El periodista Mariano Cuparo Ortiz apunta que el stock de las Leliq -las Letras de Liquidez que emite el Banco Central y que coloca exclusivamente en los bancos- marcó ayer un nuevo récord, al superar los $1,2 billones (millones de millones).
La espiralización comenzó el 1 de octubre del año pasado con la implementación del plan Dujovne/Sandleris de crecimiento cero en la base monetaria y llevó a que se acerque a alta velocidad a los niveles que desembocaron en la explosión de las Lebac, cuyo pico fue de $ 1,4 billones.
A principios de marzo, el stock superó por primera vez $ 1 billón y quedó a $ 500.000 millones del récord de las Lebac. Desde entonces, en sólo cuatro meses, ya recorrió la mitad de esa diferencia. La súper tasa, cuyo pago se acumula sobre el capital, hace que la bola circule a una velocidad cada vez mayor.
Lo cierto es que ayer el stock de estas letras en poder de los bancos se incrementó en $ 46.932 millones y alcanzó un total de $ 1.237.970 millones. El pico de las Lebac había sido en abril del 2018 cuando llegó a $ 1.459.031 millones. A diferencia de las Lebac, las Leliq tienen vencimiento semanal y el pago de los intereses del 59% que el BCRA le ofrece a sus tenedores se van acumulando. Durante la siguiente semana, el stock pasa a incorporar el valor de esos intereses. Sólo en lo que va de julio, el BCRA generó deuda por $ 57.048 millones por lo que ofrece con las Leliq.
Desde que empezó el actual programa monetario, los intereses realizados generaron un gasto cuasifiscal de $ 436.481 millones. Casi un tercio de la base monetaria. Esos intereses, al sumarse semana a semana al capital, son la explicación de la aceleración constante del stock.
Las Leliq son el instrumento clave del BCRA en su búsqueda de contener la demanda de dólares, que aun así hasta junio llegó a un drenaje neto de US$13.581 millones, en la «formación de activos en el exterior» de residentes y no residentes. De ahí la dificultad para bajar la tasa.
Esta operatoria está proporcionado beneficios altísimos -en papel- a los bancos. Es natural entonces que los préstamos a empresas se reduzcan al mínimo. Por lo que se presta al Estado, no es necesario hacer provisión por mora. O tal vez sí.