Después de 4 años, volvieron a producirse computadoras en Argentina. Es en el marco del programa Juana Manso, una continuidad del Conectar Igualdad. El Estado invertirá $ 20 mil millones en la compra de 633 mil computadoras para estudiantes.
Las 8 empresas que obtuvieron la licitación invirtieron más de $ 500 millones para adecuar las plantas y las líneas de producción, y se espera la creación de 4.500 puestos de trabajo directos e indirectos, según estimaciones del Gobierno. El objetivo empresarial será volver a abastecer el mercado interno, pero para eso aguardan un cambio en los aranceles de importación.
A partir del 2017, las computadoras dejaron de fabricarse en el país. “Los fabricantes se volvieron importadores”, contó una fuente del Ministerio de Desarrollo Productivo. Los motivos tuvieron que ver con un cambio en la política de comercio exterior durante el gobierno anterior. “La fabricación informática que se hacía en distintas partes del país dejó de hacerse en abril de 2017, cuando el arancel se llevó al 0%”, contó Federico Hellemeyer, presidente de la Asociación de Fábricas de Electrónica (AFARTE).
“Siempre se pensó que, sacando los derechos de importación, iba a generar un efecto virtuoso en la economía y los precios. Fue un fracaso. El Gobierno dejó de recaudar estos derechos, se perdieron 6.000 puestos de trabajo, los precios son escandalosos y la importación insume dólares”, afirmó Luis Galli, presidente de Newsan, sobre el arancel 0. La empresa invirtió 1,5 millones de dólares para reiniciar la línea de producción de computadoras en Tierra del Fuego, y empleará a 100 personas.
“Por ahora comenzamos a fabricar las computadoras del plan educativo”, aclaró Galli. “Nos encantaría volver a producir las de consumo, porque mi visión es que Argentina necesita industria para generar puestos de trabajo calificados, pero no hay industria que pueda competir contra un producto final con arancel 0%”, agregó.
En la misma línea, la inversión en la compañía BGH, de más de 1 millón de dólares, también apunta a que vuelva la fabricación local de consumo masivo. “La producción hoy es para un programa con impacto social, para que los chicos tengan acceso a la escuela. Pero la inversión fue importante, porque apostamos a que la producción tenga continuidad, ir a la fábrica y ver de vuelta todo el movimiento es muy gratificante”, contó Juan Ponelli, CEO de Positivo BGH, que contrató 150 nuevos empleados.
Para que haya continuidad, planteó que debería modificarse la política arancelaria: “El 0% es una política de excepción, cuando estaba en 35% también lo era, hay que buscar un punto medio, el Mercosur tiene un arancel del 16%. Eso permitiría competir con importados, sin que ninguna empresa suba los precios por tener un mercado cautivo, es una solución para todos sin ir de un péndulo a otro”, explicó.
Las empresas aspiran a abastecer a un mercado interno, con fuerte potencial. “En 2020 se vendieron 300 mil computadoras, es la mitad que en Chile”, aseguró Ponelli. Por otro lado, los empresarios afirmaron que es difícil que la producción pueda exportarse. “No es competitivo el costo de fabricación argentina, pero lo que si exportamos es el know how. Tenemos fábricas en Latinoamérica y África, y la competitividad surge de los servicios en la economía del conocimiento, no en el hardware”, explicó Ponelli. Pese a no volverse una industria exportadora, desde el Gobierno consideran que “son menos los dólares que salen por importar partes, que un producto final”.
Sobre la tecnología utilizada, Galli aseguró que “se mira despectivamente al proceso de ensamble en Tierra del Fuego”. Sin embargo, explicó que el proceso es el conocido como “CKD”: “Tenemos unos robots que hacen toda la inserción automática de la placa electrónica. En todo el mundo las industrias son terminales, que significa que se terminan en país, ya no existe eso de fabricar los componentes, lo que haces es el ensamblado final, no es que pones la etiqueta”.
Comentario de AgendAR:
Con el argumento de que se menciona en el ùltimo párrafo «las electrónicas de AFARTE son armaderos indignos de existir», se debería también cerrar todas las terminales automovilísticas argentinas y que se importe todo.
Es obvio que el mercado cautivo de toda esta industria electrónica resucitada es la educación pública, con el regreso del programa Conectar-Igualdad bajo el nombre de Juana Manso. Y eso tiene spin-offs sociales y tecnológicos muy interesantes, especialmente en el diseño local de software educativo completo, en castellano, cerrado y patentado a nombre del Ministerio de Educación o de quien lo haya desarrollado. Y eso sí es exportable.
Por otra parte, las consecuencias educativas de que todo escolar y/o estudiante secundario tenga su computadora provista por el estado y aprenda a usarla bien son gigantescas.
La educación privada va a tener que volver a competir con la pública. Si esto pudiera mantenerse 12 años, se volvería muy difícil de desmontar para cualquier gobierno futuro.