La Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología decidió cancelar las becas de los copilotos del Centro Cultural de la Ciencia (C3), estudiantes avanzados de universidades responsables de guiar a quienes visitaban los espacios de un museo que recibió a unas 800.000 personas en 2023. La desvinculación no les fue comunicada y, tras el cambio de autoridades y un cierre temporario, también renunció la directora.
Hasta fines del año pasado, estudiantes avanzados de carreras de ciencias y artes explicaban y acompañaban a los asistentes al Centro Cultural de la Ciencia (C3) y al espacio “Lugar a Dudas» en la interpretación de los principios científicos detrás de juegos y exposiciones que allí se realizan desde su inauguración en noviembre de 2015. Estos guías, también llamados copilotos –ya que el visitante del museo es consideradoro el piloto de las experiencias, eran 73 estudiantes– fueron desplazados de su tarea por la nueva gestión asignada por el Gobierno de La Libertad Avanza.
El C3 empezó el año con irregularidades ya que todos los años cierra en la semana que empieza con Navidad y abre en la segunda semana del año, pero esta vez las autoridades de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología –rango al que redujo al ex Ministerio de Ciencia el Gobierno de Javier Milei– decidieron no abrir las puertas, lo que provocó la renuncia de su directora, Guadalupe Díaz Costanzo. Finalmente, el 26 de enero abrió sus puertas pero ya sin directora ni guías.
El C3 está en el podio de los museos nacionales con más visitantes junto al Museo del Cabildo y el de Bellas Artes. El año pasado recibió a 800.000 visitantes y su fuerte son tanto las vacaciones de verano como las de invierno, en las que reciben a niños y jóvenes con el objetivo de despertar vocaciones científicas.
Los copilotos eran estudiantes avanzados de la Universidad de Buenos Aires (UBA), la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF), que recibían una beca de 249.000 pesos por 20 horas de trabajo semanales. A principio de año esperaron ser convocados para la apertura del C3 pero nunca recibieron ninguna comunicación oficial sobre su situación. Allí comenzaron sus reclamos y actividades en plazas para darle visibilidad a su situación.
Díaz Costanzo, ex directora del C3, explicó a TSS las funciones del C3: “El Centro Cultural de la Ciencia tiene por objetivo generar la participación y garantizar oportunidades de acceso a temas de cultura científica a través de muestras pero también de talleres y ciclos en los que se discutían temas fundamentales de nuestra vida atravesados por la ciencia y la tecnología, como el cambio climático o la transición energética. Buscábamos ampliar estas oportunidades de participación y había un gran foco puesto en niños y adolescentes, centrado en el último ciclo de primaria y toda la secundaria. También estaba orientado a mujeres adolescentes, para integrarlas en el aprendizaje de temas en las que tienen poca participación, como ciencias de la computación”.
En el museo trabajan 45 personas y, además de la desvinculación de los copilotos, hubo seis que fueron despedidas recientemente a partir del decreto que suspendió la renovación de los contratos que empezaron en 2023.
“Es un museo interactivo adonde se aprende ciencia jugando y los copilotos y copilotas tenemos un rol muy activo. Somos estudiantes de ciencia, tecnología y arte y teníamos que empezar en enero. En principio nos dijeron que no sabían si iban a abrir el museo o no, y luego, cuando sabíamos que iban a abrir, nos pusimos en contacto con las universidades con las que el museo tenía convenio y nos dijeron que no había noticias nuestras. El problema también es que no tenemos comunicación oficial de nadie”, le dijo a TSS Irina Sapollnik, excopilota del C3.
Los copilotos formaban parte del programa de Formación en Comunicación Social de la Ciencia, un convenio entre las universidades y el MINCYT, que con el cambio de autoridades y la degradación a secretaría no fue renovado. Desde la Secretaría de Ciencia se dijo a las universidades que si querían podían mantener las becas de los copilotos sacando financiamiento de su propio presupuesto para donar el tiempo de los estudiantes al C3, pero esto no fue aceptado por las universidades.
“Hoy en las salas hay gente del equipo de educación y gente de técnica, con lo que se pierde mucho de la experiencia, porque nosotros tenemos una capacitación en ciencia, pero también en cómo hacer para que el visitante tenga una buena experiencia. Podés usar uno de los juegos pero no te llevas nada si no entendes lo que pasó o cómo funciona el juego, que era lo que nosotros hacíamos. Nos formamos en educación no formal en el museo, que tiene que ver con romper el estereotipo áulico como única forma de aprender ciencia. La idea era aprender juntos”, dijo Sapollnik.
“En las primeras reuniones con las nuevas autoridades –Alejandro Cosentino es el secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología y proviene del mundo de las fintech– consulté sobre la continuidad del programa de copilotos. Cuando me dijeron que la nueva secretaría no sabía si iba a poder transferir los fondos a las universidades, en el medio de un cierre operativo inédito del C3, esas cosas motivaron mi renuncia. Al día de hoy sabemos que ese programa no existe y no hay intenciones de continuarlo. Estamos frente a decisiones sucesivas que vienen siendo muy preopcupantes para el sector y no solo para el C3”, explicó Díaz Costanzo, que estaba trabajando en el C3 desde su creación en 1015 durante la presidencia de Cristina Fernández y fue nombrada directora en 2018, durante la presidencia de Mauricio Macri.
“El programa de copilotos fue fundacional desde el 2015. A través del trabajo conjunto con universidades nacionales se hacía una selección de estudiantes todos los años para que durante el programa, que duraba dos años, los estudiantes participara en trayectos teóricos y prácticos, con científicos invitados en temas de educación en museos, al trabajo con público y temas inherentes a la muestra del museo. La experiencia era altamente reconocida por el público, siempre aparecían en el libro de visitantes”, agregó la exdirectora del C3.
Hoy los 73 copilotos ya saben que probablemente no volverán a trabajar en el museo pero están usando sus conocimientos y capacidades para hacer divulgación científica en plazas con jóvenes. A través de sus redes sociales pueden consultarse el día y lugar de los próximos encuentros.
“Lo que quiere hacer el C3 de compartir la ciencia con la gente, de sacarla de los laboratorios, lo estamos haciendo nosotros en las plazas porque tenemos las herramientas para hacerlo, estamos sacando la ciencia a la calle”, finalizó Sapollnik.
Matías Alonso