Aumentar la tasa de detección precoz del cáncer colorrectal y favorecer un tratamiento antitumoral más selectivo y con menos efectos adversos son las aspiraciones de dos grupos de científicos del CONICET que fueron galardonados el 6 de septiembre con el Premio Merck CONICET de Innovación en Ciencias de la Salud-Edición 2022, que también cuenta con el apoyo de la Embajada de Alemania en Argentina.
Emanuel Martín Campoy, doctor en Bioquímica e investigador en el Instituto de Histología y Embriología de Mendoza “Dr. Mario H. Burgos” (IHEM), que depende del CONICET y de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo (UNC), en Mendoza, lideró el equipo que obtuvo el primer premio: fue por el proyecto para el desarrollo y la validación de una plataforma bioinformática capaz de detectar con alta sensibilidad y especificidad ciertos biomarcadores “epigenéticos” (no codificados por secuencias del ADN) en la sangre de pacientes con cáncer colorrectal. El grupo recibirá tres millones de pesos para poder financiarlo.
“Cuando el tumor comienza a desarrollarse, empieza a generar vasos sanguíneos para nutrirse; esos vasos también liberan información del tumor. Por un método poco invasivo, a través de una simple extracción y análisis de sangre, se puede obtener esa información clave”, explicó Campoy.
Aunque esta plataforma podría usarse para la detección temprana y el seguimiento de distintos tipos de cáncer, los investigadores decidieron comenzar con el de colon y recto porque es un tumor muy frecuente; porque tiene un método de detección que con alta sensibilidad y especificidad (la colonoscopía), pero que muchas personas prefieren evitar por razones culturales o miedo; y porque ya existen en la práctica clínica biomarcadores epigenéticos validados, como es el caso de la metilación del gen SEPT9.
“Lo que pretendemos es lograr la adherencia de la gente que no accede a esa práctica al ofrecerle una alternativa poco invasiva que contribuya con el diagnóstico precoz del cáncer. Tenemos ya lista una validación técnica, pero falta todavía la validación clínica, con pacientes, que va a ser el próximo paso”, señaló Campoy.
En tanto, los doctores en Química Cintia Belén Contreras, del Instituto de Nanosistemas (INS) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), y Alejandro Cagnoni, del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME), dependiente del CONICET, lideraron el grupo que logró el segundo premio.
En su caso, el galardón fue por el proyecto de desarrollo de diminutos “nanovehículos inteligentes” que transportan y liberan en el sitio de acción un azúcar inhibidor de galectina-1, una proteína que “sobreexpresan” (fabrican en abundancia) las células del cáncer colorrectal y otros tumores.
El vehículo, elaborado con un núcleo de dióxido de silicio y un microgel que alberga el inhibidor y lo libera cuando detecta el pH ácido del microambiente tumoral, mide entre 60 y 70 nanómetros, lo que significa que podrían caber 1500 en el diámetro de un cabello humano.
“El inhibidor de galectina-1 es un compuesto natural, un azúcar extraído de la leche materna, de muy bajo costo y que no debería tener problemas de toxicidad”, señaló Contreras. “Por el momento hubo pruebas exitosas en cultivos celulares y ahora queremos escalarlo, cuanto antes, a modelos animales”, añadió Cagnoni.
Contreras y Cagnoni precisaron que el cáncer colorrectal es el segundo en incidencia y letalidad en nuestro país (con una tendencia creciente), y que recientemente describieron el rol protumoral de galectina-1 en este tumor. “Por eso creemos que es un blanco terapéutico cuyo bloqueo vale la pena explorar”, señalaron.
La distinción en este caso consiste en un subsidio de ayuda a la movilidad del ganador o ganadora por un valor no mayor a un millón de pesos para una misión a Alemania en el transcurso de 2023, otorgada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Los proyectos ganadores compitieron con otros 58 presentados para esta edición. Durante la ceremonia de premiación, realizada en el Centro Cultural de la Ciencia (C3), la directora del CONICET, Ana Franchi, aseguró que ese nivel de participación de científicos jóvenes “muestra la pujanza y futuro de nuestra comunidad”. También destacó el valor de la sinergia entre lo público y lo privado: “Durante muchos años nos desconfiamos mutuamente y la pandemia ayudó a reducir esa desconfianza”, expresó.
En tanto, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, resaltó que el mundo académico tradicionalmente subestimó la transferencia tecnológica, pero ahora queda claro que “nuestra investigación no sólo tiene que correr los umbrales del conocimiento y satisfacer nuestra voluntad de conocer, sino que también tiene que servir para mejorar las condiciones de vida de nuestra gente”.
En tanto, María Sol Quibel, directora general de la filial argentina de la compañía alemana Merck, subrayó que la promoción de iniciativas de alianza público-privadas como este premio “permiten el avance de la ciencia argentina a través de la curiosidad y los nuevos descubrimientos; y logran además potenciar fortalezas, estrechar vínculos, impactar en la salud y agregar valor a la sociedad”.