El proyecto de la firma australiana para obtener hidrógeno con energías renovables dio un paso importante al obtener la autorización de la provincia.
La gobernadora de Río Negro, Arabela Carreras, firmó la autorización por la que aceptó formalmente la propuesta de la empresa australiana Fortescue Future Industries y permitirá que avance el proyecto de producción de hidrógeno verde en la provincia.
Se trata de una inversión que podría llegar a unos 8.400 millones de dólares para producir este elemento que se genera a partir de energías renovables y, luego de un tratamiento, es un vector energético. En la práctica, funciona como un combustible más, pero sin producir contaminación ni gases de efecto invernadero.
El anuncio de inversión fue realizado por la empresa en noviembre del año pasado tras un encuentro con Alberto Fernández en Glasgow, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26, como informamos entonces en AgendAR, aquí.
Se prevé que la planta a construir se instalará en la localidad de Sierra Grande que cuenta con antecedentes en la producción de mineral de hierro. La empresa pretende generar 15.000 puestos de trabajo directo una vez consolidado el proyecto. La etapa piloto, que se desarrollará entre 2022 y 2024, generará unas 35 mil toneladas de hidrógeno verde, energía equivalente para satisfacer a 250 mil hogares.
El avance se realizó en el marco de la Ley provincial de Iniciativa Privada 3.484 y su Decreto Reglamentario 1.060/01. La ley rionegrina tiene como objetivo reconocer el interés público de determinadas iniciativas privadas y establecer la autoría de las empresas que se presenten, con el objetivo de que posteriormente se realice una convocatoria de ofertas. Con la recepción formal de la oferta, la provincia comienza el proceso formal que impone la ley para evaluar, analizar y pedir si es necesario ampliar información a fin de dar respuesta a la propuesta.
Características del proyecto
El hidrógeno es un elemento químico que se presenta en forma gaseosa o, a bajísimas temperaturas y altas presiones, líquida.
Si bien se lo puede utilizar en su forma más pura como combustible, no es una fuente primaria de energía sino un vector energético, es decir, con un tratamiento específico puede transformarse en el equivalente de un combustible y utilizarse con fines domésticos, comerciales, industriales o de movilidad (Nota de AgendAR: esto último aparece práctico sólo en vehiculos muy grandes, como barcos, trenes, o camiones gigantes).
Para obtenerlo existen diferentes procesos productivos de transformación que también implican más o menos grados de impacto ambiental. Hoy se utiliza sobre todo el hidrógeno gris, que se obtiene mediante un proceso bastante contaminante en el que se mezcla gas con vapor de agua.
La particularidad del hidrógeno verde es que se genera a partir de electricidad procedente de energías renovables vía un proceso llamado “electrólisis del agua”, donde se descomponen moléculas de agua (H2O) en oxígeno (O2) e hidrógeno (H2).
En el caso de Argentina, la empresa pretende que la energía renovable a utilizar sea la eólica. Por ese motivo la empresa debe pasar por una etapa de exploración que se basa en analizar cantidad y calidad de vientos, fuente energética principal para la producción. Para ello firmó un acuerdo con IMPSA, que le vendió 17 mástiles e instrumentos de medición de vientos a la empresa. Una vez terminada esa prueba, comienzan los trámites para la construcción del proyecto.
La iniciativa tendrá tres etapas: la piloto hasta 2024 para confirmar las capacidades previstas, con una inversión estimada en 1200 millones de dólares, que producirá unas 35 mil toneladas de hidrógeno verde. Luego la primera etapa productiva, con una inversión estimada en 7200 millones de dólares, producirá unas 215 mil toneladas de hidrógeno verde, capacidad energética equivalente para cubrir el consumo eléctrico de 1 millón 600 mil hogares, y se extenderá hasta el año 2028. La tercera etapa no cuenta aún con especificidades.
Ambiente y desarrollo
Una de las mayores desconfianzas que genera un anuncio de esta magnitud de una empresa minera tiene que ver con la posibilidad de que pueda ser una inversión con un tinte extractivista, ya que se necesita agua para la generación de esta energía.
Julio Mateo, coautor del documento «Hacia la economía del hidrógeno. Perspectivas de la agenda internacional y las oportunidades locales», que publicó el Ministerio de Desarrollo Productivo, es tajante ante la pregunta: «El atractivo para venir a invertir acá no es el agua, sino la energía renovable que, por su propia definición, no corre el riesgo de acabarse».
Uno de los principales desafíos en este sentido tiene que ver con la capacidad de apalancar toda la cadena de actividad en función de la generación de este tipo de energía, aprovechando la tradición industrial de proveedores de la cadena del gas y el petróleo e incluso con trabajo de ciencia y técnica local.
El Ministerio de Desarrollo Productivo está trabajando en establecer un marco normativo para lograr que esta inversión sea una de muchas, y lograr que el país sea competitivo para atraer más inversiones de hidrógeno verde.