La última vez que la moneda de la eurozona costó un dólar fue a comienzos de diciembre de 2002. La semana pasada el euro rondó la marca de 1,02 USD. Hace un año, se cotizaba a 1,18 USD. El mismo fenómeno -la valorización de la divisa yanqui- se observa en toda Latinoamérica (no sólo en Argentina).
Los expertos ya no descartan la posibilidad de que el euro vuelva a alcanzar pronto la paridad con el dólar. El euro tocó su punto más bajo el 5 de julio de 2001, cuando se negoció a 0,8380 USD.
Son las preocupaciones sobre la recesión las que están causando la caída de la moneda común europea. Sobre todo, preocupa a los mercados financieros el riesgo de un cierre de gas, ya que eso estancaría la economía en Alemania y Europa. «La situación sigue siendo buena, pero es frágil», dijo Ulrich Leuchtmann, experto en divisas del Commerzbank.
La paridad, ¿una ventaja?
Una moneda débil también puede tener ventajas para la exportación, ya que los productos nacionales son más baratos en el extranjero, y así aumentan las ventas. Eso, al mismo tiempo, hace que los extranjeros puedan comprar productos europeos más baratos.
Pero las compañías exportadoras alemanas solo tienen ventaja si los empresarios fabrican sus productos íntegramente en Alemania, o en la eurozona, explica Sonja Marten, experta en divisas del DZ-Bank. «Tan pronto se deban comprar productos primarios de países extracomunitarios, o cuya fabricación demande grandes cantidades de energía, ese cálculo ya no cierra», dice, señalando que los combustibles, en particular, se facturan en dólares.
La inflación pone al euro bajo presión
El alza de los precios de la energía fueron la causa fundamental del balance negativo del comercio exterior de Alemania en junio, algo que no sucedía desde hace tiempo: se importó más de lo que se exportó, y aquí cuentan también el petróleo y el gas.
Por eso, el Banco Central Europeo (BCE) elevó las tasas de interés, a fin de contrarrestar ese fuerte aumento. Pero no quiere hacerlo de golpe, porque eso podría asfixiar a la economía de la eurozona.
Miedo a una recesión en EE. UU.
Que el euro sea tan débil frente al dólar siempre tiene que ver también con la política monetaria estadounidense. «La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) vuelve a marcar el ritmo», aclara Marten, que fuera economista jefe de Allianz.
«La Fed está tomando medidas contra la inflación y ya ha empezado a subir las tasas de interés. Eso ha asustado en ocasiones a los corredores de bolsa, que, en ese caso, temen una recesión en EE. UU. Y, si la economía en los EE. UU. se derrumba, la recesión también golpearía a Europa».
Los mercados también están muy nerviosos por la incertidumbre. Si el gas de Rusia continúa fluyendo, eso también debería ayudar al euro, espera Ulrich Leuchtmann, de Commerzbank: «En cualquier caso, un tipo de cambio del euro tan bajo no está justificado».