El metano es una molécula orgánica que se encuentra en la atmósfera terrestre y es producida principalmente por organismos vivos. Su detección en Marte ha sido un misterio para los científicos.
La presencia de metano en Marte tiene intrigados a los científicos, pues algunos instrumentos lo detectan y otros no. La solución al misterio estaría en el momento del día en que se hacen las mediciones, según un estudio que publica Astronomy y Astrophysics.
Desde que aterrizó en el cráter Gale del planeta rojo en agosto de 2012, el rover Curiosity de la NASA ha detectado repetidamente metano: un nivel de fondo de menos de 0,5 partes por billón (ppb) de moléculas de aire, con algunos aumentos desconcertantes de hasta 20 ppb, según reporta Space.com.
Estas mediciones, realizadas con el instrumento Espectrómetro Láser Sintonizable (TLS) en el laboratorio de química de Análisis de Muestras en Marte (SAM) de Curiosity, son intrigantes para los astrobiólogos, porque el metano es un posible gas de biofirma (es decir, producido por seres vivos). Después de todo, la gran mayoría del metano en el aire de la Tierra es generado por microbios.
Sin embargo, según el medio científico, el gas también puede producirse de forma abiótica –a través de la interacción del agua caliente con ciertos tipos de roca, por ejemplo–, por lo que los científicos aún no están seguros de la procedencia del metano marciano.
Y mientras el rover Curiosity ha detectado repetidamente metano en la superficie del cráter Gale, el satélite Orbitador de Gases Traza (TGO), de la misión ExoMars de la Agencia Espacial Europea (ESA), que opera desde 2016, no ha hallado metano en la atmósfera marciana.
Ambos equipamientos tienen una gran precisión en sus mediciones. Por eso, los científicos se sorprendieron al comprobar que los datos de uno y otro no coincidían, explica la NASA en su web.
En busca de una explicación, el equipo de Curiosity llegó incluso a considerar que fuera el rover el que produjera esas emisiones, por ejemplo, al aplastar rocas o por la degradación de las ruedas, pero no era así.
En los últimos años, el rover Curiosity de la NASA ha recogido en numerosas ocasiones pequeños rastros de metano en el planeta rojo.
La atmósfera marciana
Finalmente, el equipo responsable del instrumento del Curiosity encargado del análisis de muestras en Marte consideró la hipótesis que la discrepancia entre las mediciones de metano se debiera a la hora del día en que se toman.
Como necesita mucha energía, el espectómetro láser TLS del rover marciano funciona, sobre todo, por la noche, cuando no hay otros instrumentos en marcha.
La atmósfera marciana está en calma por la noche, por lo que el metano se filtra desde el suelo y se acumula cerca de la superficie, donde el rover puede detectarlo.
El TGO, sin embargo, necesita la luz solar para localizar el metano a unos cinco kilómetros por encima de la superficie, pero este gas cerca de la superficie durante la noche se mezcla con la atmósfera por el día, lo que lo diluye hasta niveles indetectables.
Los científicos hicieron mediciones con el TLS a lo largo de un día marciano, alternando una medición nocturna con dos diurnas, y las realizadas de día confirmaron que el metano bajaba a cero.
Aunque el estudio sugiere que las concentraciones de metano suben y bajan a lo largo del día en la superficie del cráter Gale, los científicos aún no han resuelto completamente el misterio.
El metano es una molécula estable que se espera que dure en el planeta unos 300 años antes de desaparecer por efecto de la radiación solar.
Si este gas se filtra constantemente desde el cráter Gale y otros similares, debería de haberse acumulado el suficiente en la atmósfera como para que el TGO lo detectara desde el espacio.
Los expertos sospechan que algo está destruyendo el metano en menos de 300 años y ya se realizan experimentos para comprobar si las descargas eléctricas de muy bajo nivel inducidas por el polvo de la atmósfera marciana podrían ser las responsables o si puede serlo el abundante oxígeno incorporado en las capas superiores de la superficie marciana.