Rusia, uno de los mayores exportadores de trigo del mundo, planea lanzar un mecanismo de retenciones móviles a la exportación de granos el 1º de abril. Lo adelantó el ministro de Economía ruso, Maxim Reshetnikov, en una reunión con el presidente Vladimir Putin.
El mecanismo incluye un impuesto a la exportación basado en una fórmula, lo que podría cambiar los aranceles fijos que se impusieron a partir del 15 de febrero. La medida busca frenar el aumento de los precios de los alimentos en medio de la crisis del coronavirus.
«La situación en el mercado mundial de alimentos está empeorando desafortunadamente», dijo Putin, y agregó que también era necesario preparar un mecanismo para apoyar a los productores de granos.
Los precios mundiales del trigo han aumentado desde mediados de diciembre, cuando Rusia dijo que intentaría frenar las exportaciones con impuestos fijos a la exportación.
Reshetnikov no proporcionó ningún detalle sobre la fórmula, pero dijo que iba a ser un «amortiguador de precios» permanente destinado a «prevenir la transferencia de las fluctuaciones de precios globales y los altos precios globales a nuestro mercado nacional».
A partir del 1º de abril, los exportadores de cereales rusos deberán registrar sus contratos en una de las bolsas de Rusia, que luego calcularían un indicador de precio para la fórmula, agregó el ministro.
Según Reuters, la fórmula se establecería en el 70% de la diferencia entre el precio del trigo por tonelada y 200 dólares. El precio de la fórmula no sería el de cada contrato de exportación, sino el punto de referencia calculado por la Bolsa de Moscú.
Aunque otros productores de trigo como Australia tienen cosechas excelentes, Rusia juega un papel vital en el suministro global y su grano seguirá siendo necesario en la última parte de la temporada, dijo Andree Defois, presidente de la consultora Strategie Grains. Los futuros de trigo de Chicago alcanzaron el nivel más alto desde 2014 después del anuncio del gobierno ruso.
Eso ejerce una presión adicional sobre los grandes importadores como Egipto, que compra importantes cantidades de trigo a Rusia cada año porque sus precios tienden a ser más baratos que la mayoría de las otras fuentes.
Estas noticias son muy significativas para la economía argentina: por un lado, aseguran todavía mejores precios para las exportaciones de trigo que pueda hacer nuestro país. Pero también subrayan la necesidad que comparten todos los gobiernos de moderar los precios de los alimentos, en el marco de la pandemia.