La percepción generalizada de que sería imposible un cierre de la mayoría de las actividades económicas -como el que se dispuso el 13/3 del año pasado- si llegara a amenazar un colapso del sistema sanitario en nuestro país es errónea.
Esa es la opinión -respaldada en encuestas- del sociólogo Daniel Feierstein, doctor en Ciencias Sociales, investigador del CONICET, y profesor en UNTREF y UBA. Feierstein ha subido sus reflexiones sobre la pandemia y las medidas para evitar el contagio a las redes sociales, y las hemos publicado otras veces en AgendAR, como pueden ver si ponen su apellido en el Buscador del portal.
Esta la expuso en estos días en un largo hilo de Twitter, que aquí reproducimos. Sólo agregaremos que no sería la primera vez que un sector de la sociedad que cree ser mayoría descubre que es minoría. Y viceversa.
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1) Mientras vemos avanzar el colapso sanitario en Brasil y Paraguay y la vacunación avanza, pero lentamente, surgen preguntas sobre cómo reaccionar si se inicia la segunda ola. Pareciera que no se podría hacer nada, pero eso NO ES lo que piensa la mayoría de los argentinos.
2) El Socpol de la Universidad Nacional de Quilmes viene hace unos meses realizando estudios de opinión bien interesantes. Hace unas semanas me convocaron para sumar ideas a la última encuesta: Si fueras presidente… ¿qué harías si se comienzan a llenar las terapias intensivas por la segunda ola?.
3) Resulta útil observar las respuestas. Contra la imagen dominante, el 40% opina que las medidas debieran ser muy estrictas y otro 23% avala los aislamientos intermitentes que junto a Rodrigo Castro, Ernesto Kofman y muchos otros propusimos en agosto.
4) O sea: la idea «la gente está harta de las restricciones», «no queremos estar encerrados» o «que mueran los que tengan que morir», «no se puede hacer nada», por muy difundidas que estén, son miradas que representan a una minoría (intensa, pero minoría al fin) de la población.
5) Esto encuentra también refuerzo en otra pregunta, en la que se indagaba el acuerdo con volver a las restricciones de abril ante una eventual segunda ola: 55% de acuerdo y otro 35% que las respetaría aun en desacuerdo. Apenas un 10% «no las respetaría».
6) Sin embargo ocurre algo interesante cuando ya no preguntamos qué es lo que habría que hacer o el nivel de acuerdo sino cómo creen que respondería la sociedad frente a la reimposición de restricciones por el inicio de la segunda ola.
7) Allí resulta que la mitad de los que proponen restricciones creen q su posición es minoritaria, que la mayoría de la población no está de acuerdo. Véase que un 50% (31 + 19) cree que casi todos le tendrían bronca y ese 19% piensa que ni siquiera las podría implementar.
8) Por el contrario, quienes están en contra de cualquier tipo de restricción, se encuentran convencidos de ser mayoría, como podemos ver aquí: un 66% de ellos está convencido de que «todos estamos hartos» y que «la gente» los acompañaría como presidentes sin restringir nada
9) Algo así podemos encontrar también en las redes sociales, donde gritan más los que se oponen a las restricciones, insultan con más ínfulas. Pero insultar más no los hace ser mayoría.
10) Pueden consultar el artículo completo donde analizamos esto con el equipo de Javier Balsa, Guillermo de Martinelli, Pehuén Romaní y Juan I. Spólita
11) Y podemos ver q lo mismo ocurre con la reapertura de las clases presenciales. Se vociferaba que lo querían las mayorías pero el 77% pensaba que era mejor esperar a que estuvieran vacunados todos los docentes en una encuesta previa del mismo equipo del Socpol de la Universidad de Quilmes.
12) El primer punto entonces queda aclarado: los que se oponen al principio precautorio NO SON la mayoría de la población sino una minoría intensa. El problema es que esa minoría (un quinto de la población) ha demostrado q está dispuesta a hacer lo que sea para impedir cualquier medida de cuidado.
13) Al mismo tiempo, ese grupo se encuentra empoderado, convencido de expresar a «la mayoría» en tanto que la mayoría que acuerda con el cuidado cree ser minoritaria. Un 20% ha conquistado la hegemonía, convenciendo a muchos (y a las autoridades) de ser «la opinión mayoritaria».
14) Casi todas las autoridades consideran «inviables» las medidas de cuidado, sea porque sufren la misma confusión que la población mayoritaria o porque consideran difícil enfrentar la insubordinación de la minoría intensa (un 20% es mucha gente si está dispuesta a la acción).
15) Por lo tanto, la paradoja que se genera es que se termina ejecutando las políticas de la minoría, sea por su capacidad de ganar la disputa por el sentido, sea por el poder que les otorga estar dispuestos a cualquier cosa. Resultado: más de 50.000 muertos y contando.
16) Esta disyuntiva no tiene salidas fáciles. No se resuelve necesariamente implementando las medidas para lograr Covid cero (q bien propone Yaneer Bar-Yam y que ya han logrado muchos países) porque la resistencia del 20% puede ser desestabilizadora si no se planifica bien.
17) Y porque las correlaciones de fuerzas y los sentidos son dinámicos: alguien que acuerda hoy puede disentir más tarde, aunque también puede ser al revés. Estos equilibrios son inestables y dependen de la buena comunicación y la eficacia de las medidas y sus resultados.
18) Pero este mapa de las representaciones de la sociedad argentina HOY sí puede constituir una herramienta poderosa para asumir mayor convicción en la defensa del principio precautorio y no dejarse silenciar por los trolls o las minorías intensas.
19) Es cierto que una porción de la sociedad cree que esto es una gripecita, que hay que olvidarse del tema y que hay que dejar «que se mueran los que se tengan que morir» pero esa porción es claramente UNA MINORÍA.
20) Si las autoridades y cada uno de nosotros podemos tener esto claro, quizás las disputas por el sentido puedan avanzar otro pasito y permitirnos construir las condiciones para recuperar la aplicación del principio precautorio y salvar muchas vidas ante la segunda ola.
21) Es útil comprender que NO ES CIERTO que todos somos egoístas, que no estamos dispuestos a ayudar a nadie o a sacrificar nada en pos del otro. Sabiendo esto… que cada quien se haga cargo de la parte que le toca
22) Este hilo no hubiese sido posible sin el tremendo laburo de Javier Balsa, Guillermo de Martinelli, Pehuén Romaní y Juan I. Spólita, mencionados más arriba. Todo el mérito de ellos, todos los errores míos 🙂