Mientras China avanza en la puesta a punto de su reactor modular Linglong-1, Rusia pone sus fichas en los modelos naval y terrestre del RITM-200. Estos dos países estarían en condiciones de dominar un 40% del mercado de los SMR de aquí a 25 años, según un informe del New Nuclear Watch Institute (NNWI).
La nueva generación de reactores modulares promete relanzar la industria nuclear y mejorar sensiblemente la ecuación de costos, al tiempo que permitirá satisfacer la creciente demanda de energía a nivel global sin emitir gases de efecto invernadero.
Poco a poco, los prototipos de SMR –sigla en inglés de small modular reactors– se convierten en modelos comerciales y van apareciendo los primeros clientes interesados en su adquisición. Dos países se perfilan como los más avanzados en la cadena de suministro de estos nuevos reactores: China y Rusia.
Un cambio en las reglas de juego de la industria nuclear
Los SMR son verdaderos “game changers”, es decir, su irrupción está en condiciones de modificar las reglas de juego del sector. Así lo señaló a DEF el titular de la Agencia de Energía Nuclear (NEA) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), William D. Magwood, quien explicó que este tipo de reactores “demandará menos terreno para su instalación, tendrá una menor huella ambiental y consumirá menos agua, un factor clave para muchos países”.El SMR chino, emplazado en la provincia de Hainan, contará con una potencia instalada de 125 megavatios
Su formato modular implica el ensamblaje de los componentes en la fábrica y su posterior traslado al lugar donde se instalen estas nuevas centrales. De esa manera, se reducen de manera notable los tiempos y costos de construcción. Además, mientras el primer módulo entra en producción y comienza a generar energía, se puede avanzar en la construcción de los demás piezas.
China y Rusia pican en punta con sus primeros SMR
En abril pasado, la Corporación Nuclear Nacional de China (CNNC) comunicó la puesta en marcha de la primera de las cuatro bombas principales del SMR ACP100, también conocido como “Linglong-1”. Se trata de un reactor de agua a presión, con una potencia instalada de 125 megavatios, emplazado en el condado de Changjiang, en la provincia insular de Hainan, al sudeste del país.La versión terrestre del pequeño reactor modular ruso RITM-200 tendrá una potencia de 190 megavatios y se instalará en la península de Yakutia, en Siberia
En su Plan Quinquenal 2021-2025, el gigante asiático se había fijado el objetivo de construir en ese período su primer SMR, y avanza hacia esa meta, con su posible entrada en funcionamiento en 2027. Además de la generación de electricidad, señala la CNNC, esta infraestructura podrá ser utilizada para calefaccionar, desalinizar agua de mar y suministrar vapor industrial.
La hipótesis del New Nuclear Watch Institute (NNWI) es que este modelo chino acaparará alrededor del 15 % del mercado global de reactores del tipo SMR hacia el año 2050. Una de sus grandes palancas, señala el informe del NNWI, será la famosa Belt and Road Initiative, popularmente conocida como “Nueva Ruta de la Seda”, la red de infraestructuras promovida por China en distintos puntos del planeta.El reactor RITM-200, con una potencia de 175 megavatios, será utilizado para la propulsión de la nueva generación de rompehielos rusos
Mientras tanto, Rusia cuenta desde fines de 2019 con su primera central nuclear flotante, atracada en el puerto de Pevek, en el mar de Siberia Oriental. La Akademik Lonosomov cuenta con dos reactores modulares KLT-40, de 35 megavatios cada uno, desarrollados por Afrikantov OKBM, una subsidiaria de Rosatom, el conglomerado que agrupa a las distintas empresas del sector atómico. Además de brindar energía eléctrica al distrito de Chukotka y calefacción a la ciudad de Pevek, esta infraestructura se inscribe en la estrategia de promoción del “corredor transártico” o “Ruta Marítima del Norte”, que une los océanos Pacífico y Atlántico y se presenta como alternativa al canal de Suez.
Rosatom también está avanzando con otro proyecto: el RITM-200, un reactor de agua a presión con una potencia de 175 megavatios, que será utilizado para la propulsión de su nueva generación de buques rompehielos. En paralelo, está construyendo una planta nuclear terrestre del mismo modelo, el RITM-200N, en la península de Yakutia, con una potencia de 190 megavatios. Ya se aseguró la construcción de seis unidades –cada una de ellas con una capacidad de 55 megas– que serán exportadas a Uzbekistán para su central nuclear de Jizzakh. Hacia 2050, según proyecciones del NNWI, esta familia de reactores podría capturar el 18 % del mercado global.El reactor modular ruso para sus rompehielos forma parte de la promoción de la denominada Ruta Marítima del Norte, alternativa al canal de Suez
Estados Unidos busca recuperar terreno frente a sus rivales
Mientras tanto, en Washington no quieren perder pisada de sus dos grandes rivales geopolíticos. Hasta ahora, el único modelo de SMR certificado por la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos, en mayo de este año, es el desarrollado por la NuScale Power Corporation. Es un reactor de agua presurizada que puede generar 77 megavatios de electricidad. Según informa la propia empresa, además de generar energía, este modelo podría destinarse simultáneamente a otras aplicaciones, entre ellas la producción de hidrógeno. Ahora bien, NuScale apunta, como aliado principal, al mercado de los denominados “hiperescaladores”, los gigantescos centros de datos de las empresas tecnológicas, que aumentarán notablemente su demanda de energía en pleno auge de la inteligencia artificial (IA) y del universo cripto.
Otro actor estadounidense relevante es X-energy, con su modelo X-e 100, un reactor refrigerado por gas de alta temperatura, cuyo diseño base tendrá una potencia instalada de 80 megavatios, con la posibilidad de convertirse en una planta de cuatro módulos que generarían un total de 320 megas. En octubre de 2024, Amazon Web Services invirtió 500 millones de dólares en el desarrollo de este tipo de SMR con vistas a una futura central nuclear en el estado de Washington, a partir de un acuerdo con el consorcio estatal Energy Northwest. Y en marzo de este año, X-energy y la petroquímica Dow solicitaron a la Comisión Reguladora Nuclear la autorización para la construcción de una planta con esta misma tecnología en Seadrift (Texas).
Un poco más retrasados en esta carrera, entre los numerosos desarrolladores de SMR, se encuentran la joint venture Hitachi GE Vernova, con su proyecto BWRX-300, que ya cuenta con un proyecto aprobado que se construirá en la provincia de Ontario (Canadá); Rolls-Royce, que acaba de recibir el espaldarazo del gobierno británico al ganar la licitación para la construcción de los primeros SMR en el Reino Unido; y la francesa EDF, a través de su subsidiaria Nuward, con su reactor modular que ha sido impulsado por el gobierno de Emmanuel Macron dentro del programa “France 2030”.
Mariano Roca
Opinión de AgendAR:
En 1984 la Argentina tuvo el primer proyecto SMR del mundo, el CAREM. Estuvo a punto de exportarlo a Turquía, e hizo una joint-venture con la Comisión de Energía Atómica Turca (TAEK) para producirlo en masa y exportarlo a unos 30 países de África, Medio Oriente y Asia. Pero en 1993 Menem incumplió todos los términos del acuerdo y rompió relaciones con la TAEK.
En 1989 la CNEA contó por primera vez con una ley aprobada por mayoría absoluta en el Parlamento para construir la primera unidad de este SMR.
Aquel año seguía siendo el primer país del mundo con un SMR a punto de licenciarse y construirse, un lugar para hacerlo junto a las Atuchas) y una partida de presupuesto para hacerlo, terminarlo, ponerlo crítico, testearlo, mostrarlo y empezar a venderlo.
El encargado de estropear el negocio esta vez fue un petrolero radical, Jorge Lapeña. Despilfarró el presupuesto (en pesos) en tres sucesivos estudios de pre-factibilidad, todos los cuales concluyeron en que Argentina podía vender el CAREM en 30 países, lo mismo que la TAEK.
La CNEA, con Aldo Ferrer y Dan Beninson, ya había hecho sus estudios, que el Parlamento tomó por buenos. No se necesitaban 3 más. La pisada de pelota de Lapeña fue ilegal y deliberada. La ley MANDABA empezar la construcción.
Eran los tiempos de la inolvidable hiperinflación que terminó con De la Rúa en un helicóptero rumbo al olvido, y 40 muertos en Plaza de Mayo.
Lapeña se fumó en masturbaciones de consultoría el presupuesto votado para el primer SMR del mundo, hasta que perdió todo su valor. Cumplida la tarea, se volvió a su casa.
Usó un auto oficial, no le hizo falta helicóptero.
Así CAREM volvió a morir por segunda vez.
El gobierno de los Kirchner había perdido sus 3 primeros años en redescubrir el átomo (un griego se les adelantó 2500 por años). Pero finalmente logró esa tarea educativa la Dra. Norma Boero, nueva presidenta de la CNEA.
Norma fundó la Gerencia CAREM, el gobierno puso la plata y en 2006 se cavaron los cimiento del CAREM junto a las Atuchas. Se preveía terminar la obra en 2017, aunque se sabía que esta centralita de demostracíon tecnológica de 32 MWe iba a dar trabajo. La tecnología era muy nueva, y el diablo está en los detalles.
Se avanzó en el hormigonado de la obra civil, se empezaron a testear y fabricar los elementos metálicos del SSS (sistema de provisión de vapor de turbina), NA-SA puso mano, firmó arriba de un centenar de contratos con proveedores privados, mayormente metalúrgicos, y la obra dejó por fin de ser un pozo. Creció a una altura desde la cual se veía el puente Zárate-Brazo Largo, el enorme Paraná, sus caravanas interminables de chatas y barcos graneleros.
Se empezaba a vislumbrar un final de obra realista, más o menos en 2023 si el diablo no metía la cola.
Error: no fue el diablo, fue un gato. «Pasaron cosas», como maulló uno. Sí, exactamente, en 2015 sobrevino Macri.
La tercera muerte del CAREM estuvo a cargo de otro petrolero entre 2016 y 2021. Ofició de verdugo el primer Ministro de Energía de la Shell (pero no el último), el Ing. en petróleo Juan José Aranguren.
Mr. Shell redujo a la mitad TODO el presupuesto de TODA la CNEA con TODOS sus proyectos, CAREM a la cabeza, y el presidente Macri lo clavó en ese valor, y en pesos, todo mientras Sturzenegger y el Toto Caputo enterraban al país en recesión, inflación, deuda externa y fuga de capitales.
En 2018 Mr. Shell, contrito, decidió que el país estaba en default. Ajustó el nudo corredizo, pateó el banquito del condenado, y los proyectos nucleares empezaron a colgar, patalear u morirse.
Se fueron parando TODOs con larguísimos chirridos, como un tren que viene a media marcha y clava frenos, aunque la estación terminal está a la vista.
El gobierno de Alberto Fernández mató muchas cosas, entre ellas la voluntad del país en seguir siendo una especie de democracia. Pero no mató el CAREM. Venía fiambre y tieso, le faltaban sólo el cajón, el velorio y la carroza.
Es que al Tío Alberto se le había olvidado expulsar a las direcciones macristas de la CNEA y NA-SA. Nunca en la historia del conflicto humano, tantos le debieron tanta traición a tan pocos.
No obstante, en 2021, cuando la CNEA iba derecho viejo a la huelga general, el Tío Alberto y cierto peronismo residual redescubrieron por tercera vez el átomo. Y se nombró a nucleares sin prontuario en la CNEA y NA-SA, respectivamente a la Dra. Adriana Serquis y a Ing. José Luis Antúnez.
En su año y medio de presidencias, Serquis y Antúnez le enchufaron el cardioversor a NA-SA y la CNEA, así resucitaron de todo, y entre tantas bellas cosas, el CAREM. Serquis puso al frente del proyecto a la Dra. Sol Pedre, (a) «Levántate y anda», el CAREM resucitó un año y medio. Lo suficiente como para que a ambas expertas les cayera la ficha de que la nueva administración estatal de Pescarmona prefería, plácida, rascarse el higo y patinarse en canapés y vinos la plata necesaria para terminar el complejo recipiente de presión de este demostrador tecnológico.
Sol y Adriana se tragaron este canto rodado con muchos vasos de agua, y buscaron proveedor en España. La obra civil, delegada a Antúnez, salió de oxidarse y vegetar a un pique fulminante y CONUAR terminó un generador de testeo de un generador de vapor. Había 400 ingenieros, técnicos y operarios en la obra, trabajando como hormigas.
No se veía nada así en el «site» de las Atuchas desde que, en 2014, Antúnez completó Atucha 2, paralizada por radicales, menemistas aliancistas desde… ¿1983? Apa.
Pero dice el Martín Fierro: «Nunca faltan encontrones/cuando un pobre se divierte».
Fuera del caso del recipiente de presión y del testeo físico del generador de vapor, iba casi todo a todo, bueh, vapor. Pero en 2023 cundió Javier Milei y sobrevino Demián Reidel.
Como Gran Gauleiter Nuclear, o tal vez Zar, Reidel emitió un primer ukase: «el CAREM no sirve», y paró la obra. 400 ñatos a la calle, una gerencia disuelta, y decenas de contratos con proveedores, rotos. Ante la bronca unánime del ámbito nuclear, Reidel dijo que el CAREM no era vendible.
Y no miente, lo que es infrecuente. Los demostradores tecnológicos no son para vender. Sirven para mostrar algo en marcha y ver qué se rompe y qué no, pero conviene rediseñar. Los prototipos se parecen un poco más al artículo terminado, aunque tampoco son el artículo terminado. Eso lo sabe cualquiera, menos un mesadinerista dedicado a bicicletas financieras en Goldman Sachs y luego en JP Morgan.
El ACR-300, además no existe ni en planos, pero lo que es tratar, trata. Tiene una patente pedida por Meitner Energy, empresa de fantasía de Delaware, ese estado donde hay 10 veces más empresas inventadas que habitantes. Y en cuanto a patentes, en EEUU, donde se pueden patentar el malambo, la Luna y el fa sistenido, no se le niega una y un vaso de agua a nadie.
Otra cosa sería licenciar el ACR-300. Eso llevaría, con toda la furia, de 10 a 15 años, salvo que Milei decapite por decreto la Autoridad Regulatoria Nuclear y ponga nulidades y timberos marca cañón, como don Demián. Doppo, por ahora el ACR-300 es un power-point cuya única finalidad es impedir la terminación de nuestro CAREM 32, que al menos es hormigón, fierros, 40 años de ensayo de componentes, decenas de licenciamientos de la ARN y 37 años de intentos de construcción, mayormente saboteados.
El nuestro (no el de Reidel) es el 4to SMR más avanzado del mundo en obra, autorizaciones regulatorias sobre componentes y sistemas, en seguridad operativa, en back-up de proveedores industriales, y en licencia social.
Acto seguido, Reidel decretó que de ahí en más el SMR argentino sería un sueño o pesadilla llamado ACR-300. Tiene el defecto de no existir, el resto seguramente deben ser virtudes.
¿Para qué serviría el ACR-300 de Reidel si existiera, aunque sea un poquito? Para minar criptomonedas y dar potencia a futuros data centers dedicados a hostear las operaciones de inteligencia artificial de Elon Musk, de Google y de Amazon.
Bueno, eso en un país donde faltan 14.000 MW instalados de potencia firme, y donde desde Bahía Blanca hasta Punta Vírgenes, casi no hay agua potable.
La aplicación principal e inmediata del CAREM iba a ser dar potencia para desalinizar agua potable en la Patagonia. La segunda iba a ser generar industrias. electrointensivas y reales (vidrio, acero, aluminio, cemento) en las ciudades puerto de la costa.
En suma, el ACR-300 es la central equivocada propuesta por el badulaque equivocado para fines equivocados en el sitio equivocado. Es lamentable y estúpido (pero inevitable) que el pasquín de La Embajada ponga como ejemplos de SMRs a NuScale de 650 MWe, copiado del CAREM y protagonista de una quiebra de U$ 1.500 millones. Yo habría puesto al CAREM en el lugar que le dio la Agencia Europea de Energía, el cuarto.
Es lógico que Infobae mencione las dos centralitas chinas que van por la puesta en marcha, fundamentalmente el Linglong de 175 MWe, de refrigeración convectiva y por ello bastante parecido al CAREM (no digamos una copia, pero sí un homenaje).
Nos conmueve la amplitud de Roca, cuando considera los Afrikantov RITM rusos, de los cuales un par ya están dando potencia en Siberia Oriental. Son básicamente PWRs «mini», como el del submarino nuclear estadounidense Nautilus, botado en 1957. Los Afrikantov no tienen las vanas pretensiones de seguridad inherente del CAREM, no es casualidad que ya haya 2 operativos en la Santa Madre Rusia.
En todos estos casos, los SMRs citados se fueron abriendo paso, porque todo sabotaje de petroleras o de embajadas hostiles habría merecido cárcel, o al menos una piadosa ejecución pública.
Pero si quiere una radiografía imparcial del CAREM, desde 2015 estuvo 4 años en obra, y 6 con obra parada.
Otro modo de ver las cosas es que lo detuvieron sucesivamente Alfonsín, Menem, De la Rúa, Macri y ahora Milei. Todas en contra. El milagro es que haya llegado a un casi 70% de grado de avance
Ya no es el único SMR del planeta. Pero sin duda, ha recibido las letales atenciones de cinco asesinos seriales nativos, sin contar embajadas.
Hemos inventado el bondi, el dulce de leche, las empanadas, el Mantecol y -esto sí que tiene mérito- los asesinados seriales.
Pero el CAREM siempre resucita. Es obstinado. La muerte le queda chica.
Lo genial es que haya llegado adonde está. Y más genial va a ser barrer con los circunstanciales cipayos y zapallos que envenenan el aire del Programa Nuclear Argentino con su respiración, y terminarlo.
Hay en planes una versión de cuatro módulos con bombas sumergidas. Suman 400 MWe.
Cuando se vayan Milei, Reidel y su circo, terminaremos el demostrador de 32 MWe, y vamos a poner un prototipo de 400 o 500″nega» a dar agua potable y trabajo industrial calificado en la costa patagónica. Y lo exportaremos a quien corno se nos dé la gana y ponga la tarasca.
De las pesadillas como la actual, se sale despertándose, compatriotas.
Daniel E. Arias