El bipartidismo que gobernó la Unión Europea por 40 años ya no lo podrá hacer, como anticipó ayer Jaume Masdeu aquí. El Partido Popular Europeo, 1° minoría en estas elecciones, y el socialismo, segunda, perdieron la mayoría absoluta que mantenían y necesitarán aliarse con Liberales y Verdes para contener a los partidos euroescépticos -o eurófobos- que han logrado victorias en países tan importantes como Francia, Italia, Polonia y en Gran Bretaña, donde el Brexit fue un claro ganador.
Como ya comentamos en las redes sociales, la vieja pregunta de Kissinger «Si quiero hablar con Europa, ¿a quién llamo?» sigue sin respuesta. Ángela Merkel, Frau Europa, está en retirada y en su país crece la xenófoba AfD. Macron ha sufrido una derrota frente a Marine Le Pen. Y los dos gobernantes que pueden clamar victoria con los resultados de ayer, el nacionalista Matteo Salvini de Italia y el socialista Pedro Sánchez de España, no gobiernan países que sirvan de base de poder para cualquiera de esos dos proyectos opuestos.
Europa es todavía un centro de poder económico, industrial, tecnológico que se puede comparar sin desmedro con EE.UU. y China. Pero es un enano político. Y si el Brexit avanza en lo que aparece como un camino inevitable y Gran Bretaña se separa sin acuerdos, lo será más todavía.
A. B. F.