Premio Nacional L’Oréal-Unesco a una científica argentina. Regeneración de los huesos

Carla Giacomelli trabaja en el Instituto de Investigaciones en Físico-Química de Córdoba. Fue reconocida por su trabajo sobre biomateriales para implantes que usan genes para regenerar el hueso. El premio aporta $ 1,5 millones.

Esta semana se concretó una nueva edición, la 16a, de uno de los premios más prestigiosos  que distingue a las mejores científicas argentinas: el Premio Nacional L’Oréal-Unesco Por las Mujeres en la Ciencia, que recayó en el equipo que dirige Carla Giacomelli, investigadora del Conicet en el Instituto de Investigaciones en Físico-Química de Córdoba.

¿Su mérito? Avanzar en el desarrollo de nuevos biomateriales médicos para facilitar la recuperación de pacientes que necesitan implantes, facilitando la regeneración ósea.

“La mayoría de las fracturas se solucionan solas. Pero en entre el 5% y el 10% de los casos los traumas óseos o desgastes requieren intervenciones quirúrgicas donde se colocan prótesis metálicas o injertos sintéticos”, dijo la todavía sorprendida ganadora del premio.

Y Giacomelli –profesora titular del Departamento de Fisicoquímica de la Universidad Nacional de Córdoba– agregó: “Pero a veces los biomateriales sintéticos generan inconvenientes o rechazos que terminan en reintervenciones quirúrgicas y las prótesis no terminan de integrarse completamente a los tejidos del paciente”.

Buscando solucionar ese problema, su grupo planteó desarrollar un nuevo tipo de material biocompatible para implantes, que además de dar soporte o inmovilizar y fijar el hueso, tenga funcionalidades terapéuticas. 

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¿Cómo lo hacen? “Nuestro proyecto busca desarrollar materiales biocompatibles que eviten la reacción adversa y que –además– favorezcan la reparación del hueso”. Para eso proponen “utilizar proteínas de seda procesadas para generar películas o, incluso, tintas para impresión 3D, que contengan nanocápsulas con genes capaces de sintetizar proteínas específicas que faciliten el crecimiento de tejido en el sitio dañado”, dijo.

La idea es poder ayudar en los traumas óseos usando una matriz sólida, pero biodegradable, y que el propio cuerpo la termine reabsorbiendo con el paso de los meses. “Esa matriz hecha en forma de films o gel, incluirá en su interior ‘nanoportadores’ con ciertos genes cuyos productos (proteínas) facilitan la curación, haciendo que, con el tiempo, en el lugar afectado se cree verdadero hueso ‘nuevo’”, concluyó la experta. Justamente, en el uso de los genes está la diferencia cordobesa respecto a otros grupos del mundo que buscan objetivos similares pero sumando proteínas en lugar de genes completos. Y calculan que esta opción puede hacer la diferencia en estas aplicaciones médicas de largo plazo.

En definitiva, ante un paciente con un trauma –una quebradura que necesita un clavo o un implante–, se podría utilizar este biomaterial para inmovilizar la zona afectada y –al mismo tiempo– estimular la regeneración del hueso, sin dejar huellas posteriores de la intervención.

También se otorgó la tradicional Categoría Beca a Guillermina Amica, profesional del Conicet que trabaja en la Comisión Nacional de Energía Atómica investigando la conversión de CO2 en la generación de gas natural sintético empleando materiales formadores de hidruros.

Enrique Garabetyan

 

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