El inicio del siglo XXI fue también el inicio de un nuevo marco para el esquema de poder internacional que dejaba atrás la idea de unipolaridad emergida como resultado de la caída de la URSS y la proclamación de Estados Unidos como potencia única e incontestable.
Con China ingresando en la Organización Mundial del Comercio, países como Brasil y Rusia aprovechando el momento favorable del ciclo de commodities, y mercados emergentes escalando posiciones en el comercio y la economía global, el panorama ya no era el del siglo anterior.
En este contexto, el economista de Goldman Sachs Jim O´Neill, en un informe acuñó el acrónimo BRIC, en referencia a los países Brasil, Rusia, India y China. En dicho escrito destacaba una serie de denominadores comunes entre estos países (grandes poblaciones, extensos territorios, abundantes recursos naturales y economías emergentes de rápido crecimiento) que, según él, los colocaría como protagonistas en el futuro, ya que su crecimiento a altas tasa les otorgaría una porción cada vez mayor de la torta de la economía global. Por lo tanto, debido a los efectos que tendría la emergencia de los BRICs (entre ellos mencionaba las consecuencias de sus políticas monetarias en el resto de las economías), el analista opinaba que los sistemas de gobernanza global como el G7 deberían incorporar representantes de los Estados que conforman dicho grupo.
Si bien el mundo cambió desde aquel momento, las perspectivas se mantienen. A pesar de las dificultades por las que han pasado los países miembro del grupo, todo indica que en el futuro los BRICS (en 2010 se sumó Sudáfrica) irán obteniendo una participación cada vez mayor del producto bruto total del planeta.
Geopolítica y negocios
Poco tiempo atrás la revista especializada en política internacional Foreign Policy publicó un artículo titulado “Las marcas son las primeras víctimas de la guerra”; en ella detalla como las marcas globales se ven afectadas por los conflictos que surgen en distintos rincones del mundo, convirtiendo así la condición de global en su propia amenaza.
Un caso muy reciente es el de McDonalds, quien sufrió un boycott en los países con poblaciones árabes a raíz de que la franquicia de la marca en Israel decidió ofrecer comida gratis a los soldados de su país, causando así una ola de indignación en la región que terminó en una caída de las ventas. De nada sirvieron las declaraciones del CEO de la compañía argumentando que habían sido víctimas de una campaña de desinformación.
A su vez, el conflicto que enfrenta a Rusia con occidente ha provocado la salida de innumerables compañías europeas y norteamericanas de territorio ruso tras décadas de operar allí. Entre ellas podemos mencionar a Coca Cola, Pepsi, Adidas, McDonald´s, Levi´s, Paypal, Visa, Mastercard y General Motors.
Pero existe un caso más elocuente que explica la interrelación moderna entre geopolítica y negocios: los procesos de China e India. Mientras que el primero ha aumentado enormemente su comercio bilateral con Rusia desde que este país invadió Ucrania, India está viéndose beneficiado por un extraordinario flujo de inversiones, las cuales, en gran parte, provienen de un proceso de relocalización de empresas occidentales que está desinvirtiendo justamente en China. Tal es el caso de Apple, que se ve envuelta en la disputa tecnológica entre Estados Unidos y la República Popular. A consecuencia del enfrentamiento, el gobierno chino prohibió a funcionarios públicos la utilización de celulares iPhones por considerarlos una potencial herramienta de espionaje.
El mercado de microchips también esta redefiniendo las relaciones comerciales. Ello se debe a que Estados Unidos ha impuesto restricciones para exportar chips avanzados a China con el fin de prevenir que el país asiático pueda utilizar esta tecnología con fines militares y retrasar, a su vez, el progreso chino en el campo de la inteligencia artificial. Debido a dichas medidas, las tensiones geopolíticas entre ambas potencias han ido aumentando.
BRICS+ y Argentina
Durante 2023 los miembros del BRICS decidieron sumar nuevos integrantes con el objetivo de expandir la influencia del grupo. Entre los países invitados se encontraba Argentina, y el gobierno de turno convalidó el ingreso. Sin embargo, tras el cambio de gestión que se produjo meses después y un giro en la visión geopolítica de la nueva administración, dicha decisión fue invalidada.
Vale aclarar que el grupo BRICS no es un pacto de defensa, no es un tratado ambiental, ni tampoco un movimiento ideológico. Si bien tienen posiciones comunes o acuerdos en términos geopolíticos, los BRICS son esencialmente una asociación de países con intereses económicos. De tal manera, el análisis desde el punto de vista económico sería el más apropiado para evaluar la invitación a formar parte del grupo.
En este sentido, si tomamos a cada país BRICS individualmente tendremos una mejor imagen de lo que representa cada uno para Argentina. A primera vista, observamos que 3 de los miembros fundadores, que son, al mismo tiempo, los más poderosos en términos de PBI, son socios sumamente estratégicos para el país. El primero es Brasil, aliado estratégico y mayor socio comercial, con el cual, además, se comparten lazos históricos; el segundo, China, es la segunda potencia mundial, quien llegó a disputarle el primer puesto a Brasil respecto al intercambio comercial con Argentina y, además, mantiene acuerdos económicos y de inversión con el país que lo convierten también en socio estratégico; y el tercero es India, el país más poblado del planeta, con el cual se está incrementado el comercio bilateral de forma sostenida (al punto que se convirtió en el primer destino de las exportaciones de Santa Fe y el quinto del país en su conjunto), cuya economía está creciendo aceleradamente y con el cual se mantiene un alto grado de complementariedad.
De esta forma, si nos ceñimos al criterio meramente económico, que es el leitmotiv de los BRICS, se puede concluir que Argentina dispone de un espacio natural dentro del bloque y que su pertenencia está dada de facto.
Pero, además, la reciente ampliación de los BRICS, supone una multiplicación de las oportunidades comerciales y de inversión. Los países invitados a integrarse al grupo como nuevos Estados miembro, y que sí ratificaron la adhesión, son: Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Arabes Unidos, Etiopía e Irán.
Para ponerlo en números el bloque BRICS ampliado representa casi un tercio de la economía mundial, se espera que supere en PBI a la suma de los integrantes del G7 en 2028, a su vez cuenta con casi la mitad de la población global y producen el 44% del crudo del planeta.
Para graficar la mirada pragmática y de carácter económico que adoptan los países que se suman al grupo, tenemos el ejemplo de Arabia Saudita e Irán, que son enemigos históricos, sin embargo en ambos prevalece un criterio más amplio que excede a sus conflictos bilaterales.
Si, tal como plantea el actual gobierno argentino, el país debe abrirse al mundo y en las relaciones comerciales no debe primar un criterio ideológico, la pertenencia a los BRICS+ no tendría que ser abordada como un dilema geopolítico ni como una cuestión de alineamiento en contradicción con la pertenencia a occidente.
Diversos estudios dan cuenta que el comercio internacional ha sufrido un proceso de fragmentación creciente debido a que los países comercian más con sus aliados geopolíticos. Argentina debe comerciar con todos y no debe caer en la trampa de alejarse de sus principales socios comerciales, cuya relación económica y confianza llevan años construirse, por quedar atado a alineamientos ideológicos.
Lic. Marcelo Robba
Miembro de GEChina