Un grupo de investigadores del Conicet y médicos del sistema de salud de Puerto Madryn (Chubut) presentaron la semana pasada los primeros resultados de un ensayo médico que logró demostrar el significativo aporte que logran los preparados en base a cannabisy que ayudan a disminuir el dolor crónico. Este síntoma, que es muy discapacitante, está asociado a diversas patologías comunes, incluyendo el dolor neuropático, el oncológico y el músculo-esquelético. De hecho, uno de cada cuatro pacientes que participaron del protocolo de investigación pudo abandonar por completo la medicación calmante tradicional que tomaba por años.
“Los resultados que tuvimos fueron muy buenos”, contó con entusiasmo Mariana Lozada, investigadora del Centro Nacional Patagónico (Cenpat) del Conicet. Y agregó: “Hicimos el seguimiento de 88 pacientes con diagnóstico de dolor crónico, causado por el avances de diversas patologías de base”. Algunas de estas son muy comunes, como la “diabetes, que puede provocar dolor neuropático; el dolor músculo-esquelético, que puede ser causado por fibromialgia, artrosis, artritis, etc., y el dolor que sufren los pacientes oncológicos”, le contó a PERFIL la médica clínica Flavia Aragón, integrante del sistema de salud de Puerto Madryn y una de las autoras de la investigación.
Resultados
El ensayo clínico duró seis meses y participaron 88 pacientes –69 eran mujeres– de entre 35 y 85 años de edad, todos con dolor crónico. Además, los investigadores siguieron el curso de otros síntomas usuales en estas personas como su humor, apetito, cansancio, ansiedad, depresión y dificultad para dormir. Si bien todos los parámetros mejoraron, en el caso específico del dolor los resultados fueron significativamente exitosos: se comprobó una disminución importante tanto del dolor como también de otros parámetros de calidad de vida. Y sólo la variable “apetito” no mostró demasiadas diferencias.
Según se explicó en la presentación de las conclusiones, de los 88 participantes, el 65% dijo haber reducido a la mitad el dolor medido en una escala de uno a diez. El 48% disminuyó su ansiedad y el 61% tuvo menos insomnio. “Pero uno de los resultados más importantes es que el 26% de los participantes redujo o directamente dejó de necesitar consumir medicamentos analgésicos y antiinflamatorios tradicionales”, remarcó Aragón. Otro dato positivo que mostró este ensayo de cannabis medicinal es que los efectos adversos registrados como consecuencia de su toma fueron leves y transitorios. Se anotaron náuseas, cefalea, somnolencia, palpitaciones, dificultad para dormir y aumento del apetito.
Por razones bioéticas se decidió que fuera probado como tratamiento coadyuvante. “O sea: ningún paciente debía dejar su medicación previa sino que a sus fármacos habituales recetados (tramadol, pregabalina, ibuprofeno, etc.) se le agregaban las dosis de aceite de cannabis”, le explicó a este diario Irene McCarthy, especialista en farmacia hospitalaria y una de las coordinadoras del trabajo. Además, el extracto de cannabis concentrado que usaron para las pruebas fue obtenido a partir de semillas y variantes ya registradas por el Conicet.
Según Lozada, la “receta” que desarrollaron para hacer los aceites para los pacientes dio otro indicio importante: el insumo sintetizó la totalidad de la planta de cannabis. “En el mundo ya hay muchas investigaciones sobre estos temas. Pero, en general, se prueban aceites hechos con uno o dos de los cannabinoides más conocidos. Sin embargo, en esa planta coexisten más de cien moléculas activas diferentes de esta familia bioquímica”, explicó la experta del Cenpat. Y finalizó: “Como nosotros usamos toda la planta, pudimos tener un preparado con bajo costo de producción. Y por otra parte, es posible que el medicamento que elaboramos haya logrado generar efectos más potentes ya que la combinación de cannabinoides parece habilitar una sinergia positiva que redunda en mayor bienestar para el paciente”. A partir de estos resultados, el Ministerio de Salud de Chubut comenzó a autorizar a los laboratorios de farmacias de los hospitales para realizar los preparados magistrales.
Futuro
Aragón y McCarthy contaron que en los próximos meses este grupo de investigadores comenzará dos nuevos estudios. Uno indagará si el uso de cannabinoides ayuda a que los pacientes puedan dejar –o disminuir– la dosis de benzodiazepinas diarias que suele recetarse contra el insomnio. Y en el mediano plazo también tratarán de verificar el efecto que puedan tener estos preparados de cannabis sobre la ansiedad y el insomnio en personas con dificultades para dormir pero que todavía no toman medicación.
Su uso en dermatología
Más allá de sus crecientes usos médicos, el cannabidiol (CBD), molécula obtenida a partir del procesamiento de la planta de cannabis, está encontrando un nicho en otros rubros: su uso en productos para el cuidado de la piel.
Según datos recopilados por la compañía Future Farm Hemp Argentina, durante la pandemia de covid los productos con CBD diseñados para el cuidado de la piel experimentaron un sostenido aumento en la demanda global.
Para Jorge Pizarro, uno de los directivos locales de esta empresa, “el CBD es un insumo ideal para el cuidado de la piel debido a las propiedades calmantes y normalizadoras que lo hacen útil para mejorar diversos problemas de piel”. Parece también tener algún efecto positivo en el tratamiento de la psoriasis. Aporta, por otra parte, propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, con lo que podría sumar beneficios en el tratamiento de piel seca o con inflamación.
Incluso podría ser un antídoto eficaz contra el acné ya que su acción local colabora en la reducción de la producción de sebo en la piel y calma el eczema.
Según Pizarro, en Argentina –por ahora– el mercado de este tipo de productos es chico y, todavía, hay poca oferta especializada de productos para estas necesidades.