Ayer, viernes 19, el presidente Alberto Fernández le pidió la renuncia al ministro de Salud, Ginés González García, luego que el periodista Horacio Verbitsky revelara que accedió a la aplicación de la Sputnik V gracias a un favor que le hizo el funcionario. El presidente convocó a la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, para que lo reemplace y asuma como titular de la cartera de Salud. La especialista en vacunas jurará hoy a las 17 en la residencia de Olivos.
Toda la otra información que disponemos sobre este lamentable asunto de los «vacunados VIP» -nosotros preferimos usar el viejo término de «acomodados»- más el doble o el triple de especulaciones, ya están en los medios y en las redes sociales.
En AgendAR, que no tenemos vocación por el escándalo, no vemos la necesidad de repetir lo que aparece en todos lados. Pero sí nos parece que corresponde dejar clara nuestra posición.
Ante todo, queremos decir que respetamos y valoramos la gestión de Ginés González García. Cometió errores, por supuesto, todos lo hacemos, pero en su mayoría tuvieron que ver con un estilo expansivo e imprudente de comunicación. Es imposible acertar con todos los pronósticos, y por eso conviene que un funcionario no los haga si no es imprescindible.
Hay dos falencias en el desarrollo de su tarea más importantes que hemos señalado, con discreción, en varias de nuestras notas: una negociación poco previsora con algunos de los laboratorios más importantes. En particular hemos dicho que conseguir que AstraZeneca aceptara fabricar en Argentina la «vacuna de Oxford» ha sido un logro de Ginés y un reconocimiento a la capacidad científica argentina.
Pero debió estipularse que una parte de la producción permaneciera en el país. Envasar y rotular es una parte más fácil de la tarea.
También nos hubiera gustado, y lo dijimos, que el Ministerio de Salud dedicara más fondos a los desarrollos locales de vacunas. Por supuesto, la urgencia dictaba lo que se hizo: dedicar la mayor parte de los escasos recursos financieros a comprar las que ya están produciendo los gigantes farmacéuticos. Pero también hay que sembrar para el futuro.
Repasamos estas objeciones por honestidad intelectual, pero somos conscientes que son injustas. Porque no disminuyen el esfuerzo titánico de conducir un Ministerio de Salud en una emergencia sanitaria como no se había visto en 100 años, a la que nadie en el mundo vio venir
Al 17 de este mes Argentina tenía 391.975 personas vacunadas con la primera dosis, y 241.662 personas vacunadas con la segunda dosis de la vacuna Sputnik V. No es el mejor desempeño del mundo, pero es un logro impresionante para el aparato estatal deteriorado que tenemos. Y es en parte logro de la gestión de Ginés.
Dicho esto, que debe decirse, también hay que decir que favorecer a los amigos, familiares y aliados políticos es un hábito muy argentino -y de muchos otros pueblos, también- y no ha sucedido solamente en la gestión del ministro que debió renunciar por ello.
Pero la vacunación es, literalmente, un asunto de vida o muerte, y eso ha despertado una sensibilidad que en otros asuntos se muestra… menos alerta. En estos días, casos como éste, más graves, han estallado en Chile y en Perú, y también allí provocaron reacciones furiosas.
Quizás un resultado positivo de este escándalo es que como sociedad tengamos menos tolerancia con nuestros propios defectos.
Ahora, corresponde desearle a la Dra. Carla Vizzotti -que ya ha demostrado ser una excelente funcionaria y una buena comunicadora- suerte en su gestión. Ella, y todos nosotros, la necesitaremos.
A. B. F.