La semana pasada la agencia alemana DW publicó esta noticia: «El ministerio ruso de Defensa y una portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino desmienten la denuncia de Seúl sobre la violación de su espacio aéreo por bombarderos rusos y chinos. Japón, por su parte, reclama por violación de Seúl.
«Dos bombarderos Tu-95MS de las fuerzas armadas rusas efectuaron un vuelo planificado por encima de las aguas neutrales del mar de Japón», indicó un comunicado del ministerio ruso de Defensa, que niega que la Fuerza Aérea rusa haya violado el espacio aéreo surcoreano. El comunicado ruso añade que los surcoreanos no efectuaron ningún «disparo de advertencia», como habían afirmado.
El Ministerio de Exteriores de China, por su parte, en sintonía con la posición rusa, afirmó que la zona de identificación del espacio aéreo de Corea del Sur no es un espacio aéreo territorial y todos los países disfrutan de libertad de movimiento en él».
El gobierno japonés, por otro lado, ha presentado una protesta contra Corea del Sur y Rusia, luego que aviones de combate surcoreanos dispararan cientos de disparos de advertencia contra naves militares rusas el 20/7, aseguró el secretario jefe del gabinete japonés, Yoshihide Suga.
En AgendAR creemos que -como afirma desde su (alarmado) punto de vista la publicación Foreign Policy– que el significado de este incidente aéreo menor es indicar que la alianza de esos dos gigantes territoriales marca una nueva relación de poder en el Este de Asia.