América Latina y la nueva Guerra Fría

Jordana Timerman, una periodista de amplia trayectoria, es la editora del Latin America Daily Briefing, una publicación para lectores de lengua inglesa con intereses en Latinoamérica que reúne y resume la información relevante que los medios estadounidenses publican sobre nuestros países.

La edición del 18 de este mes contenía un sector dedicado a un resumen de lo que esos medios habían publicado sobre el tema del título (con énfasis en la visita de Bolsonaro a Moscú, porque coincidía en la fecha). De cualquier forma, es la visión desde Washington y Nueva York «mirando al Sur».

Lo traducimos, y a continuación copiamos el original, conservando los vínculos a las notas mencionadas, para los lectores que dominan el idioma inglés (y en un caso, el portugués).

ooooo

La reunión del presidente ruso, Vladimir Putin, esta semana con su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, es el ejemplo más reciente de cómo el líder de Rusia busca forjar relaciones más sólidas en América Latina, lejos de la esfera de influencia tradicional de Rusia, informa el Washington Post.

Bolsonaro, a su vez, ha tratado de presentarse como un actor geopolítico relevante y atribuyó a su influencia la supuesta retirada de tropas de Rusia de la frontera con Ucrania. (Folha de S.Paulo)

Bolsonaro se reunió ayer con el presidente húngaro Viktor Orbán. Hicieron hincapié en su acuerdo sobre los enfoques conservadores de temas como la migración, el cristianismo y los valores familiares. Bolsonaro llamó a Orbán su “hermano” y dijo que sus valores compartidos están englobados en “Dios, Patria, Familia y Libertad”. (Folha de S. Paulo, Associated Press)

China ha centrado cada vez más su mirada en América Central, un bastión tradicional de Washington, como un contrapeso estratégico a las inversiones estadounidenses en Asia, escribe Kate Linthicum en Los Angeles Times. Y «a diferencia de Estados Unidos, que a menudo condiciona su ayuda al desarrollo en función de la adhesión de un país a la democracia al estilo occidental, China tiene una política de lo que llama ‘no interferencia’«.

Vale la pena señalar que los líderes latinoamericanos tienen agendas nacionales que persiguen, separadas de las nuevas luchas por el poder geopolítico. «La presión de Estados Unidos sobre Brasil para que cancelara el viaje fue vista en Brasilia como una injerencia indebida en los asuntos de Brasil, y puede haber tenido el efecto involuntario de alentar a los países latinoamericanos a preservar sus vínculos con otras grandes potencias mundiales», escribe Oliver Stuenkel en un artículo de America´s Quarterly que insta a la administración estadounidense de Biden a trasladar los debates sobre China y Rusia a reuniones a puertas cerradas en la próxima Cumbre de las Américas, en lugar de presionar por declaraciones públicas.

Si bien el momento de la visita de Bolsonaro fue particularmente tenso desde el punto de vista geopolítico, ella «también demuestra la continuidad en las relaciones entre Brasil y Rusia… De hecho, uno de los defensores más enérgicos de la decisión de Bolsonaro de realizar el viaje fue el ex ministro de Relaciones Exteriores de Lula y actual asesor de política exterior, Celso Amorim. Amorim defendió el viaje como un método para evitar “someterse a una agenda de Washington”, un lema que resume los lazos entre Brasil y Rusia de manera más amplia”, escribe Catherine Osborn en el Latin America Brief.

Estados Unidos tampoco debería asumir que los gobiernos de izquierda en la región son necesariamente más pro China que pro Estados Unidos, argumenta. «En varios frentes, como la lucha contra el cambio climático, es probable que líderes como Gabriel Boric de Chile o Lula da Silva de Brasil sean socios mucho más constructivos que Jair Bolsonaro o el candidato presidencial derrotado en Chile José Antonio Kast«. (Americas Quarterly).

  • Russian President Vladimir Putin’s meeting this week with his Brazilian counterpart Jair Bolsonaro, is the latest example of how Russia’s leader is angling to forge stronger relationships in Latin America, far from Russia’s traditional sphere of influence, reports the Washington Post.
  • Bolsonaro, in turn, has sought to portray himself as a relevant geopolitical player, and ascribed Russia’s alleged troop withdrawal from the Ukrainian border to his influence. (Folha de S. Paulo)
  • Bolsonaro met with Hungarian President Viktor Orbán yesterday. They emphasized their agreement on conservative approaches to issues like migration, Christianity and family values. Bolsonaro called Orbán his “brother,” and said their shared values are encompassed by “God, Fatherland, Family and Liberty.” (Folha de S. PauloAssociated Press)
  • China has increasingly trained its sights on Central America, a traditional Washington stronghold, as a strategic counterbalance to U.S. encroachments in Asia, writes Kate Linthicum in the Los Angeles Times. And «unlike the United States, which often conditions its development aid based on a country’s adherence to Western-style democracy, China has a policy of what it calls ‘non-interference.'»
  • It is worth noting that Latin American leaders have national agendas they are pursuing within the new geopolitical power struggles. «U.S. pressure on Brazil to cancel the trip was seen in Brasília as an undue interference in Brazil’s affairs, and may have had the inadvertent effect of encouraging Latin American countries to preserve their ties to other major global powers,» writes Oliver Stuenkel in an Americas Quarterly piece that urges the U.S. Biden administration to move debates on China and Russia to closed-door meetings in the upcoming Summit of the Americas, rather than pushing for public declarations.
  • While Bolsonaro’s timing was particularly fraught geopolitically, the visit «also demonstrates continuity in Brazil-Russia relations … In fact, one of the most vocal defenders of Bolsonaro’s decision to take the trip was Lula’s former foreign minister and current foreign-policy advisor, Celso Amorim. Amorim defended the trip as a method of avoiding “submitting to an agenda of Washington,” a motto that sums up Brazil-Russia ties more broadly,» writes Catherine Osborn in the Latin America Brief.
  • Nor should the U.S. assume that leftist governments in the region are necessarily more pro-China than U.S., he argues. «On several fronts – such as the fight against climate change – leaders like Chile’s Gabriel Boric or Brazil’s Lula da Silva are likely to be much more constructive partners than Jair Bolsonaro or Chilean right-wing presidential runner-up José Antonio Kast.» (Americas Quarterly)