La accesibilidad a los Cuidados Paliativos (CP) mejoró en los últimos años, pero aún «es una deuda pendiente» ya que en nuestro país solo el 14% de la población accede a este servicio, aseguró María de los Ángeles Minatel, jefa del Sector de Cuidados Paliativos del Hospital Baldomero Sommer -el último leprosario que queda en el país- ubicado en General Rodríguez, a 25 km de Luján.
Los cuidados paliativos son un enfoque especial en el cuidado de las personas que tienen enfermedades graves, o terminales. Los cuidados paliativos se concentran en mejorar la calidad de la vida ayudando a pacientes y cuidadores a tratar los síntomas de sus enfermedades y los efectos secundarios de los tratamientos.
«Aún queda mucho por hacer», dijo la médica paliativista al señalar que «si bien este servicio, que aborda las necesidades de las personas en el final de la vida, está incluido en el Programa Médico Obligatorio, existen únicamente 400 equipos que lo brindan en todo el país. Muchos más que los 100 que existían hace 20 años atrás, pero aún insuficientes», subrayó.
«Comenzamos dos médicas y dos enfermeras, y al principio hacíamos consultorio e interconsultas. Luego se fueron sumando más profesionales y pronto comenzamos con el servicio de internación específica, algo que en ese momento sólo existía en el Hospital Tornú de Buenos Aires», relató la jefa del sector.
Actualmente, el equipo cuenta con 6 médicos más de 20 enfermeros, 3 psicólogos, 1 nutricionista, 1 terapista ocupacional, 1 trabajadora social y 1 administrativo, y aseguran haber visto pasar por su Unidad más de 3 mil pacientes a lo largo de estos 20 años.
Cuentan con unas 12 camas para internación específica, que durante la pandemia se vieron obligados a achicarlas a 8, dependiendo de la cantidad de habitaciones disponibles.
Minatel, también directora ejecutiva de la Asociación Argentina de Medicina y Cuidados Paliativos (AAMyCP) que «los cuidados paliativos fueron evolucionando mucho desde aquellos primeros años en los que se consideraban los CP únicamente para enfermedades avanzadas y con un promedio de vida de 6 meses, o un año máximo».
La médica explicó que «actualmente la definición tiene que ver más con enfermedades graves y/o crónicas progresivas, incurables con un pronóstico de vida limitado. De ahí que hoy se reciben pacientes de estadios más tempranos de una enfermedad para permitir un mejor abordaje desde la disciplina».
«El objetivo siempre es el mismo: mejorar la calidad de vida, aliviar el sufrimiento, prevenir síntomas y tratar a la personas desde todos los aspectos: físico, psicológico, religioso y social», explicó.
Si bien la directora ejecutiva de la AAMyCP reconoce que el Estado apoya algunos aspectos de los CP, todavía falta una Ley Nacional que permita un marco legal en esta disciplina.
Un proyecto que ya tiene media sanción del Senado y que «esperamos que pronto se pueda tratar en Diputados, y que realmente sea Ley», dijo Minatel, y destacó: «Una ley amplia que mejora los derechos y la accesibilidad de los pacientes y a la vez también mejora la necesidad de educación en CP de profesionales y equipos de salud».