La semana pasada leímos en AgendAR que INVAP y la CNEA exportaban sensores solares -tecnología espacial- a la Unión Europea.
En esta nota Gabriel Absi, gerente del área de Proyectos Espaciales de INVAP, revela que el cliente es una empresa aeroespacial italiana y amplía detalles sobre esta exportación tecnológica al mercado europeo, la primera en su tipo.
“Los sensores solares, o «sun sensors», son muy pequeños, ´chapitas´ de tres centímetros por tres, sobre las cuales va adherido un sensor de la radiación solar que desarrolló la Comisión Nacional de Energía Atómica”. Más precisamente, su Departamento de Energía Solar.
Absi habló también del uso que tendrán: “Servirán para orientar al satélite hacia el sol cuando esté en situación de emergencia. Es esencial, por lo que debe ser muy confiable”. Ese desarrollo ha sido probado en misiones anteriores de la agencia espacial argentina; los cuatro satélites SAC y 2 SAOCOM de la CONAE, y los ARSAT-1 Y 2.
Hace un tiempo que la empresa italiana se contactó con INVAP para ver si podían proveerla de estos sensores. “Sabían que los habíamos utilizado y decidimos presentarnos a esa oferta, la ganamos y ayer se hizo la exportación de los mismos”.
Es una venta relevante porque es la primera que se realiza en el mercado europeo. “Si bien es chica en monto, nos permite mostrarnos, que nos conozcan y eso abre el camino a futuras ventas”.
De hecho, esto ya está ocurriendo porque la misma empresa les está pidiendo otros sensores adaptadores “y, por referencia de ellos, otra compañía se contactó para pedirnos la electrónica central de un radar para aplicaciones espaciales”.
Esta venta fue una llave de apertura a ese mercado, lo que ya está permitiendo operaciones de mayor envergadura.
“Lo mismo se hizo en el área nuclear, donde, a partir de ser parte de proyectos nacionales mostrando las capacidades, se fue abriendo un mercado internacional y hoy INVAP es reconocida como uno de los grandes actores”. Otra venta de relevancia fue la exportación de los radares a Nigeria.
El desarrollo inicial de estos sensores llevó alrededor de cinco años. “En esta etapa se involucraron cinco personas que trabajaron en ellos durante diez meses”.
También habló del funcionamiento: “El sensor va adherido al satélite que generalmente apunta a la tierra, en alguna situación de emergencia existe un modo seguro: lo que hace es apuntar al sol para maximizar la carga de batería a través de los paneles solares que tiene y lo pone en situación estable térmica”. Esto sucede hasta que los operadores puedan hacer un diagnóstico del inconveniente y corregir la falla para luego volver a apuntarlo a nuestro planeta.»