Petróleo en la Antártida: contexto geopolitico

El navío científico ruso Alexander Karpinsky anunció que encontró indicaciones de una «vasta reserva de petróleo» en la Antártida, en la zona reclamada por Argentina y por Gran Bretaña. La Federación Rusa habría afirmado que seguirá lo estipulado en el Tratado Antártico.

El hallazgo de un gigantesco yacimiento de petróleo bajo el suelo de la Antártida, despertó interrogantes sobre cuáles serían los derechos de Rusia, como descubridor, y de otros países presentes en el continente helado para explotar eventualmente en algún momento ese valioso recurso.

El cuarto continente del mundo en superficie -después de Asia, América y África- es efectivamente uno de los lugares más anhelados del planeta. Y desde 1961 es administrado por un acuerdo internacional, el Tratado Antártico, que fue firmado el 1° de diciembre de 1959 originalmente por los siete países con pretensiones soberanas (Argentina, Chile, Reino Unido, Noruega, Australia, Nueva Zelanda y Francia) más otros cinco: Bélgica, Estados Unidos (donde se firmó el acuerdo), Japón, Sudáfrica y Rusia.

Países que reclaman soberanía en la Antártida

Países que reclaman soberanía en la Antártida

Fuente: BBC / LA NACION

Entre los países con aspiraciones de soberanía, cuatro son naciones lindantes (Argentina, Chile, Australia y Nueva Zelanda) y tres tienen motivos históricos (Gran Bretaña, Noruega y Francia).

La Argentina, por su parte, tiene motivos geográficos y también históricos ya que fue el primer país en instalar una base permanente en la región y declarar su soberanía allí en 1904. La Base Orcadas es hoy la estación científica antártica más antigua todavía en funcionamiento. La Argentina considera la región como una extensión de su provincia más austral, Tierra del Fuego, al igual que las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur.

Chile, sumó su propio reclamo años más tarde, en 1940, también sobre la base de que era una extensión natural de su territorio. La Antártica Chilena -como se la conoce allí- forma parte de la Región de Magallanes, la más austral de las 16 regiones en que se divide el país, y se superpone en partes con los terrenos antárticos exigidos por Argentina y Reino Unido.

Las otras demandas de soberanía se basan en las conquistas realizadas por famosos exploradores antárticos a comienzos del siglo XX.

El reclamo de Noruega se funda en las exploraciones de Roald Amundsen, el primero que alcanzó el Polo Sur geográfico, en 1911.

Y las pretensiones de Nueva Zelanda y Australia se basan en las gestas antárticas de James Clark Ross, quien izó la bandera del Imperio británico en territorios que fueron puestos bajo la administración de esos dos países por la Corona británica, en 1923 y 1926, respectivamente.

En tanto, Francia también reclama una pequeña porción de suelo antártico que fue descubierta en 1840 por el comandante Jules Dumont D’Urville, quien lo bautizó Tierra Adelia, en honor a su esposa.

Más allá de estos reclamos, un total de 29 países son considerados “partes consultivas”, con derecho a voz y voto (sin diferencias entre los que tienen reclamos soberanos y los que no), y un total de 35 países, incluyendo a Rusia, Alemania, Brasil, China, Estados Unidos e India, tienen bases permanentes en el continente blanco.

Sin embargo, el lugar no pertenece a nadie. Y de hecho el tratado no reconoce privilegios ni diferencias entre los países firmantes que reclaman soberanía, según establece su artículo IV.

“Ningún acto o actividad que se lleve a cabo mientras el presente tratado se halle en vigencia constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar un reclamo de soberanía territorial en la Antártida, ni para crear derechos de soberanía en esta región. No se harán nuevos reclamos de soberanía territorial en la Antártida, ni se ampliarán los reclamos anteriores, mientras el presente tratado se halle en vigencia”, señala.

El tratado, firmado en el contexto de la Guerra Fría, buscó evitar una escalada militar, afirmando que “es en interés de toda la humanidad que la Antártida continúe utilizándose siempre exclusivamente para fines pacíficos y que no llegue a ser escenario u objeto de discordia internacional”.

El pacto congeló los reclamos territoriales existentes y estableció que la Antártida se convierta en una reserva científica internacional.

En total, 52 naciones forman hoy parte del Tratado, aunque solo las 29 que realizan “actividades de investigación sustanciales” tienen poder de voto y pueden tomar decisiones sobre el presente y futuro de la Antártida.

Comentario del Dr. Mariano Memolli:

Estuve haciendo una búsqueda ampliada sobre este tema.

La prospección por sísmica marina y con zonda multi haz (multibeam) la han realizado muchos países y lo han presentado cómo estudios del lecho marino para las Áreas Marinas Protegidas cuan realidad realizan prospección de hidrocarburos y minerales. Rusia entre ellas.

Me llama mucho la atención que el buque ruso inició su campaña de investigaciones en 2020 y nada de esto se publicó entonces. Hoy, en medio del conflicto entre Rusia y Ucrania, a pocos días del inicio de la Reunión Consultiva del Tratado Antártico, medio británicos publican esta noticia que bien podría expresar la preocupación por la prospección realizada por la propia monarquía británica.

Ningún medio ruso (a los que tuve acceso) levantó la noticia como un descubrimiento importante, los que leí hacen referencia a la noticia de The Telegraph.

La discusión en el parlamento británico contó con el asesoramiento del Prof Klauss Dodd, un académico con profundo rechazo a la posición Argentina, este profesor es quien asesora a los británicos sobre este hecho. Una de sus afirmaciones es “Las acciones de Rusia deben entenderse como una decisión para socavar las regulaciones que rodean la exploración sísmica y, en última instancia, como un presagio de la extracción de recursos en el futuro”. El buque, según los propios británicos, hizo tareas científicas. Un medio ruso señala que:

“A pesar de los “temores” de los analistas occidentales y simplemente de los rusófobos, la propia Federación de Rusia ya ha confirmado plenamente su compromiso con el Tratado y el hecho de que la investigación se llevó a cabo exclusivamente desde un punto de vista científico para el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Ni siquiera está previsto ningún trabajo práctico sobre el desarrollo industrial de las reservas.

Se supone que las actividades conjuntas de investigación de los estados no provocarán un enfrentamiento en la región. Sin embargo, las acciones de los geólogos rusos han generado preocupación, ni siquiera porque esto esté sucediendo en una era de conflicto entre Occidente y la Federación Rusa, sino porque lo más probable es que no sean los rusos quienes comiencen a extraer minerales”.

En lo que concuerdo con Klauss Todd es sostener que, desde el inicio de la guerra Ucrania Rusia, el conflicto tuvo un enorme impacto en el Sistema del Tratado Antártico y que hay países que están impulsando cambios, sobre todo para cambiar el consenso por votaciones de mayorías, algo inconveniente para Argentina por el conflicto en el Atlántico Sur.

Rusia realiza prospección y el hecho debe abordarse con la máxima rigurosidad que le hubiera correspondido a los demás países que hicieron lo mismo.

Dr. Mariano Memolli

exdirector por más de una década del Instituto Antártico Argentino

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