Con la voz quebrada, con niños en brazos nacidos allí, jubilados, cientos de médicos que se formaron y estudiaron allí, carteles, estudiantes, mensajes en los teléfonos, docentes y no docentes de la Universidad de Buenos Aires y amigos, pacientes y otros que nunca lo fueron pero lo reconocen como símbolo fronteras adentro y en la región. Todos ellos y ellas realizaron finalmente ayer por la mañana el abrazo masivo al Hospital de Clínicas, convocado con urgencia ante la crítica situación presupuestaria, pero también para rechazar al ajuste del gobierno libertario y para motorizar el camino hacia la marcha federal de los centros de estudio de todo el país que está prevista para el próximo 23 de abril (ver aparte). “Esta situación no la vivimos nunca antes en los últimos 40 años de democracia”, expresó en las escalinatas del edificio el médico y rector de la UBA, Ricardo Gelpi. Y en un dramático mensaje retomado durante el día por cada una de las y de los profesionales que tomaron un micrófono advirtió que el Hospital padece “el ajuste del ajuste” y “se encuentra al límite de su funcionamiento”. Y advirtió: “Si la situación no cambia, en dos o tres meses la UBA tendrá que cerrar”.
“Entendemos la situación del país. No estamos ajenos a lo que sucede”, dijo Gelpi. “Pero esto es el ajuste del ajuste que ya veníamos sufriendo. Asfixiando a la educación, la ciencia y la salud no vamos a salir adelante. Estamos en el límite de funcionamiento”, puntualizó. “Llegamos a un punto de extrema gravedad, en el que se ve comprometido el futuro de cientos de miles de argentinos y argentinas”, expresó durante una conferencia de prensa brindada poco después del breve acto en las monumentales escalinatas del hospital. Ante una pregunta acerca de lo que puede pasar con el lugar en el futuro inmediato con la universidad, Gelpi describió lo que repiten otros referentes de todo el país con “facturas de servicios que se han multiplicado por siete” y allí dijo que “si la situación no cambia, en dos o tres meses la UBA tendrá que cerrar”.
Hubo lágrimas, mujeres jubiladas que en otro tiempo fueron profesionales del hospital, residentes.
“Acá se forman los médicos, si esto anda mal, después toda la salud va andar mal”, dijo un hombre al paso. Claudia es una trabajadora del área de estadística. Guardapolvo blanco, explicó que llevaba 38 años en el hospital. “La verdad –dijo–, vivo una situación terrible”.
– ¿Cómo está todo en el hospital? –le preguntaron a una médica de otorrinonaringología
– Hacemos lo que podemos. Le ponemos el pecho como todos los trabajadores para que este hospital siga funcionando.
Mientras tanto, una mujer daba vueltas con su hijo en brazos, rodeando el lugar en el que ese niño había nacido o “mi segundo hogar”, como dijo ella ante cámaras y ante sus compañeros. “Así que hay que defenderlo, les dije que tenemos que estar más juntos que nunca”. Y luego, una docente decía con sus palabras eso mismo que el rector diría más tarde: “Hace 39 años que soy docente y de golpe llegar a esta situación, ¡es la peor pesadilla!”.
Con ellas una multitud copó las escalinatas del edificio, desbordó la vereda y avanzó sobre la avenida Córdoba desafiando el protocolo anti protesta de la ministra de seguridad Patricia Bullrich. La consigna “La UBA se defiende” permaneció sostenida en alto con letras gigantes y los autos acompañaban a la protesta y se solidarizaron con bocinazos. Mientras tanto los cantos volvieron a ganar la calle y la concentración. Algunos como si no hubiesen pasado los años y otros con letras que recuperan el tensión cada vez más aguda con el gobierno. Universidad de los trabajadores / Y al que no le gusta / Se jode / se jode. Y luego:
La UBA se defieeeende
Se defieeende
La UBA se defieeende.
A esa hora, las redes también se sumaron al abrazo. “Empatía, solidaridad y orgullo de la salud y la educación pública, abrazo al Hospital de Clínicas”, posteó alguien que de paso advirtió el desafío que la protesta le hacía la ministra. “No hay protocolo que la detenga”, arengó. Médicos, docentes y residentes también se turnaron ante cámaras y micrófonos para dar cuenta de lo que sucede a diario y puertas adentro.
Susana Dionisio, 49 años de médica, contó la diaria y la tensión ante una cámara de la Vaca Tuitera. “Sentimos un dolor que no se puede narrar”, explicó. “Los pacientes se están quedando sin comida, solidariamente entre sindicato, médicos y administrativos se ayuda, pero los insumos médicos no los podemos comprar entonces a veces faltan insumos. Se corta la luz en un hospital como este, que es un hospital escuela”, explicó. En ese contexto recordó lo que significa el lugar en la historia del país e hizo un llamado a la oposición: “La oposición tiene que pararse y ser oposición sino perdemos la democracia”.
Marcelo Melo, director del centro de salud, fue una de las voces más replicadas durante el día.
“Bajamos la actividad y solo empezamos a tratar fracturas, infecciones y oncológico”, dijo. “Bajamos el funcionamiento del hospital al 30% o al 40%, pero ni siquiera con ese nivel de funcionamiento podemos enfrentar esos gastos», confirmó. «Tenemos el presupuesto congelado con una inflación del Indec del 270%, pero la inflación de los medicamentos es del 1.000%. El año pasado hacíamos licitaciones cuatrimestrales para comprar los medicamentos y se gastaban 4 o 5 mil millones de pesos para un cuatrimestre. Ahora eso aumentó el 1.000%».
El director de cirugía más tarde señaló que continúan con el esquema de verano sin poder poner en funcionamiento los quirófanos en un hospital que el año pasado realizó 10 mil cirugías y recibió 400 mil consultas: “Tenemos 16 y están funcionando 4”, dijo, situación que se repite con los periféricos. “Y eso repercute en la formación del alumno de pregrado y en la formación de los residentes”, dijo pero agregó que esa es solo una parte, la asistencia. “Y la otra que es tan importante es que a través de la atención médica nosotros enseñamos a los médicos jóvenes que son los que después van a atender en todo el país”.
Después del abrazo, hubo conferencia de prensa y se planteó al Clínicas como símbolo de la UBA. “Uno de los seis centros de salud de la UBA que conforman nuestra red de hospitales y donde, en 2023, se atendieron más de medio millón de personas”, dijo el rector. “Solo por aquí, por el Clínicas, pasan diariamente más de 10.000 personas, entre pacientes, profesionales, estudiantes, investigadores. Se reciben más de 365.000 consultas al año y se realizan más de 8000 cirugías”. Y arengó: “El Clínicas es mucho más que un hospital público, aquí se levantan las banderas de la universidad pública y los valores que defendemos desde la Reforma del 18: aquí se desarrolla la academia, la investigación y la extensión universitaria. Este hospital estuvo en los momentos más duros de nuestro país, fuimos y somos referentes de toda una región y queremos seguir siéndolo. Aquí se atendieron las víctimas del atentado terrorista de la AMIA, tuvo una labor destacada durante la pandemia de Covid y hoy se siguen salvando vidas todos los días”.