Los tratamientos con anticuerpos monoclonales están terminando su fase III y mostrando resultados promisorios para prevenir contagios y evitar las formas graves de la enfermedad.
Pocas veces ha habido una coincidencia tan absoluta en el mundo médico: la salida de la pandemia es por la puerta de la vacunación masiva. Pero efectivizar esa megacampaña en todo el planeta puede llevar -en su versión más optimista- entre 12 y 18 meses.
¿Qué hacer mientras tanto para prevenir muertes? Pese a que durante 2020 apenas un puñado de medicamentos, mostraron alguna efectividad (dexametasona) también pasaron por esa vidriera muchas drogas inservibles y hasta peligrosas (hidroxicloroquina, suero de recuperados, ivermectina, etc). Esa situación, sin embargo, podría ser diferente este año. Y una de las opciones más promisorias son los nuevos tratamientos hechos en base a cócteles de anticuerpos monoclonales.
Según la explicación oficial publicada por la FDA de los Estados Unidos, “los anticuerpos monoclonales son moléculas fabricadas en el laboratorio que actúan como anticuerpos “sustitutos” de las personas. Pueden ayudar al sistema inmunitario a reconocer, y responder más eficazmente, al virus, dificultando su replicación y previniendo daños en el infectado”.
En la visión de los expertos, el uso de anticuerpos monoclonales no es un reemplazo de la vacunación sino una opción terapeútica y preventiva, que puede ser usada mientras perdura el déficit global de vacunas y hasta que se logre alcanzar la inmunidad de rebaño por medio de la inmunización.
A grandes rasgos, cuando una persona se contagia un virus, su metabolismo desata una respuesta inmune compleja de tres tipos: la respuesta innata; la celular -con células especiales que atacan al invasor- y la respuesta humoral, en la cual ciertas células especializadas generan diversos tipos de proteínas que atacan al virus. En esa última categoría entran los anticuerpos, capaces de neutralizar las partículas virales y frenar su replicación”, explicó el doctor Juan Pablo Jaworski, investigador del Conicet.
Según este especialista del Instituto de Virología e Innovaciones Tecnológicas del INTA, “en los últimos años se han venido probando para diversas enfermedades el uso de estos anticuerpos clonados en el laboratorio y que son copias hechas en base a una selección de los anticuerpos, creados por el sistema inmune, pero que resultan ser los más eficientes en su acción antiviral”.
Por eso el concepto no es nuevo y -de hecho- ya viene demostrando resultados efectivos en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer y también se convirtió en una opción para prevenir la acción del virus de Ebola, en Africa.
Según Jaworski el proceso implica estudios inmunológicos hechos a cientos de personas, para poder aislar los anticuerpos naturales más “eficientes” en el combate contra el agente responsable de la patología. Estos luego se clonan y cultivan en cantidad en un laboratorio para poder disponer de una dosis lista para aplicar ante una infección o para combatir células cancerosas en personas que no tienen la capacidad de sintetizar esos anticuerpos. Además, para mejorar el tratamiento, se combinan varios anticuerpos monoclonales diferentes en un único cóctel.
Avances de los anticuerpos monoclonales contra el Covid-19
“Hoy ya hay una decena de laboratorios en el mundo que identificaron y clonaron una docena de anticuerpos que están mostrando su eficacia contra el SARS-CoV-2. Y se están haciendo ensayos terapeúticos, que ya pasaron a Fase III avanzada, y están mostrando buenos resultados. Además, hay tres cócteles ya aprobados para uso (en formato “de emergencia”) por la FDA, tal como ocurre con las vacunas actuales”, comentó el investigador. Y resaltó que “las combinaciones de anticuerpos mostraron ser más efectivas y seguras porque aumentan las probabilidades de ser una herramienta eficiente ante las nuevas variantes y cepas y disminuyen la probabilidad de que aparezcan mutaciones virales resistentes que puedan luego expandirse en la comunidad”.
Una de las críticas que reciben estos tratamientos es que producir anticuerpos monoclonales es un proceso caro y -por lo tanto- se convertiría en una medicación poco accesible. En opinión de Jaworski “es cierto que son drogas extremadamente caras, pero hay que hacer un análisis de costo-beneficio balanceando el hecho de que aplicarlas puede evitar que un contagiado pase una semana de internación en terapia intensiva, algo que también genera costos considerables”.
No son un reemplazo de la vacunación sino una posible opción terapeútica
Mientras tanto ya se está analizando aplicar estos cocteles a pacientes con síntomas y en los que -por alguna situación médica de base -diabetes, obesidad, etc- se sospecha el posible progreso hacia una forma severa de Covid. “Los resultados preliminares están demostrando que su uso parece prevenir hospitalizaciones en un porcentaje significativo de esos casos”.
Finalmente, un punto importante es que con las herramientas de biotecnología actualmente disponible, en apenas tres meses es posible identificar, aislar y clonar los anticuerpo monoclonales más promisorios y probar su acción en el laboratorio para determinar su efectividad real. “Esto facilita mucho adaptar esta forma de terapia a las mutaciones y nuevos linajes de Coronavirus que puedan surgir en los próximos meses”.
Para casos específicos de profilaxis
En los estudios actuales se está probando la efectividad de estas combinaciones de anticuerpos monoclonales para situaciones particulares: en un formato de “profilaxis“. “Por ejemplo se podría aplicar el cóctel a todos los residentes de un geriátrico si se detecta un caso positivo de Covid. En las pruebas hechas para esa situación se encontró una efectividad de hasta el 80 % en la prevención de cuadros severos de Covid. Vale recordar que en estos casos se aplica a asintomáticos y la duración de la protección es relativamente corta: “de 15 a 30 días. Pero eso es suficiente y podría dar una solución para este tipo de brotes. También es posible aplicar esta misma estrategia en el personal de salud”.
Otra situación en la que los anticuerpos monoclonales están demostrando efectividad es tras ser usados para tratar el contagio de una persona que convive con gente que es parte de grupos de riesgo. “En esas situaciones, si se confirma un positivo, se podría aplicar una dosis de anticuerpos en forma preventiva a los familiares vulnerables. Así estos quedaría protegidos por varias semanas”.
Enrique Garabetyan