Nos parece oportuno acercar a nuestros lectores esta nota que prepararon los periodistas Francesco Guarascio, Emilio Parodi y John Chalmers para la agencia Reutres, sobre los tanteos -entre geopolíticos y sanitarios- en el seno de la Unión Europea en torno a la vacuna rusa.
Pero como ya habíamos señalado, no es una buena noticia para nosotros. La capacidad de producción de esta vacuna es limitada, su fabricación en la UE demoraría al menos un año, y el interés europeo suma nuevos clientes, con bolsillos más grandes que los nuestros.
«BRUSELAS.- Públicamente, la Unión Europea (UE) había desdeñado la campaña de suministro global de vacunas de Rusia como un truco publicitario de un régimen indeseable.
Pero detrás de cámaras, y ante los altibajos de los esfuerzos por vacunar a sus 450 millones de habitantes, el bloque regional europeo ha empezado a mirar con ganas la Sputnik V que reparte el Kremlin, según diplomáticos y funcionarios de la UE.
Un funcionario que negocia con los fabricantes en nombre del bloque afirma que los gobiernos de la UE están considerando iniciar conversaciones con los desarrolladores de la Sputnik V y que hay cuatro estados de la UE que podrían solicitar que se inicie ese proceso.
Hungría y Eslovaquia ya han comprado la vacuna rusa, la República Checa está interesada, y el funcionario de UE dice que Italia está considerando usar el biorreactor de producción de vacunas más grande del país —la planta ReiThera, cerca de Roma—, para fabricar la Sputnik V.
Los funcionarios de Bruselas han sido criticados por la lentitud de la campaña de vacunación del bloque, justo cuando Gran Bretaña, flamante ex miembro de la UE, empieza a flexibilizar sus restricciones gracias al buen ritmo que está tomando su programa de inoculación.
Mientras tanto, Italia ha tenido que profundizar su cuarentena, los hospitales de la región de París están al borde del colapso, y Alemania ya ha advertido de la llegada de la tercera ola.
La UE ha firmado acuerdos con seis laboratorios occidentales e iniciado conversaciones con otros dos. El bloque ha aprobado hasta el momento cuatro vacunas, pero el atasco en la producción tiene demorada la inoculación y algunos Estados miembros ya buscan soluciones propias.
Si la Sputnik V se suma al arsenal de vacunas de la UE, sería un triunfo diplomático para Rusia, cuyos intercambios con el bloque están en tensión desde hace años, por las sanciones europeas contra Rusia por la anexión de la península de Crimea y su injerencia en Ucrania Oriental.
De concretarse, el bloque también podría dividirse entre los Estados que se niegan a rajatabla a retroceder un solo paso frente a Moscú y aquellos que prefieren mostrar que la cooperación entre Bruselas y el Kremlin es posible.
Otro funcionario de la UE dice que la planta de ReiThera fue mencionada durante una reunión por funcionarios italianos como posible sitio para que otras empresas biotecnológicas no italianas fabriquen vacunas para el Covid.
ReiThera, que tiene un 30% de participación del Estado italiano, está desarrollando su propia vacuna contra el Covid-19, pero el laboratorio no quiso hacer comentarios.
Una vocera del Ministerio de Industria de Italia prefirió no hacer comentarios sobre el posible uso de la planta de ReiThera para fabricar la Sputnik V, y se limitó a decir que “produciremos todas las vacunas autorizadas en cualquier lugar donde se pueda”.
Un vocero de la Comisión Europea, que coordina las conversaciones con los fabricantes, dice que la UE no pidió iniciar conversaciones con los desarrolladores de la Sputnik V, por más que el organismo regulador de fármacos del bloque regional termine aprobando la vacuna.
Resta por saber si los Estados que hicieron órdenes de pedido de la Sputnik V en acuerdos bilaterales estarían interesados en una compra conjunta a través de la UE. Los voceros de los gobiernos de la República Checa, Hungría y Eslovaquia no hicieron comentarios al respecto.
Las negociaciones con los fabricantes de vacunas por lo general han durado meses hasta acordar los envíos, y el funcionario de la UE dice que aún no hay decisión sobre un posible acercamiento a los desarrolladores del Sputnik V después de las conversaciones internas sobre el tema.
La UE expresó dudas sobre el Sputnik V durante meses, aduciendo falta de datos y tildando a la vacuna de ser una herramienta de propaganda de política exterior del Kremlin.
El 17 de febrero, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, cuestionó las razones de Kremlin para exportar millones de dosis a pesar del lento despliegue en su propio país, donde proporcionalmente han sido vacunadas menos personas que en la UE, según datos públicos.
Incluso la semana pasada, Charles Michel, que preside las cumbres de líderes de la UE, volvió a poner en duda los motivos de Rusia para impulsar la Sputnik V. “No hay que dejarse engañar por China y Rusia, regímenes con valores menos deseables que el nuestro, ya que organizan operaciones de distribución de vacunas a otros países que muy limitadas, pero ampliamente publicitadas”, dijo. “Europa no aplicará vacunas que son usadas con fines propagandísticos”.
Ni Moscú ni Pekín reaccionaron oficialmente a los comentarios de Michel, aunque ya previamente Rusia ha acusado a la UE de politizar el tema de las vacunas.
Sin embargo, el discurso sobre la Sputnik dentro de la UE ya había empezado a cambiar a partir del 2 de febrero, con la publicación del referato de los datos de los ensayos clínicos, que mostraron que la vacuna rusa tiene una efectividad del 92%, más alta que la de Oxford-AstraZeneca y muy cerca de las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna.
Luego, el 25 de febrero hubo un nuevo giro, cuando Mario Draghi hizo su debut en una cumbre de la UE como nuevo primer ministro de Italia.
El ex jefe del Banco Central Europeo, muy apreciado en Bruselas por haber salvado el euro de su peor crisis hace unos años, adoptó una postura firme respecto de las vacunas, tanto para acelerar el ritmo de inoculación como de producción en Europa. Draghi les dijo a sus colegas mandatarios que la UE debía comprar más dosis, incluso de fuera del bloque, y ampliar la producción propia de vacunas.
Italia, que tradicionalmente apoya una postura más flexible hacia Moscú, ahora presiona a los demás gobiernos de la UE para que reconsideren en tema de la Sputnik V. El miércoles pasado, en una reunión de diplomáticos europeos, el representante de Italia instó a la UE a ampliar su suministro de vacunas, incluyendo la vacuna rusa, según un funcionario que participó del encuentro.
Un portavoz de la delegación italiana ante la UE no quiso hacer comentarios al respecto.
A principios de marzo, cuando le preguntaron sobre el Sputnik V, el ministro de salud de Italia dijo: “Si una vacuna funciona y los reguladores nos dicen que es segura, la nacionalidad poco interesa. Italia está dispuesta a colaborar con el gobierno ruso”.
Cualquier reticencia de la UE a iniciar conversaciones con los desarrolladores de Sputnik V podría diluirse si la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) aprueba la vacuna y los estados miembros acuerdan fabricar la vacuna rusa en las plantas de producción que hay dentro del territorio europeo.
El 4 de marzo, la EMA lanzó una revisión continua del Sputnik V, el primer paso de un proceso que podría conducir a su aprobación en toda la UE. Un funcionario europeo familiarizado con el proceso dijo que la decisión sobre una posible autorización llegaría a principios de mayo.
Desde el lado de la producción, el Fondo Ruso de Inversión Directa, que financia la fabricación de la vacuna, firmó la semana pasada un acuerdo con la compañía farmacéutica suiza Adienne para producir pequeñas cantidades de la Sputnik V en Italia, aunque el gobierno italiano no participó en el acuerdo.
Pero si Roma llega a un acuerdo con ReiThera, sería el respaldo más significativo a la Sputnik V hasta el momento, eclipsando los acuerdos que Moscú ha sellado con otros países, incluidos Brasil, la Argentina y la India.
Berlín también ha expresado su interés en producir la Sputnik V en Alemania, y el Fondo Ruso ya ha informado que está negociando acuerdos de producción con varios países de la UE. Ainque prefiere no comentar sobre acuerdos específicos con empresas para fabricar Sputnik V dentro de la UE, ni sobre cualquier posible cambio de postura del bloque regional hacia la vacuna.
En Bruselas, un diplomático de la UE asegura que si la EMA aprueba la Sputnik, el bloque probablemente se divida entre los miembros a favor de cooperar con Rusia y los que se oponen.
Los lazos entre Rusia y Occidente, que ya se encuentran en sus mínimos históricos de la Posguerra Fría, últimamente son objeto de nuevas tensiones, por el trato dado por el Kremlin al opositor político Alexei Navalny, cuyo encarcelamiento llevó a Bruselas y a Washington a imponer nuevas sanciones a Moscú.
“Caeremos en la división habitual: ‘si es ruso, es malo’ versus ‘pero vamos, tenemos que aprender a trabajar con esa gente’”, dice el diplomático europeo. “Habrá quienes no quieran regalarle a Rusia esa victoria propagandística, y habrá otros que lo verán como una oportunidad de demostrar que la cooperación es posible.”