Señalamos un hecho curioso. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, es uno de los actores más destacados del escenario político internacional. Y, cabe destacar, despierta fuertes simpatías en los sectores de la sociedad descontentos con la globalización. En Europa, hacia la «derecha», y en América Latina, hacia la «izquierda». (Una indicación más que esas categorías han perdido mucha relevancia).
Pero en la reunión del G20 en Buenos Aires recién terminada, Vladimir Vladimirovich tuvo un papel relativamente opaco. Puede haber sido una decisión suya: es evidente que no buscó oportunidades para figurar en esta visita.
Sin embardo, hubo desarrollos importantes. La Argentina y la Federación Rusa firmaron un acuerdo de colaboración científico-técnica en materia pesquera que forma parte de un «combo» que Putin y Macri conversaron durante el encuentro que mantuvieron en enero en Moscú, que incluyó la apertura del mercado ruso para la pesca y la habilitación de plantas y buques que se fue concretando a lo largo del año a excelente ritmo.
En efecto, ya hay 120 plantas pesqueras argentinas que están habilitadas para exportar a Rusia, y las exportaciones de langostinos, merluza hubsi, vieras y centolla crecen mes a mes, con fuerte inversión de empresarios rusos enfocados, más que nada, en acuicultura.
Además, crecieron fuertemente las exportaciones de carne de cerdo , al punto que hoy la Federación Rusa es el principal destino exportador de cerdo argentino. Se sigue trabajando para lograr el cierre de un acuerdo entre YPF y GAZPROM. Rusia y Argentina también firmaron un acuerdo de prórroga entre RTA y TV Novosti por tres años para la emisión de la señal Russia Today en la Argentina. Y se renovó el mecanismo de consultas políticas entre ambas cancillerías que fue suscripto por Faurie y por el mítico Sergei Lavrov.
El embajador argentino en Moscú, Ricardo Lagorio, anunció que el 17 de este mes se firmará un memorando entre el Mercosur y la Unión Económica Euroasiática (UEEA), que integran Rusia, Kazajistán y Bielorrusia desde el 2014, que sería el primer paso de un acuerdo de libre comercio entre ambas regiones. «Se trata de un mercado potencial de casi 500 millones de personas».
Sin embargo, se produjo otro episodio de descoordinación entre el anfitrión y el invitado, esta vez después del encuentro entre Mauricio Macri y Vladimir Putin. Cuando, después de la cena que tuvo lugar en el Salón Eva Perón de la Casa Rosada, se dirigieron a hacer la declaración ante los medios.
El presidente de la Federación Rusa anunció: «Hablamos sobre la creación de una estación de energía atómica en Argentina (para lo cual) tenemos un acuerdo firmado por el uso de energía atómica con fines pacíficos que va a ser muy importante». Pero luego, cuando el canciller Jorge Faurie fue consultado dijo que «en relación a la posibilidad de crear una central nuclear, ellos han ofrecido en distintas oportunidades esa posibilidad, pero la situación económica de nuestro país no permite encarar un proyecto de estas características, mucho menos en el corto y mediano plazo».
La firma de un «documento estratégico sobre cooperación en materia nuclear entre la Secretaría de Energía y ROSATOM, junto a una hoja de ruta de Cooperación en proyectos concreto en el ámbito de uso pacífico de la energía nuclear, y la cooperación de la producción y suministro de uranio y radioisótopos, reactores de de investigación, centrales nucleares de alta y baja potencia», hacen razonable la declaración de Putin.
Pero, como en el caso chino, las exigencias del “déficit (primario) cero”, y/o la presión estadounidense la hacen inviable. De eso hablamos en otra nota de hoy.
Igual, el presidente ruso no tomó a mal la cosa.»Existe el deseo de fortalecer la relación entre ambos países en todos los ámbitos, y hacer crecer la balanza comercial que a fin de año llegará a 1000 millones de dólares», expresó Putin, que gobierna Rusia desde hace 18 años y se plantea políticas de largo plazo.