar.
Tenemos una razonable esperanza de que esa decisión madure. Esta propuesta de tres grandes referentes nucleares está circulando entre todos los sectores nucleares en pugna, y también entre los decisores políticos. Propone modos concretos de zanjar diferencias.
A los argentinos no nos resulta fácil llegar a acuerdos sólidos. Pero en este campo tenemos detrás un esfuerzo coherente de más de 70 años, un resistente semillero ciencia básica, aplicada, tecnología, empresas, productos y comercio exterior, y una herramienta estratégica que le da al país un prestigio y una autoridad muy superiores a las correspondientes a su PBI, o a su peso diplomático.
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UNA PROPUESTA SUPERADORA PARA LA ANTINOMIA QUE SE PRETENDE INSTALAR EN EL SECTOR NUCLEOENERGÉTICO ARGENTINO
El Plan Nuclear del 2014 del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner preveía la construcción de una Central de uranio natural con tecnología propia (el Proyecto Nacional CANDU) y una Central de uranio enriquecido con tecnología China (el Proyecto Hualong). Este plan tenía un amplio consenso.
Este desarrollo conjunto del Plan Nuclear Argentino fue acogido con beneplácito por la contraparte china (China utiliza ambos tipos de tecnología) en el marco del histórico Acuerdo País-País firmado por ambas naciones también en el 2014.
Inclusive se llegó a obtener el compromiso por parte de China de financiar parcialmente ambos proyectos en el marco del citado Acuerdo.
Surge claramente de lo expresado que ninguna de las partes consideraba entonces a los dos proyectos antinómicos o excluyentes entre sí.
Los dos proyectos se iniciaron en el año 2015 y avanzaron en paralelo hasta que el gobierno macrista en el año 2018 anula el Plan Nuclear 2014 cancelando el Proyecto Nacional y decide continuar únicamente con el Proyecto Hualong. Está de más decir que esta decisión argentina anuló también la promesa de financiamiento chino entonces vigente para el proyecto nacional.
A partir de ese momento todo intento de preservar la tecnología de uranio natural y agua pesada, que tanto esfuerzo e inversión le han costado al país, fue considerado como un intento de bloquear el Proyecto Hualong, lo que no se corresponde con la realidad pero que no nos sorprendió mientras duró el gobierno macrista. Sí nos asombra que esta actitud antinómica perdure aún hoy en la mente de algunas personas de nuestro gobierno.
Asimismo se intentó desacreditar la tecnología CANDU por obsoleta. Queremos asegurar que esto no es así y que las posibilidades futuras de innovación de esta tecnología son muy significativas. Esto está siendo planteado hoy en día por Canadá, EEUU, India y China. Estamos dispuestos a defender este punto de vista en el momento que se considere oportuno.
Plenamente conscientes que la situación de hoy, después de cuatro años de depredación macrista, no es la misma que la del año 2015 los firmantes hemos elaborado esta propuesta cuyo propósito de ninguna manera es oponerse al proyecto de (central) de uranio enriquecido, sino el de preservar la tecnología de uranio natural y agua pesada que con gran esfuerzo e inversión fue generada por la Argentina a lo largo de más de cincuenta años y que nos asegura la ventaja estratégica de estar en condiciones de fabricar las partes específicamente nucleares y, sobre todo, de acceder al combustible sin necesidad de un proveedor externo que podría restringirnos ese insumo fundamental.
Esta propuesta se ha diseñado considerando las restricciones financieras que necesariamente impone la situación actual y además asume que se llevará a cabo el proyecto Hualong de uranio enriquecido, con el cual es compatible.
El objetivo básico es preservar la tecnología de uranio natural y agua pesada mediante la conservación de las capacidades científicas, tecnológicas e industriales que han demostrado por décadas brindar capacidad soberana y autónoma a la Argentina para producir energía eléctrica de origen nuclear.
Para instrumentar esta propuesta se requiere ejecutar los siguientes pasos:
– Anular el acto administrativo que canceló el Proyecto Nacional en el año 2018 y recuperar su vigencia dentro del marco de la Ley 26.566.
– Realizar las inversiones que requiere la Planta de Agua Pesada para preservar su equipamiento y recuperar las capacidades operativas requeridas para mantenerse lista para producir cuando se lo requiera.
– Recuperar la documentación del Proyecto Nacional CANDU.
De estos pasos, solo la recuperación de la Planta de Agua pesada requiere una inversión urgente pero menor, mayoritariamente local y por lo tanto en pesos.
La ejecución de ninguna de estas actividades puede considerarse antagónica o excluyente con el Proyecto Hualong.
Quedará así preservado el núcleo básico de la tecnología de uranio natural y agua pesada para su utilización cuando así se lo desee.
Recordemos que esta tecnología debe seguir vigente durante muchos años ya que en ella están basadas nuestras tres centrales nucleares en operación, Atucha I, Embalse y Atucha II, todas las cuales tienen muchos años de operación por delante.
Conociendo la profunda crisis que afecta a la industria nacional proveedora del sector nuclear hemos reflexionado sobre qué ocurrirá con las capacidades industriales nacionales durante la ejecución del proyecto Hualong.
La construcción del proyecto Hualong ocupará sin duda las capacidades de los sectores de construcción, montaje y puesta en marcha nacionales especializados en centrales nucleares, con lo cual su preservación estará asegurada por la duración de ese proyecto. Este tema deja entonces de ser una preocupación.
No ocurrirá lo mismo con el sector manufacturero nacional metalmecánico, eléctrico y otros. Un proyecto de nueva tecnología como el Hualong ejecutado “llave en mano” brindará muy pocas oportunidades a este amplio conjunto de proveedores industriales de todo tipo, muchos de ellos PYMEs.
Estos proveedores formados y calificados desde la construcción de Embalse, la de Atucha II en sus dos etapas y la Extensión de vida de Embalse fueron capaces de fabricar localmente tanto los componentes que se cambiaron al reactor de Embalse para su extensión de vida así como buena parte de los incorporados a Atucha II. Este sector manufacturero se encuentra gravemente afectado por la crisis actual y carente de perspectivas tangibles.
Pensando en cómo se podrían preservar estas capacidades industriales manufactureras y recuperar el empleo a través del proyecto nacional es que hemos diseñado una alternativa complementaria que produzca la mayor incidencia en el empleo industrial con la menor demanda presupuestaria y financiera posible en los primeros años.
Este diseño está basado en una forma de ejecución del Proyecto Nacional (la central CANDU) diferente a lo habitual. Se planificaría comenzando exclusivamente por la ejecución de la ingeniería y, en la medida de la disponibilidad de recursos, la adquisición de los componentes de manufactura local de largo y mediano plazo de entrega. Esta forma de ejecución permitiría volcar en forma inmediata los fondos en pesos que se vayan asignando para recuperar a la industria manufacturera nacional y su capacidad de generar empleo, componente esencial de la tan necesaria recuperación económica.
Las obras de construcción civil, montaje electromecánico y puesta en marcha del Proyecto Nacional, así como las compras en el exterior, se planificarán para iniciarse más adelante en la medida de las disponibilidades financieras. Quizá sea posible, vista la buena disposición anterior, el recuperar el financiamiento chino de la componente importada para el Proyecto Nacional.
Este criterio de programación “primero componentes locales, después obras” es lo que haría al Proyecto Nacional compatible y complementario con la ejecución del Proyecto Hualong, ya que a medida que el mismo vaya liberando el personal afectado a las distintas fases de las obras de construcción y montaje será posible asignarlo a esas mismas actividades para el Proyecto Nacional.
De ninguna manera esta alternativa destinada a recuperar la capacidad manufacturera industrial puede ser considerada antagónica o excluyente del Proyecto Hualong ya que es complementaria del mismo.
José Luis Antúnez, Gabriel Barceló, Andrés J. Kreiner.
Octubre 2020.