La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) anunció ayer viernes que se alcanzó un acuerdo sobre un impuesto de sociedades del 15% para las multinacionales a partir de 2023, que recibió el respaldo de 136 países. El acuerdo será discutido en la reunión del G20 en Roma los próximos 30 y 31 de octubre, donde se estudiarán los próximos pasos para aplicar lo pactado.
Por qué se plantea un impuesto mínimo global:
Las principales economías -en especial EE.UU., pero también Alemania- pretenden disuadir a las multinacionales de trasladar sus ganancias a países donde se cobran bajos impuestos, sin importar el lugar donde se realicen sus ventas.
Cada vez más, los ingresos procedentes de fuentes intangibles, -las patentes de medicamentos, los programas informáticos, los derechos de propiedad intelectual, han emigrado a estas jurisdicciones, lo que permite a las empresas evitar el pago de impuestos más altos en sus países de origen tradicionales. AgendAR informó del desarrollo de la propuesta en varias notas, entre ellas aquí.
«Este histórico acuerdo (…) redistribuirá a países de todo el mundo más de 125.000 millones de dólares en beneficios de unas 100 de las multinacionales más grandes y rentables del mundo, que pagarán su justa parte de impuestos», reza un comunicado de la OCDE, coordinadora de las negociaciones. «El acuerdo de hoy hará que las disposiciones fiscales internacionales sean más justas y funcionen mejor. Esta es una gran victoria para un multilateralismo eficaz y equilibrado», afirmó el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann.
Los 136 países integrados en el acuerdo, de los 140 que participaban en las negociaciones, abarcan más del 90% del PIB mundial. Tres países europeos de baja fiscalidad para las empresas (Irlanda, Hungría y Estonia) se sumaron al acuerdo, acordado en julio pasado, aunque Pakistán decidió salirse.
Imposición en el país donde está la sede y en los que se opera
El acuerdo se basa en dos pilares. El primero fija el volumen del beneficio residual de las empresas, el que queda en cada uno de los países en los que opera la multinacional después de que el país donde esté la sede haya recaudado el impuesto correspondiente al 10% de la rentabilidad. La cifra acordada hoy fue del 25% de ese beneficio residual.
Esto se refiere a grandes empresas con una facturación mundial superior a los 20.000 millones de euros y una rentabilidad superior al 10%, y el reparto de beneficios se realizaría entre los países donde cada compañía tiene ingresos superiores a un millón de euros (250.000 en pequeños estados).
El segundo pilar establece ahora que un impuesto de sociedades mínimo del 15%. En su anterior formulación, se preveía «al menos el 15%», lo que abría la puerta a que en el futuro se exigiera un porcentaje mayor. El cambio se interpreta como una flexibilización para atraer a los países más remisos, como los tres europeos.
La suma de Irlanda y Estonia ayer y de Hungría hoy hace que ya el acuerdo tenga el apoyo de todos los países del G20 y de la OCDE. Además de la salida de Pakistán, siguen sin sumarse al actual consenso otros tres países que ya estaban fuera: Nigeria, Kenia y Sri Lanka.