El informe del IPCC en Argentina «Por el cambio climático los riesgos ambientales evolucionarán a «graves»

 

  • Se presentó esta semana una actualización del estudio anual ecológico elaborado por científicos de todo el mundo.
  • ¿Qué se prevé que pase en Argentina?

Sequías prolongadas, largas olas de calor veraniegas, tormentas más intensas, ciudades costeras periódicamente inundadas y mayores probabilidades de contagiarse enfermedades transmisibles como el dengue son algunos de los escenarios más probables que nos esperan a los argentinos en los próximos lustros.

Esta es la advertencia s si no se disminuyen -con urgencia- las emisiones de gases que contribuyen al «efecto invernadero» y que son generadas por la actividad humana. Esa es la principal certeza del flamante «VI informe de Evaluación», elaborado por 270 científicos de todo el mundo, nucleados en el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC).

El informe -que se presentó este viernes en Argentina-, detalla los probables impactos, la adaptación y las vulnerabilidades climáticas y sociales que, en distinto grado, afrontan todos los países.

Para la Argentina se prevé un aumento en la frecuencia de eventos tales como tormentas, inundaciones, sequías y olas de calor prolongadas que afectarán la biodiversidad, harán desaparecer especies y provocarán incendios.

«Las proyecciones del cambio climático (CC) para los próximos años en nuestra región indican que podemos tener aumentos en las precipitaciones extremas. con su secuela de inundaciones y también deslizamientos de tierras», explicó Matilde Rusticucci, investigadora del Conicet y profesora de la UBA. «Pero también», agregó, «sufriremos una intensificación de los períodos de sequías». Y la experta detalló que «si la temperatura promedio aumenta 1,5° C en las próximas décadas, ese aumento elevará en un 150 % la cantidad de población afectada por inundaciones tanto en Brasil como en Argentina».

Otro impacto previsto por los científicos del IPCC, incluyendo los tres profesionales argentinos que participaron de esta fase del trabajo, será en la salud pública, especialmente en lo ligado a infecciones causadas por los mosquitos: «dengue, Zika y chikunguña son las patologías más comunes. Y lo que se espera es que, como cada año tendremos más meses con alta temperatura, las poblaciones de mosquitos que actúan de vector estarán activas durante más días. Así los pobladores del norte argentino, Paraguay y sur de Brasil estarán expuestas al contagio de estas enfermedades entre el doble y el triple de meses cada año de lo que están en la actualidad», aseguró la investigadora.

También se hará sentir el calentamiento en la temperatura promedio del agua con la consiguiente afectación a las especies marinas que habitan el mar argentino. Según Rusticucci habrá cambios en la distribución geográfica de las diferentes especies de peces y, seguramente, la pesca artesanal se verá muy afectada. Algo parecido se evaluó respecto a las producciones pecuarias de los pequeños agricultores y de los pueblos originarios.

Riesgos
Según el reciente estudio del IPCC, nuestra región geográfica enfrentará cuatro tipos de riesgos diferentes: riesgo a la seguridad alimentaria (por la sequía), combinación de situaciones que sobrepasen la capacidad de respuesta de los servicios públicos; grandes pérdidas de biomasa, especialmente en las zonas de bosques y selvas; afectaciones a la infraestructura (puentes, caminos, etc) destruidos por inundaciones y deslizamientos de tierra. Y, finalmente, caerá la capacidad hídrica para el riego por la disminución de la capas de nieve y el achicamiento de los glaciares. «Contra estos impactos tenemos que tomar medidas de adaptación correctas», resumió Rusticucci.

Por su parte Pablo Peri, investigador del INTA, recordó que el informe actual demostró que los países de América del Sur ya están fuertemente impactados por el CC. «Esta situación se ve agravada por condiciones particulares como el cambio en el uso del suelo que causa la deforestación de bosque nativo y pérdida de biodiversidad». También se comprobó que esta situación elevó el riesgo de la población de estar expuesta a grandes incendios de campos, algo que determinaron haciendo comparaciones entre lo sucedido en los últimos cuatro años con lo que ocurría hasta hace apenas 20 años atrás.

Peri también repasó lo que se registra con las masas de hielo: «Los estudios indican que, desde 1980, los glaciares de los Andes han perdido entre el 30 y el 50 % de su superficie«, señaló.

Finalmente la doctora Carolina Vera, que participó en la elaboración de otros informes del IPCC y es funcionaria del Ministerio de Ciencia, cerró la presentación afirmando que «el reporte pone en evidencia que la degradación de los ecosistemas aumenta la vulnerabilidad de las personas y si pensamos en países como Argentina y América Latina, es urgente que profundicemos las respuestas a estos impactos”.

Argentina ¿carbono neutral en el 2050?

En la presentación del informe de esta semana participó la recientemente designada secretaria de Cambio Climático y Desarrollo Sostenible Cecilia Nicolini. La funcionaria recordó que «debemos reforzar los ejes que tiene hoy nuestro país para profundizar la adaptación al CC y explicó: “los planes que tienen que desarrollar los gobiernos locales impactan directamente en la población, por lo tanto, es urgente su implementación”. Nicolini también destacó que piensan fortalecer las relaciones de los protagonistas y actores a través de iniciativas públicas y privadas, innovar en herramientas financieras y redoblar los esfuerzos para «diseñar un plan de mitigación robusto y que llegue a tiempo». Y finalizó: «como país tenemos un compromiso internacional para llegar a ser carbono neutrales en el 2050«.

Una reflexión de AgendAR:

El proceso de aumento global de las temperaturas promedio en curso puede considerarse demostrado, tanto como cualquier otra afirmación científica comúnmente aceptada. Está confirmado por numerosas evidencias y el consenso de una abrumadora mayoría de expertos.

Y no cabe duda que, aún en el mejor de los casos, el proceso de adaptar nuestras vidas y nuestras actividades a este entorno cambiante será lento y muy costoso.

Aceptado esto, no puede enfocarse como si fuera la única urgencia que deben enfrentar nuestra sociedad y nuestro gobierno. Ni aquí ni en ninguna parte.

Por ejemplo, ayer mismo, un destacado columnista, en un medio sensible a las preocupaciones ambientales, el Washington Post, urgía al gobierno de los EE.UU. -también ambientalista en sus declaraciones- a intensificar la extracción de petróleo, incluso el fracking, para proveer a Europa y debilitar a Putin.

Argentina tiene preocupaciones más pacíficas, ligadas al bienestar de su pueblo: el combustible que importamos se encareció en forma astronómica, como sucede en todo el mundo. Necesitamos acelerar la construcción del gasoducto desde Vaca Muerta, para calefaccionar nuestra gente y mantener en marcha la actividad industrial y agraria.

Esto no significa olvidarnos de la protección de la naturaleza, ni de evitar posibles catástrofes en 5 a 10 años. Pero requiere que no tengamos reparticiones y oficinas del Estado enfocadas solamente en eso, y otras cuya única prioridad sea conseguir las divisas necesarias para mantener nuestra economía en funcionamiento. Simplemente porque su desconexión traba o demora el funcionamiento del Estado.

El Poder Ejecutivo y el Congreso trazan las políticas, pero el Estado son las decisiones día a día. Debe haber una instancia de coordinación con la autoridad necesaria para elevarlas para su aprobación por esas dos instituciones.

A. B. F.

VIANeomundo / Perfil