El instrumento, desarrollado a través de casi 30 años, permitirá observar las primeras galaxias que aparecieron tras el Big Bang, exoplanetas y la formación de estrellas.
El cohete Ariane 5 que transporta al James Webb, el sucesor más grande y más complejo que el Hubble, despegó con éxito este sábado 25 a las 12:20 horas GMT, desde el puerto espacial europeo de Kurú, en la Guayana Francesa.
El James Webb partió hacia el espacio sin ningún contratiempo, pero un cielo parcialmente nublado en Kurú no permitió ver de manera continua el ascenso del cohete y las dos largas lenguas de fuego que provocaban sus motores a plena potencia.
Tras el despegue, la NASA destacó en un tuit que a las 12:20 GMT había empezado «una nueva y emocionante década de ciencia» y que el James Webb «cambiará nuestra comprensión del espacio tal y como lo conocemos».
30 años de retraso
El Webb ha empezado su viaje después de casi tres décadas de trabajos de desarrollo y construcción, y años de retrasos. La importancia y revolución de esta misión, tanto desde el punto de vista astronómico como tecnológico, ha hecho que las agencias espaciales involucradas realizaran retransmisiones en varios idiomas.
Los desafíos del telescopio
Luego de 27 minutos y 11 segundos desde la ignición, el telescopio se separó con éxito del Ariane 5. Ahora deberá seguir un largo viaje y superar una serie de etapas críticas en el próximo mes. El James Webb es tan grande que se ha doblado al estilo origami para caber en el cohete de Arianespace y una vez en el espacio se desplegará. Entre otras tareas, deberá abrir su parasol, del tamaño de una cancha de tenis, y luego el espejo primario, de 6,5 metros.
La recomposición y tensado del enorme escudo solar comenzará a los tres días y a los doce empezará el despliegue y recolocación del espejo primario formado por 18 hexágonos. Estas son solo algunas de las delicadas fases por las que deberá pasar y que ningún aparato ha realizado nunca antes.
El James Webb pondrá a nuestro alcance datos e imágenes nunca vistos. «Colores que no hemos podido ver» hasta ahora en el espacio, detectar cosas «que no teníamos en mente en la astrofísica actual», aseguró el chileno Néstor Espinoza, uno de los implicados en esta misión.
En su cuenta de Twitter, el director general de la Agencia Espacial Europea, Josef Aschbacher, dijo: «ver un lanzamiento de esta magnitud y en este nivel de cooperación internacional es ver una maquinaria increíble en acción (…), estoy orgulloso del trabajo».
En búsqueda del origen del Universo
El James Webb, una colaboración entre las agencias espaciales de Estados Unidos (NASA), Europa (ESA) y Canadá (CSA), viajará hasta situarse a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, unas cuatro veces más lejos que la Luna.
Desde allí, ofrecerá una vista inédita del universo en longitudes de onda del infrarrojo cercano y el infrarrojo medio, y permitirá a los científicos estudiar una gran variedad de objetos celestes -como estrellas o exoplanetas-, siendo capaz de mirar hacia atrás en el tiempo más de 13.500 millones de años para ver las primeras galaxias que nacieron tras el Big Bang.
Huge congratulations to @NASA, @csa_asc, and *cough* ourselves @ESA and @ariane5, on the spectacular launch of the #JamesWebbSpaceTelescope??️???
We look forward to the mission's future, the most sensitive telescope ever launched, as it begins to reveal our past pic.twitter.com/pglQk0IfiO
— ESA Operations (@esaoperations) December 25, 2021