Facebook se sumó ayer a las empresas que han sido obligadas a cortar parcial o totalmente sus vínculos con Huawei, el fabricante chino de dispositivos de comunicación. Los nuevos smartphones de esa empresa no tendrán incorporadas las aplicaciones de la mayor red social mundial: Facebook, WhatsApp, Instagram y Messenger.
Facebook está «examinando» los textos oficiales de las autoridades estadounidenses y «tomará las medidas para cumplir» con las exigencias. Por ahora, Facebook suspende el sistema que permitía preinstalar sus aplicaciones en los dispositivos Huawei. Huawei ya aclaró que las apps de Facebook seguirán funcionando solo en los dispositivos ya vendidos y en stock.
Como muchas de las aplicaciones más populares, Facebook viene preinstalado en los smartphones, lo que es posible a través de la colaboración tecnológica de la empresa de Zuckerberg, que entre todas sus plataformas tiene 2.700 millones de usuarios, con Huawei.
En cambio, sin Facebook preinstalado y sin acceso a la tienda digital de Google, será imposible para los nuevos usuarios de los dispositivos Huawei acceder no solo a la red social, sino también a la gran mayoría de las aplicaciones más conocidas.
Desde que se desató la guerra comercial, la administración Trump ha prohibido la transferencia de tecnología de firmas estadounidenses a chinas, lo que provocó una reacción en cadena en el sector tecnológico.
La medida ha tenido también un impacto en las empresas estadounidenses, por la interdependencia de las industrias de ambos países y porque Huawei -que se ha convertido en el segundo mayor vendedor de smartphones del mundo- es un peso pesado del sector.
En la mayoría de las notas periodísticas que tratan el tema, se menciona una posible represalia: China podría bloquear sus exportaciones de «tierras raras», nombre con el que se conoce a los lantánidos, elementos químicos que son materia prima fundamental para el sector tecnológico y que la industria de Estados Unidos necesita en muchos sectores de tecnología avanzada.
En AgendAR, creemos que la consecuencia más significativa en el mediano plazo -si EE.UU. no da márcha atrás en breve con estas medidas- es que China establecerá, con sus aliados y clientes, y con los países que tengan motivos para oponerse o desconfiar de los EE.UU., los equivalentes de estas aplicaciones. Un ejemplo: el acuerdo con la Federación Rusa para el desarrollo de la tecnología 5G, que comentamos aquí. Internet ya no será global y habrá caído una «cortina de silicio».