El presidente de Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA), José Luis Antúnez, firmó un acuerdo con el Centro de Desarrollo y Asistencia Tecnológica (CEDyAT) para avanzar en la generación de energía nuclear.
El convenio además permitirá la realización de actividades de cooperación: formación profesional de los recursos humanos y el desarrollo de nuevas tecnologías innovadoras y sustentables, incorporando la dimensión socio ambiental.
El acuerdo acompaña la proyección de la nueva central nuclear Atucha III, con financiación china, como parte de los objetivos estratégicos definidos por Nucleoeléctrica Argentina en su plan de acción.
Fabián Ruocco, director ejecutivo del CEDyAT, expresó que «en el plano de los recursos, la producción, la inversión y el empleo del espacio nuclear argentino interno tiene un peso importantísimo a nivel internacional», y destacó que «la complejidad creciente de la actividad económica internacional amplió y multiplico la demanda de expertos».
«La conclusión de Atucha II y la Extensión de Vida de la Central de Embalse, que fueron atendidas en gran medida por la propia oferta argentina de bienes complejos y conocimientos de entidades nacionales, marcan un hito histórico para un país latinoamericano, donde destacan algunas Unidades de Vinculación Tecnológica de larga trayectoria», afirmó Ruocco..
La generación de energía nuclear resulta una fuente sustentable que garantiza el abastecimiento eléctrico, frena las emisiones contaminantes, reduce la dependencia energética exterior y produce electricidad de forma constante.
El Gobierno nacional a través de la Comisión Nacional de Energía Atómica y la empresa Nucleoléctrica retomó el proyecto de construcción de la cuarta y quinta central.
La de más próxima iniciación se construirá con tecnología de uranio enriquecido y financiamiento chino a partir de 2022 en la localidad bonaerense de Lima, a la par de las centrales Atucho I y Atucha II.
La segunda es conocida como el «Proyecto Nacional» ya que sigue la línea de las centrales preexistentes de uranio natural y agua pesada, en una locación aún no definida y con planes de construcción para no antes de 2024.
A la par, Nucleoeléctrica comenzó las tareas preliminares para la extensión de la vida útil de Atucha I, lo que demandará una inversión de US$ 300 millones.