El panorama económico se torna cada vez más complejo a medida que el gobierno ejecuta su plan, el cual parece surte efecto. Aunque la inflación muestra signos de desaceleración, esto se traduce en una recesión palpable y una disminución en el consumo que preocupa. Los indicadores son claros: la actividad económica se desplomó un 4,3% en enero, según el INDEC, mientras que el índice de ventas minoristas de CAME registra una caída del 22,1% en lo que va del año.
Los datos del INDEC revelan que ciertos rubros han impulsado el aumento de la inflación. Educación lidera con un incremento mensual del 52,7%, seguido por Comunicación con un 15,9%, Vivienda, agua, electricidad y gas con un 13,3%, Transporte con un 13%, y Bebidas alcohólicas y Tabaco con un 12,3%. Además, la subida en Alimentos y bebidas es un factor significativo en todas las regiones del país, contribuyendo con más de 3 puntos porcentuales al aumento mensual.
Las proyecciones futuras son más alentadoras, con consultoras del mercado pronosticando una desaceleración gradual de la inflación en los próximos meses, según el REM del BCRA. Sin embargo, la realidad del consumo se refleja en sectores como el de restaurantes, que han experimentado una caída alarmante. Incluso comparado con los meses más críticos de la pandemia, la demanda en este sector no había mostrado cifras negativas hasta ahora.
Restaurantes en riesgo
La situación se agrava al observar el Estimador Mensual de Actividad Económica del INDEC, que confirma una disminución del 1% en la actividad de Restaurantes y Hoteles en enero de este año respecto al mismo mes del año anterior. Esta caída, además, se intensifica si se compara con los meses anteriores, marcando un retroceso significativo desde la temporada alta hasta la baja.
El derrumbe en el consumo de restaurantes y hoteles es evidente y comparable a los peores momentos de la pandemia. A pesar del desahogo pospandémico y los altos índices de crecimiento en 2022 y 2023, la explicación simplista de que el consumo respondía a la inflación ya no se sostiene.
La política de ajuste del Gobierno en las paritarias y las jubilaciones, junto con la liberación de precios, está generando un cambio en las prioridades de gasto de la población, que ahora se ve obligada a ajustarse para cubrir los servicios esenciales ante el incremento de los costos fijos.
El efecto del plan del gobierno en la economía es contradictorio. Mientras se observa una desaceleración en la inflación, esto va de la mano con una recesión evidente y una caída drástica en el consumo, que impacta en sectores que en años anteriores, inclusive con la crisis latente, tuvieron meses de bonanzas y mesas llenas, como el de restaurantes y hoteles.