Diez años después de un estudio histórico sobre la esperanza de vida en Estados Unidos, las noticias son sombrías: el número de años que una persona puede esperar vivir ha descendido por segundo año consecutivo, hasta los 76 años.
La mortalidad materna e infantil está aumentando. Y muchas de las múltiples causas que acortan la esperanza de vida afectan más a los jóvenes: la muerte por armas de fuego, coches y sustancias adictivas, por ejemplo. Una cosa que podría ayudar, dicen los investigadores en salud pública, es que la gente abra su mente a lo que funciona en otros países. «Si nos fijamos en estos países más sanos, son países libres -Inglaterra, Francia, Italia- que no prohíben comidas deliciosas. No encadenan a la gente a cintas de correr», señala Ravi Sawhney, coautor del informe.
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