La misión rusa Luna-25 se lanzó la semana pasada y la misión india Chandrayaan-3, que despegó en julio, tienen el mismo objetivo: aterrizar una nave no tripulada en el polo sur lunar: otra competición está en marcha entre India y Rusia por llegar al mismo destino con una sonda no tripulada, una pugna que puede decidirse por cuestión de horas.
La India lanzó el pasado 14 de julio su misión espacial Chandrayaan-3 hacia nuestro satélite. La sonda ingresó el 5 de agosto en la órbita lunar y ya ha enviado algunas imágenes, mostradas en la cuenta de Twitter de la Organización de Investigación Espacial de la India (ISRO).
Está previsto que la nave india alunice en el punto más meridional de la Luna el día 23 de este mes de agosto. Un hito que no solo haría del país asiático el cuarto país que habría logrado tocar el satélite terrestre, tras Estados Unidos, Rusia y China, sino que también lo convertiría en la primera nación en alcanzar su polo sur.
La sonda rusa Luna-25 entra en la carrera
Sin embargo, cuando parecía que el único escollo para esta ambiciosa empresa pasaba por ejecutar correctamente la maniobra de alunizaje, Rusia anunció esta semana el lanzamiento de otra nave con mismo destino: el polo sur de la Luna.
La misión rusa, bautizada como Luna-25, despego el viernes a bordo de un cohete Soyuz-2.1b desde el cosmódromo Vostochni. Este acontecimiento supondrá la reanudación del programa lunar de Rusia, que lleva paralizado desde 1976, cuando el país todavía era parte de la URSS.
El aterrizaje de la sonda rusa Luna-25 en el polo sur lunar está previsto entre el 21 y el 23 de agosto, el mismo día que pretende alunizar la misión india Chandrayaan-3.
Pese a salir de la Tierra con una desventaja de 28 días con respecto a su competidora india, la nave rusa prevé ganar esta versión actual de la carrera espacial, ya que según cálculos de la agencia espacial rusa Roscosmos, el alunizaje se producirá entre el 21 y el 23 de agosto.
Tras su despegue el 11 de agosto, la misión tardará cinco días en alcanzar la órbita lunar, en la que permanecerá entre cinco y siete días antes de ejecutar la operación de aterrizaje en el polo sur, según ha informado Roscosmos.
Consultado este competidor inesperado, el portavoz de ISRO, BHM Darukesha, señaló que el organismo indio era consciente de los progresos de la misión rusa a través de los medios, pero descartó hacer comentarios al respecto.
En comparación, la misión india tiene previsto tocar la superficie lunar cuarenta días después de su lanzamiento, una tardanza asociada a la falta de potencia del cohete que la impulsó al espacio, pese a tratarse del más potente con el que cuenta la agencia espacial india.
Esto motivó que su nave tuviera que moverse durante veinte días alrededor de la Tierra, antes de dirigirse a la Luna, la cual orbitará otros 18 días durante los que se acercará progresivamente a su superficie, hasta intentar el alunizaje el 23 de agosto.
Alunizaje en zonas distintas
Independientemente del vencedor de esta carrera, ambas misiones tienen previsto desplegarse en distintas zonas del polo sur de la Luna, y su duración es también muy diferente.
Mientras que el proyecto ruso llevará a cabo investigaciones durante largo tiempo, la empresa india se mantendrá unos 14 días tomando datos sobre aspectos como la presencia de agua.
Durante ese tiempo, la estación india, que consta de un aterrizador y un explorador, realizará experimentos científicos y recabará datos sobre la composición mineral del satélite y la presencia de agua en esta región de la Luna.
El desarrollo de ambas empresas coincide, sin embargo, en los sucesivos retrasos que han experimentado en su fecha de lanzamiento. El despegue de Luna-25, en la que la Agencia Espacial Europea (ESA, en inglés) planeaba enviar parte de su tecnología a través de un acuerdo de cooperación con Rusia, que se quebró tras el comienzo de la invasión a Ucrania, estaba inicialmente previsto para octubre de 2021, pero se fue retrasando progresivamente su fecha hasta este mes.
La probabilidad de éxito de la misión rusa se sitúa en torno al 70 %, según el director general de Roscosmos.
La misión india también sufrió una demora superior a un año, puesto que ISRO programó su despegue para 2021. Un lanzamiento llamado a olvidar el fracaso que acababan de sufrir con su predecesora, Chandrayaan-2, que se estrelló en septiembre de 2019 durante el descenso hacia la superficie lunar por problemas técnicos en la reducción de la velocidad.
En los cuatro años que han pasado desde entonces, los ingenieros indios han analizado ampliamente y corregido todos los errores que propiciaron dicha decepción, según afirmó a los medios el presidente de la agencia espacial, S. Somanath, que se muestra plenamente convencido sobre el éxito de la misión de la India.
Esto contrasta con el tono precavido que mantiene el director general de Roscosmos, Yuri Borisov, que durante un encuentro con el presidente ruso, Vladímir Putin, el pasado junio, explicó que este tipo de misiones «siempre conllevan un riesgo» y advirtió de que la probabilidad de éxito suele situarse en torno al 70 %.