Los fondos no registrados propiedad de argentinos alcanzan a US$271.499 millones

La inflación es un problema crónico en la historia argentina, y se profundizó en la última década. Desde 2007, el alza del costo de vida supera las dos cifras y el año pasado pasó el 200%, sus valores máximos desde la última hiperinflación, en 1990. Ese contexto impulsó a muchos argentinos con capacidad de ahorro a no considerar al peso como moneda para intentar proteger su patrimonio, y elegir al dólar u otras monedas para proteger su capital. En ese escenario, todos los años crece el monto de dinero que los ciudadanos guardan fuera del sistema financiero local: la cifra ya supera los US$271.499 millones.

El dato surge del informe sobre Balanza de Pagos, posición de inversión internacional y deuda externa publicado por el Indec, con cifras correspondientes al tercer trimestre de 2023. Esos $271.499 millones informados comprenden el dinero alojado en cuentas bancarias declaradas en el exterior, los fondos atesorados en cajas de seguridad o los billetes guardados “en el colchón”, tanto en dólares como en otras divisas.

Las estimaciones del organismo estadístico oficial dan cuenta de un incremento trimestre a trimestre, en una dinámica que ilustra la desconfianza que los argentinos mantienen en el peso y en el sistema financiero local y el efecto negativo de la inflación y los desequilibrios macro sobre el ahorro.

La cifra marca un crecimiento del 3,8% (US$10.009 millones) con relación al número estimado por el Indec un año atrás (US$261.490 millones). Sin embargo, aunque en términos nominales existe una variación positiva, ese incremento se ubicó en línea con la inflación registrada en los Estados Unidos (3,7% interanual en septiembre). En otras palabras, el monto se mantuvo en términos reales.

El dinero guardado fuera del sistema financiero local, contemplado en el informe del Indec dentro del segmento ‘Otras inversiones’ en la Posición de inversión internacional, se incrementó en US$5566 millones con respecto al segundo trimestre de 2023. Eso refleja un incremento del 2,5% con respecto al período anterior.

La dolarización de los ahorros y la salida de fondos del sistema financiero local es una dinámica que condiciona hace años a la economía argentina y no distingue gobiernos y administraciones. La acumulación de sucesivas crisis económicas, cepos, confiscaciones de depósitos, inflación, cambios de moneda, déficit fiscal, emisión y pérdida del poder adquisitivo configuraron un escenario de desconfianza hacia el sistema financiero local y de debilitamiento del peso, que para muchos no cumple con su función de resguardo de valor y refugio para el ahorro.

Mientras la inflación alcanzó este año su pico desde la última hiperinflación -tras el 12,8% de noviembre, llegó al 160,9% en 12 meses y se estima que habría rondado el 200% en diciembre-, los argentinos intentan huir de la moneda local para evitar que el alza del costo de vida erosione el poder adquisitivo de sus ahorros.

De esta manera, el peso es usado para concretar pagos y transacciones cotidianas (aunque algunas operaciones, como la compraventa de propiedades o los alquileres, se cotiza y se realiza en dólares), y perdió su rol como reserva de valor. En consecuencia, muchos de quienes tienen capacidad de ahorro recurren al dólar u otras divisas para intentar cuidar su capital.

El crecimiento del stock de ahorros fuera del sistema local cobra mayor relevancia cuando se coteja ese dato con otras variables de la economía. Por ejemplo, la cifra informada por el Indec es 10 veces mayor al total de reservas brutas que hoy tiene el Banco Central (BCRA): al cierre de diciembre se ubicaron en US$23.123 millones, según reflejan los últimos datos del organismo.

“La acumulación de activos externos que quedan por fuera del sistema tiene larga data, por lo que la cifra actual, si bien es significativa, no es más que un reflejo de la continuidad de la debilidad en la demanda de pesos. Esto es en un contexto donde la inestabilidad macroeconómica es la norma más que la excepción, situación que se plasma en una desconfianza en los activos locales en un contexto de tasas reales sistemáticamente negativas dada la escalada de los precios”, dice Milagros Suardi, economista de la consultora Eco Go.

“El fenómeno que se fue profundizando con el correr de los años en tanto la economía convive con una restricción a la compra de dólares oficiales y una elevada brecha cambiaria frente a un BCRA que hace malabares para conservar sus reservas. En el fondo, es un problema de desconfianza, en una economía que no crece, que no tiene crédito en pesos y menos en dólares, y que es a su vez un determinante para la imposibilidad de crecer”, agrega la analista.

El informe del Indec contempla otros segmentos en los cuales los argentinos mantienen sus ahorros, también en activos o instrumentos fuera del país. De acuerdo con lo publicado, en el concepto de “Inversión directa” (bienes, propiedades u otros activos físicos) los argentinos tenían declarados a fin del segundo trimestre del año US$47.744 millones. En comparación con igual trimestre de 2022, ese stock se incrementó en US$3590 millones (8,1%).

En tanto, la categoría “Inversiones de cartera”, que contempla títulos públicos, acciones y otros instrumentos financieros, concentra unos US$83.598 millones. Se trata de un incremento interanual del 16,5% (U$11.889 millones).

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