La conquista antártica sumará un nuevo capítulo con el despliegue de tres nuevos centros científicos en una región de clima hostil del territorio argentino. El Gobierno anunció la semana pasada el lanzamiento de los laboratorios multidisciplinarios que serán construidos en la Antártida.
Los operarios militares de las Fuerzas Armadas trabajan contra reloj para poder estibar esta semana las estructuras en el rompehielos ARA Almirante Irízar que zarpará la madrugada del 15 de enero próximo con ellas en su bodega.
Una vez descargadas en el continente, las piezas se ensamblarán allí, aprovechando el período ventana de dos meses que permiten las condiciones meteorológicas del verano en la zona para el montaje y acondicionamiento de estas operaciones. Las unidades cuentan con laboratorios húmedos y secos, zona de muestras y un sector de propulsión de globos de medición de ozono, entre otras funciones.
El proyecto está a cargo del Ministerio de Defensa de la Nación que contó con los fondos de la cartera de Ciencia, Tecnología e Innovación que destinó $ 310 millones para su desarrollo. Los laboratorios serán desplegados en las bases San Martín, Esperanza y Orcadas –la más antigua de la Antártida dedicada a la ciencia– y estarán destinados a investigaciones y tareas científicas del Instituto Antártico Argentino.
Alrededor de 25 operarios militares montaron con una grúa las piezas y paneles de acero en la última supervisión antes de ser embarcadas que realizaron los ministros Jorge Taiana, de Defensa, y Daniel Filmus, de Ciencia, en el Centro de Mantenimiento de Instalaciones y Equipo de Ingenieros, en Villa Martelli.
La estructura una vez armada es un domo romboide de formas rectas. Parece una cápsula cuadrada de color blanco con capacidad para 25 investigadores que podrán investigar allí. Son de única función operativa para el trabajo de los científicos ya que no pernoctarán en esas unidades. Ese rol lo cumplirán los dos refugios que acompañarán a cada laboratorio.
“A futuro pueden montarse las mismas estructuras en las bases Marambio y Belgrano. Son estructuras metálicas desmontables y abulonadas. El interior tienen una parte de servicios con una cámara de aire para la calefacción, cloacas, dos puertas de acceso, el depósito, las instalaciones científicas y un reservorio de agua. Las ventanas son herméticas y de doble vidrio para que no se filtre el frío polar. Fueron diseñadas para viajar en contenedores especiales que irán en la bodega del Irízar”, señaló el teniente coronel Devoto, el militar a cargo de la logística y desarrollo del proyecto.
Los bulones son térmicos y recubiertos de plástico para que a través de los tornillos de metal no traspase el frío. La altura total es de 9,5 metros (casi tres pisos), mediciones que tienen que ver con las condiciones del suelo por la acumulación de hielo y nieve, y así permitir que las unidades se calefaccionen adecuadamente.
Cada laboratorio tiene una superficie de 120 metros cuadrados y fueron construidos en su totalidad por profesionales de la Dirección de Ingenieros del Ejército y del Comando Conjunto Antártico (Cocoantar). El personal del Ejército tendrá a su cargo el desafío de montar las piezas en un tiempo que es muy acotado para la actividad antártica. La tecnología empleada fue pensada para manipular la menor cantidad de materiales teniendo en cuenta la hostilidad en las condiciones del desierto de hielo. No será necesario soldar o realizar perforaciones en el frío antártico, los módulos simplemente se encastran. Cuando estén montadas se destinarán 12 investigadores en la base de Orcada y San Martín y 20 en Esperanza.
“Invertimos primero $ 250 millones y después hubo que adicionar en los últimos días por un tema de mayores costos en los materiales $ 60 millones más. Es una inversión enorme que era necesario realizar fundamentalmente porque la ventana para poder trabajar en la Antártida está reducida en un mes y medio o dos, como máximo”, explica Filmus. Y agregó: “Se hizo en un tiempo récord. La estructura como se ve ahora sale la semana que viene. El 14 va a estar en las bodegas del Irízar y parten en la madrugada el 15. El principal desafío empieza después, al bajar en el continente todo el material y trasladarlo desde la costa. Son 150 metros donde van a estar cada uno de los laboratorios y los dos refugios unipersonales que funcionan todo el año”.
Los materiales empleados
Al tratarse de un desarrollo con capitales e insumos nacionales, el ministro señaló que existe la posibilidad de fabricar las mismas unidades para ser ofrecidas a otros países.
“La Argentina ofrece servicios en la Antártida para muchos otros países. Este desarrollo es una fuente potencial de divisas”, sostuvo. También señaló que los laboratorios no tienen un límite de vida útil. “Una de las bases más grandes que hizo Brasil está hecha de los mismos materiales que estos laboratorios que vamos a ensamblar. La base canadiense también está hecha de un material similar. Son todas modulares y se transportan prácticamente hechas. No son materiales económicos pero es la única manera de hacerlos por la hostilidad del medio ambiente y las condiciones climáticas. Lo importante es que le da trabajo a las pymes argentinas que trabajan con los materiales. Cada una de las partes fue construida por una pyme del Gran Buenos Aires”.
Por su lado, Taiana dijo: “Es un salto cualitativo en la capacidad argentina en la Antártida. Los laboratorios fueron construidos totalmente en el país para ser destinados a la investigación. Tendrán dos refugios, uno de ello destinado a la glaciología”. Hace dos meses los representantes del Consejo Interinstitucional de Ciencia y Tecnología (CICYT) se reunieron por primera vez en la Base Marambio en la Antártida para la sesión mensual del organismo. Acudieron allí diferentes ministros para discutir el rol que tendrá la Antártida en el desarrollo de la ciencia argentina.
En la última supervisión del ensamble de los laboratorios antes de ser enviados a la Antártida estuvieron también el secretario de Asuntos Internacionales para la Defensa, Francisco Cafiero; la subsecretaria de Planeamiento Estratégico y Política Militar, Fernanda Llobet; el jefe del Estado Mayor Conjunto de las FFAA, teniente general Juan Martín Paleo; el comandante Operacional de las FFAA, general de Brigada, Jorge Fabián Berredo; y el comandante del Comando conjunto Marítimo; comodoro de Marina Norberto Pablo Varela; entre otras autoridades civiles y militares.