Durante los últimos 10 años, diferentes presidentes y dirigentes -sin distinguir partidos políticos- han afirmado que nuestro país produce alimentos para 400 millones de personas, un equivalente aproximado a unas 9 veces la población actual de la Argentina.
Tanto Mauricio Macri (Cambiemos) como Alberto Fernández (Frente de Todos) y, más recientemente, Javier Milei (La Libertad Avanza), han repetido esta frase en sus discursos, aunque la cifra se basa únicamente en una estimación.
Ahora, un informe del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA) analiza este mito y busca responder a la pregunta: ¿A cuántas personas realmente alimenta nuestro sistema productivo?
Producción destinada al consumo animal
“Una pregunta muy habitual es: ¿de dónde surge la famosa cifra de los 400 millones? En realidad, siempre fue interpretada de una manera sesgada. Siempre planteamos que los 400 millones en realidad no representan alimentos que conformen una dieta sino que es la mera traducción de la producción a las calorías”, explicó a Chequeado Sergio Britos, director de CEPEA.
La producción anual de alimentos vegetales en la Argentina es de casi 4 toneladas anuales por habitante y la de alimentos de origen animal, de unos 400 kilos anuales por habitante, según los últimos datos de las Hojas de Balance de Alimentos, una herramienta desarrollada por la FAO que muestra la disponibilidad de alimentos a nivel nacional.
Entre sus múltiples destinos, explica el informe de CEPEA, parte de los alimentos producidos se exportan (la mayoría, con escasa transformación o valor agregado), otra parte se destina a usos no alimentarios (por ejemplo, biocombustibles o insumos de otras industrias), hay pérdidas y otra parte termina conformando la disponibilidad para el consumo humano en la forma en que llegan a nuestra mesa. ¿Cuánto? Casi 400 kilos anuales por habitante de alimentos vegetales y unos 300 kilos anuales por habitante de origen animal.
“Cuando estas cantidades de productos se transforman a energía (kilocalorías -kcal-) resulta que la producción total de alimentos equivale al requerimiento calórico medio (diario) de algo más de 650 millones de personas: unas ‘14 Argentinas’ (aquellos 400 millones hoy son 650 millones). El mismo cálculo aplicado a las exportaciones da como resultado un poco más de ‘5 Argentinas’: exportamos el equivalente en requerimiento de kcal de unos 240 millones de personas”, destaca el estudio.
Las exportaciones de los alimentos producidos se concentran muy especialmente en las cadenas de maíz y soja (tres cuartas partes del total). Es clave recordar que al menos 2 terceras partes de las exportaciones de soja (en forma de harina) y de maíz no se destinan en forma directa al consumo humano sino a alimentos para el engorde (en otros países) de pescado, pollo, cerdo o vacas.
“En este hecho descansa buena parte de la falacia: producimos alimentos para exportarlos con destino al consumo animal. Y de aquí se deriva una primera conclusión: Argentina no produce alimentos para 650 millones de personas: lo que produce (y también exporta) son calorías, fuertemente concentradas en alimentos de 2 cadenas (maíz y soja), pero con una diferencia muy significativa al concepto de una dieta saludable”, concluye el análisis.
¿Cuántas personas pueden alimentarse saludablemente con lo que produce el campo argentino?
Para responder esta pregunta, el informe de CEPEA parte de las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA) y de trabajos propios sobre propuestas alimentarias saludables y sostenibles. Los resultados se presentarán en el seminario gratuito “Alimentación saludable y sostenible en la Argentina”, organizado por la Universidad Católica Argentina (UCA).
Así, se establecieron las recomendaciones de diferentes segmentos de la dieta: por un lado, verduras, frutas, legumbres y frutos secos, lácteos y pescado (alimentos con consumos deficitarios en muy amplios segmentos de la población) y por otro, la de cereales y papa y carnes rojas y pollo (con consumos ampliamente superiores a las recomendaciones).
Al comparar la producción de cada segmento de la dieta con las necesidades del conjunto de la población argentina, se llega a la segunda conclusión del informe: la suma de todos los alimentos producidos anualmente solo cubre las recomendaciones de una alimentación saludable -en sus principales alimentos deficitarios- de apenas un poco más de media argentina (27 millones de personas).
Los alimentos más deficitarios en la mesa de los argentinos (legumbres, frutos secos, verduras y frutas) son -cuando se los analiza conjuntamente- los más limitados en la relación producción/recomendación saludable. Sin embargo, cuando se desagrega cada uno de ellos, las verduras son las más comprometidas (la producción actual sólo cubre la recomendación de 15,5 millones de personas).
Por el lado de los alimentos de origen animal, el abastecimiento de pescado se encuentra en el límite de la recomendación de consumo. Mientras que en lácteos hay una situación deficitaria, ya que la producción (descontando el uso en la elaboración de manteca) alcanzaría para cubrir la recomendación de 37,5 millones de personas.
En el extremo opuesto, 3 grupos de alimentos que en todos los estudios dietarios resultan ser los excesos más característicos -en un contexto de país que tiene altas prevalencias de pobreza y sobrepeso- coinciden en rasgos productivos más que prominentes. Nuestro país produce cereales y otros alimentos feculentos para 1,1 billón de personas, carnes para 185 millones y azúcar para 135 millones.
“Nuestro sistema alimentario -más allá de que tiene todas las potencialidades y la competitividad que le reconocemos- tiene algunas limitaciones en términos de una alimentación saludable y sostenible. Nuestro sistema productivo alimentario reproduce lo que uno después observa cuando realiza encuestas en las personas y encuentra los patrones alimentarios. Lo que producimos de forma deficiente, es lo que luego encontramos deficientes en la dieta de los argentinos y al revés”, concluyó Britos.