Un estudio liderado por Karina Ramacciotti, del CONICET y la Universidad Nacional de Quilmes, abordó la formación y las condiciones laborales del sector a partir de la irrupción del covid.
Se trata de una de las 19 investigaciones ganadoras –de 90 proyectos posibles– que estudiaron diferentes sectores sociales para reflexionar y elaborar políticas públicas de cara al futuro. Desde una perspectiva federal, de género e interdisciplinaria, las ciencias sociales navegaron por el complejo entramado surgido en 2020 a partir del Programa de Investigación sobre la Sociedad Argentina Contemporánea (PISAC COVID-19).
Esta se llama La enfermería y los cuidados sanitarios profesionales durante la pandemia y la postpandemia del COVID 19. La investigación analizó los cambios y las continuidades de la formación y las condiciones de trabajo en el sector de la enfermería a partir de marzo de 2020. El trabajo fue comandado por Karina Ramacciotti, docente e investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes y del Conicet, quien estuvo al frente de un equipo conformado por más de 130 personas de 16 universidades de todo el país.
“A lo largo de un año, realizamos más de 250 entrevistas en diez provincias, obtuvimos 1500 respuestas de una encuesta online y tuvimos 30 encuentros con funcionarios de diferentes niveles. Además, elaboramos una búsqueda y análisis de prensa nacional, provincial y normativa. Con la combinación de datos cualitativos y cuantitativos, llegamos a un montón de hallazgos tanto en el ámbito de la formación como en las condiciones de trabajo”, destaca Ramacciotti, en diálogo con la Agencia de noticias científicas de la UNQ.
Cosa de mujeres
La enfermería es un sector históricamente feminizado. Según datos de la Organización Internacional de Trabajo y la ONU, en Argentina, las mujeres constituyen el 70 por ciento del empleo en el sector de la salud. De acuerdo a un estudio del Observatorio Sindical de la Salud Argentina realizado en 2018, el porcentaje en enfermería alcanzaba el 74 por ciento.
En América Latina, los ingresos de las mujeres que trabajan en el sector salud son un 25 por ciento inferiores a los de los varones del mismo sector. Esto las obliga a realizar más horas extras y las expone a episodios de violencia laboral por motivos de género. Durante la pandemia, tuvieron muchas dificultades para compatibilizar sus tareas laborales y domésticas, algo que repercutió en la dinámica de las familias.
Desinversión y precarización laboral
Las condiciones laborales empeoraron a partir de 2020. Hubo carencia de infraestructura, insumos y equipos de protección. También, los bajos salarios y la amplia demanda dieron lugar a becas y contratos temporales. Casi el 70 por ciento de las personas encuestadas cobró menos de 60 mil pesos el primer año de la pandemia, dinero que no alcanza a cubrir la canasta básica. Así, el pluriempleo y la intensificación de los trabajos impactó en la calidad de vida de los enfermeros y las enfemeras.
“Cerca de un 92 por ciento del personal encuestado afirmó que sus tareas se habían intensificado durante la pandemia y el 85 por ciento tuvo que realizar trabajos de otros compañeros que se habían contagiado. En los momentos de mayor demanda, trabajaron de lunes a lunes entre diez y doce horas por turno”, afirma Ramacciotti.
Reconocimiento y jerarquización
Señalar las dificultades que tuvo el sector de la enfermería durante la pandemia no es suficiente. Por eso, el equipo comandado por Ramacciotti elaboró una serie de propuestas destinadas a mejorar la formación, los espacios de trabajo y la calidad de vida de los trabajadores del sector. Pese a algunos estereotipos y estigmas que pesan sobre los enfermeros y las enfermeras, constituyen un sector calificado.
Una de las cuestiones pasa por terminar con las contrataciones precarias para convertirse en empleo formal acompañado de un refuerzo salarial. De hecho, enfermeros y enfermeras de la Capital Federal marcharon y realizaron diferentes acciones para ser reconocidos como profesionales de la salud. A fines de 2021, el gobierno porteño no renovó más de 1.000 contratos, algo que fue denunciado por asociaciones gremiales como despido encubierto.
El pico de popularidad de los enfermeros y las enfermeras pandemia duró las noches de aplausos a las 21 horas. Después, fueron víctimas de un sistema agobiante y discriminador. Por eso, reflexionar sobre las condiciones históricas y actuales del sector es el puntapié inicial para armar un futuro mejor, donde los trabajadores ‘esenciales’ sean tratados como tales.